El
desafío de seguir produciendo y cuidando el suelo
FADA
publicó la última medición del Índice FADA de participación del Estado en la renta agrícola,
afirma que el Estado se lleva $93,50 de cada $100 de renta que genera el campo.
El peso
de los diferentes impuestos e intervenciones estatales sobre el campo argentino
continúa creciendo.
La participación del Estado en la renta agrícola ha saltado de un promedio del
74% -75%, durante el periodo 2009-2013, al actual 93,5%. El motivo de este
salto no ha sido el incremento de los impuestos, sino la permanencia de
tributos como los derechos de exportación, provenientes de contexto con un
tipo de cambio real alto y buenos precios de los commodities agrícolas. La
situación actual es muy distinta: atraso cambiario, inflación y caída de los
precios internacionales.
Si se
toma como ejemplo la soja, se puede ver que hoy vale el 55% de lo que valía en
septiembre de 2012,
es decir, casi la mitad que hace 3 años. Esto provoca que la renta que genera
una hectárea
se reduzca y la participación del Estado crezca, ya que el derecho de
exportación, el tributo
más importante, actúa sobre el valor bruto, es decir, no tiene en cuenta los
costos para producir,
comercializar, transportar y administrar la producción.
Que el
Estado se apropie del 93,5% de la renta agrícola significa que la sumatoria de
los tributos (provinciales
y nacionales) y los costos de intervención, representan $93,50 de cada $100 que genera
una hectárea promedio.
La renta
es lo que vale la producción menos los costos, es decir, el resultado que se
obtiene al restar los
costos al valor a precios internacionales de la producción de esta hectárea.
La producción
y costos de esta hectárea se calculan utilizando los rindes, costos y
distancias al puerto
promedio a nivel nacional para los cultivos de soja, maíz, trigo y girasol y ponderando
los por la
participación de estos cultivos en el área sembrada nacional.
Así, se
obtiene la renta, la que se distribuye en el resultado de la producción, la
renta de la tierra y la
participación del Estado.
Los
costos de intervención, principal consecuencia de las restricciones a la
exportación aplicadas por el
gobierno Nacional (ROE), generan importantes efectos negativos en los mercados
de trigo y maíz.
Hoy el maíz se vende al 78% de su precio teórico en el mercado interno (efecto
ROE) y al 62% de su
precio internacional (efecto ROE más efecto derechos de exportación). Mientras
que
el trigo
se vende al 63% de su precio teórico dentro de Argentina y al 48% de su precio internacional.
Es por ello que muchas veces los productores dicen que tienen una “retención”
efectiva de 48% en maíz y 52% en trigo.
Este tema
de precio se traduce en un problema de rentabilidad y en incentivos negativos a cultivar
maíz y trigo. El problema radica en la necesidad de sembrar estos cultivos por
el bienestar
de los suelos.
Por un
lado, el maíz y el trigo aportan materia orgánica a la tierra, mientras que
cultivos como la soja la extraen. Por otro lado, la rotación es buena para
controlar las malezas, si se cultivan las mismas especies muy seguido aparecen
malezas resistentes y se deben utilizar más agroquímicos y más fuertes para
matarlas. Por lo que el problema de precio y rentabilidad se convierte en un
desafío para la sustentabilidad de la producción agrícola. Hoy se siembran 5
hectáreas de soja por cada una de maíz, cuando la relación debería estar lo más
cerca de 1 posible; y se están cultivando la mitad de hectáreasde trigo que en el 2002-2003
Que el
índice FADA mida la participación del Estado en el 93,5% expone un problema de rentabilidad
muy grande y explica el descontento de los productores rurales en todo el país.
Resultado
la campaña
que viene se van a cultivar menos hectáreas,más soja, menos maíz,menos trigo,
con menos tecnología y menos fertilización. Y la problemática se potencia en
las economías regionales.
El país
necesita un cambio urgente de políticas públicas para revertir esta situación,
mejorar la sustentabilidad,
producir más, exportar más y generar más empleo. Es necesario que los decisores
políticos comprendan que el tema excede al bolsillo del productor agropecuario,
que afecta al
suelo que le dejamos a nuestros hijos, que afecta de manera directa a las
economía del interior,
que incide sobre las exportaciones y la disponibilidad de dólares y que toca de
manera directa a
la generación de empleo genuino.
Con las
políticas correctas, se podrían generar medio millón de puestos de trabajo en
todo el país.
Publicado
por FADA. Junio 2015
Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina
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