El Museo del Bicentenario, inaugurado el 25 de mayo de 2011, incluye un
recorrido audiovisual de 14 estaciones históricas donde
el oficialismo expresa sin timidez su relato sobre los 205 años de la Patria
Por Silvia Mercado
A doce años de la asunción de Néstor Kirchner, y cuando la Presidente
insiste en gastar en actos populares y descomunales edificios simbólicos más de
lo que ningún otro gobierno de la democracia, es un buen momento para
escrudiñar otra obsesión de la familia presidencial,
su relato de los 200
años de la historia argentina.
En efecto, en el Museo del Bicentenario, inaugurado otro 25 de mayo, el del
2011, hay un recorrido audiovisual en 14 "estaciones" o etapas
históricas, donde se expresa sin timidez
la concepción oficialista, una
especie de nuevo revisionismo, que incorpora todos los prejuicios de los
historiadores revisionistas contra
Domingo Faustino Sarmiento,
Justo
José de Urquiza y
Julio Argentino Roca, por nombrar los casos más
conocidos, pero agrega una notable justificación al uso de las armas en la
lucha por el poder y también
nuevos héroes al panteón, el más notorio,
Néstor Carlos Kirchner.
Ya en la primera estación, se destaca una frase repetida tres o cuatro
veces, acerca de que la revolución de 1810 "debe sostenerse por las armas,
ante el intento de los españoles por sofocarla", como buscando darle un
contenido patriótico a la lucha armada de los 70. En la etapa conocida como
"la anarquía", de 1829 a 1861, que va desde la crisis de
gobernabilidad hasta el orden impuesto por Juan Manuel de Rosas y su exilio, se
destaca el esfuerzo por quien gobernara la Confederación, que "abre una
grieta, y quedan enfrentados dos sectores, en su intento de organización".
"
Una Nación, dos proyectos", especifica, y exhalta las
facultades extraordinarias que fueron necesarias para lograr el crecimiento
económico y el respeto frente a los imperios.
En la estación siguiente, la de la organización del Estado nacional, entre
1861-1890, caracterizada como "el proyecto liberal" de la generación
del 80, los federales "fueron derrotados por la fuerza", se realizó
la "inserción acelerada de la economía argentina" al mundo donde
nuestro país fue "limitado a ser proveedor de alimentos", y el sueño
de la Argentina moderna era "parecerse a los Estados Unidos".
Luego, durante el orden conservador, entre 1890 y 1916, los festejos del
Centenario se realizaron en el marco de "una gran conflictividad y en
medio de un Estado de sitio", y "el principal invitado fue la
monarquía decadente de la cual nos habíamos emancipado cien años atrás".
Sobre los años hegemonizados por el radicalismo, 1916-1930, es curioso que
se destaquen "las internas radicales", y sobre la llamada década
infame, de 1930 a 1945, un tramo del noticiero "Sucesos Argentinos"
que mostraba la represión contra el comunismo, en realidad, se produjo y emitió
durante el gobierno de Juan Domingo Perón.
En la etapa siguiente, el peronismo, 1945-1955, "la mayor
transformación política, económica y social hasta entonces", tiene más
protagonismo Eva Perón que su esposo, el presidente Perón. Hay un largo listado
de "realizaciones", hasta que "de repente", vienen los
bombardeos a la Plaza de Mayo, sin que se expliquen las razones del brutal
enfrentamiento entre argentinos que existía entonces.
Durante el período
1955-1968, llama la atención el desprecio hacia el gobierno de Arturo Frondizi,
sobre el que sólo se dice que Álvaro Alsogaray fue ministro de Economía y que
se produjo una "infamia", el contrato petrolero con una empresa
norteamericana. De Arturo Illia, tampoco hay mucho más. Que anuló esos contratos,
y que hubo un retorno frustrado de Perón.
En cuanto a los años comprendidos entre 1973-1976, además de Héctor
Cámpora, el protagonismo se lo lleva el Operativo Dorrego, realizado por
"militantes de la juventud peronista" con el Ejército. Sobre Ezeiza y
su tragedia, se dice que "hubo gente que tiró desde el escenario".
Acerca de los sucesos del 1 de mayo de 1974, se lo escucha a Perón quejarse por
"esos estúpidos que gritan", pero la culpa, para ese video, la tiene
solamente José López Rega, colocado junto al Presidente en el balcón, a quien
se lo enfoca para señalarlo como culpable. Por supuesto, en ningún momento
aparece o se pronuncia "Montoneros", "ERP",
"FAR". Las organizaciones armadas, para la historia oficial kirchnerista,
parecen no haber existido. En cambio, sí existió la Triple A.
Sobre la última dictadura militar, "la liberación de las fuerzas
productivas" queda demonizada porque es una frase que pronunció José
Alfredo Martínez de Hoz y también la planta de fabricación de papel de diario
Papel Prensa, porque fue inaugurada por Ernestina Herrera de Noble y Jorge
Rafael Videla. Por suerte termina con las elecciones del 30 de octubre de 1983,
aunque faltó que dijeran "lástima que ganó el radicalismo".
De la recuperación democrática, 1983/1989, se repiten imágenes de Raúl
Alfonsín hablando de ajuste, de "esto se llama economía de guerra y es
bueno que vayan sacando sus conclusiones", y frases por el estilo,
queriendo enrostrarle al líder radical sus fracasos en materia económica, sin
elogiarle sus tremendos logros institucionales.
En torno a la etapa siguiente, "El neoliberalismo", que para el
Museo del Bicentenario, empezó con Carlos Menem y continuó hasta el final de la
presidencia transitoria de Eduardo Duhalde, se destacan "la cirugía mayor
sin anestesia", la "desindustrialización", la venta de Entel y
demás empresas del Estado, el atentado de la Embajada de Israel y la AMIA, el
pacto de Olivos, un brindis entre Menem, Domingo Cavallo y Bernardo Neustadt.
También, la ley de flexibilización laboral del presidente Fernando de la Rúa,
los sobornos, la renuncia de Carlos "Chacho" Álvarez, los saqueos y
cacerolazos. De Duhalde, las recetas que "implementó de la dictadura
militar" para manejar la crisis y la represión en el puente Pueyrredón.
Finalmente, se llega a la última estación, casi el fin de la historia,
"La recuperación política, económica y social. El Bicentenario
2003-2010". Claro, la transformación, fue en la década peronista. La
recuperación de esos días felices, se operó desde el 25 de mayo de 2003. Los
logros son el espejo aumentado del 46 al 55, y no vale la pena enumerarlos,
porque con la propaganda oficial alcanza. Se resumen en lo que figura al final
del video, "el mayor ciclo de desarrollo en 200 años de historia
nacional" que, por supuesto, no se debe al ciclo inédito de transformación
de los términos de intercambio en la economía global, que benefició a todos los
países emergentes por igual, sino a que Néstor "encontró un país en
llamas" y supo "reconstruir el Estado", para lo que tuvo que
"enfrentarse a las corporaciones".
Obviamente, las estadísticas económicas y sociales terminan en el 2010 y
no van a tomarse el trabajo de actualizarlas, porque lo que vino a partir de
entonces fueron las consecuencias de un tiempo de bonanza mal administrado, o sea,
crisis energética, recesión, aumento del desempleo y la pobreza, desinversión
Todo en el Museo del Bicentenario está fríamente calculado. Para marcar
diferencias, están los mocasines gastados de Kirchner y los zapatos que parecen
caros y lustrosos de Menem. En la vitrina de recuerdos que se pueden comprar,
la foto del ministro Axel Kicillof está impresa en una fila de fundas de
anteojos que se exhiben entre una que tiene una estrella montonera en una punta
y la imagen de Evita Perón en la otra
La historia argentina según los Kirchner impacta por su maniqueísmo, malos
que son muy malos, que actúan solo para defender sus intereses, y buenos que
son buenísimos, porque entregan su vida a los demás, trabajando por y para el
pueblo.
Es bueno que sepamos que no solo los jóvenes kirchneristas están
absolutamente convencidos de que todo esto es cierto, sino que niños y jóvenes
de las escuelas del país colman diariamente las instalaciones del Museo, y
están entrando a la vida con ese relato, la versión K de la historia argentina.
Fuente: infobae