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17 oct 2009

Edificios en construcción



                               

Pudo haber sido una tragedia, como tantas otras que se desencadenaron desde que  en el país y la ciudad  comenzó el boom de la construcción. Pasó el lunes 12 de octubre en una vivienda de A.  Jaime Gil, en el transcurso de un día feriado cuando un puntal de madera más un barral de hierro cayeron pesadamente en el patio de la misma cuyos moradores fortuitamente no resultaron afectados. Y así fue uno más de los casos con que los medios nos informan de  situaciones que nos pintan de cuerpo entero en cuanto a conductas sociales se refiere. No vamos a detenernos en las causas que generaron este fenómeno de la construcción que dio impulso a la economía, pero las consecuencias son harto evidentes y  muchos de nuestros vecinos las padecen.

Ya publicamos la carta del Dr. Rogelio Sccopa donde señala las consecuencias que se han observado entre los damnificados por las obras realizadas en la ciudad. Hay muchos casos y muchos detalles que se desconocen porque no toman estado público, pero más de una úlcera tiene la marca registrada de este fenómeno.

¿Quién no conoce a alguien afectado por el tema, un familiar, un amigo, o el vecino de la otra cuadra?

 ¿Cuántos pagaron con salud los padecimientos generados por “la obra del al lado”?

 ¿Cuál es el real número de damnificados materiales  a los que les vendieron una “joyita”  bien cotizada en dólares que ahora hace agua por los cuatro costados? Y así podemos seguir.

Las discusiones siguen al respecto, pero tan sólo el bajón de la economía pudo moderar el impulso de la construcción, que no es indeseable desde luego, pero que requiere reglas de juego que permitan la convivencia de una población ya establecida con los emprendimientos de aquellos que llegan y ejecutan sin reparar en quien está al lado.Que las cosas siguen su curso lo expresan claramente lo sucedido hace unos días en esa vivienda en cuyo patio cayó una estructura de la construcción vecina.

Entonces los inspectores en la calle clausuraron varias obras que adolecen de las bandejas protectoras que la nueva ordenanza promulgada el 6 de Agosto establece que deben tener, que son metálicas o de madera en lugar de las hechas con tejido. Fíjese en el detalle, la ordenanza señala que dichas bandejas deben tener  bordes de contención y estar sujetas con hierros o cadenas en vez de alambre de fardo!!. Justo aquí, en el reino de lo “atadito con alambre”, a lo mejor es mucho pedir.

Claro, es lamentable que los controles no sean a priori, como también es lamentable que las empresas que se ven involucradas y a las que les clausuran sus obras no cumplan lo estipulado porque son conocedoras del tema, dado que hace rato que están participando de esta tarea,  y así han  logrado  extraordinarias ganancias.

¿Cómo se denomina esta irresponsabilidad de poner en juego la vida de la gente ya sea operarios o vecinos?

¿La Universidad argentina no enseña como prioridad en cada rama del saber,  el trabajar para el bienestar de la población y no sólo para el lucro y la rentabilidad empresaria?

¿Contemplan alguna  escala de valores los profesionales que planifican y ejecutan las obras?

  Los logros de los vecinos autoconvocados, son magros, para los padecimientos que soportaron y soportan ante esta situación, y  a raíz del caso señalado el tema de los controles vuelve a la consideración pública y nos enteramos entonces que  según las estadísticas, el 60% de las construcciones no tienen bandejas de contención tal como las exige la nueva  legis­lación.

Eso de hacerse el distraído a costa de poner en riesgo la integridad física de la población ya sean los simples ciudadanos o los  obreros del sector es de una perversidad que roza lo inmoral. Ojalá algún día los prósperos empresarios, lo entiendan.

CIUDADANOS AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO

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