María Soledad Morales: a 25 años de un crimen que sacudió al país
El asesinato de la chica catamarqueña marcó un quiebre y dejó al descubierto el lado más siniestro del poder feudal
"Todo está igual, agravado por el tema de la droga" M Pelloni
Marcó un antes y un después. Sacudió al país y
puso al descubierto el lado más siniestro y vergonzoso del poder feudal
en algunas provincias del país, revelando entonces los vínculos turbios
entre las fuerzas de seguridad, la justicia y el poder político. El
crimen de María Soledad Morales, de 17 años, se descubrió la mañana del
10 de septiembre de 1990, cuando trabajadores de vialidad encontraron su
cuerpo mutilado y semiescondido en inmediaciones de la cancha de fútbol
de Parque Daza, a unos siete kilómetros de la capital catamarqueña.
Los informes médicos aseguraron que la joven
había sido violada y asesinada 48 horas antes del hallazgo de su cuerpo,
entre la noche del 7 y la madrugada del 8 de septiembre. Luego se supo
que le habían cortado las orejas y le desfiguraron el rostro a golpes. A
partir de ese hallazgo, siete jueces investigaron el caso y, entre
sospechas de encubrimiento y de protección política, la causa fue
elevada a juicio oral.
EL ESCANDALO
Ya los primeros rumores en la provincia
decían que los responsables eran parientes de funcionarios, llamados
coloquialmente “los hijos del poder”. Se trataba de los jóvenes
Guillermo Luque (hijo del diputado nacional Angel Luque); Pablo y Diego
Jalil (sobrinos del intendente José Jalil); y Miguel Angel Ferreyra
(hijo del jefe de Policía provincial). Se tardó más de dos meses en
abrir la investigación judicial y, una vez que la justicia intervino, el
favoritismo hacia los posibles involucrados fue evidente.
En esas condiciones, el diputado peronista
Angel Luque llegó a declarar que si su hijo hubiera sido el asesino, el
cadáver no habría aparecido nunca. El escándalo llevó a la expulsión del
diputado del Congreso y a que en 1991 el gobierno nacional, a cargo de
Carlos Menem, interviniera primero el poder judicial de la provincia,
luego el poder legislativo y finalmente el poder ejecutivo, destituyendo
al entonces gobernador Ramón Saadi, continuador de una larga tradición
de gobernadores pertenecientes a su familia.
El caso dio nacimiento a las multitudinarias
“marchas del silencio”, encabezadas por los padres de María Soledad -Ada
y Elías Morales- y la monja Martha Pelloni, quien desde un primer
momento denunció la connivencia entre el poder político y los asesinos
de la joven estudiante. El crimen impactó tanto que en 1993 el director
de cine Héctor Olivera -autor de La Patagonia rebelde y La noche de los lápices - filmó El caso María Soledad , aún antes de que la Justicia determinara quiénes habían sido los culpables.
Tres años después, en 1996, el tribunal
compuesto por los jueces Alejandro Ortiz Iramaín, Juan Carlos Sampayo y
Alejandra Martínez Azar dio inicio al debate oral que tuvo a Guillermo
Luque y a Luis Raúl Tula acusados por el crimen con diferentes grados de
participación. Sin embargo, este juicio debió suspenderse ante escenas
de fraude que fueron captadas por las cámaras de televisión que en ese
momento transmitían en vivo y en directo las jornadas del debate (los
gestos del juez Sampayo evidenciaron una actitud parcial y marcaron un
nuevo escándalo en el caso). Así, otro tribunal compuesto por los jueces
Santiago Olmedo de Arzuaga, Jorge Alvarez Morales y Edgardo Alvarez
decidió retomar el debate al año siguiente y, el 27 de febrero de 1998,
Luque fue condenado a 21 años de prisión y Tula a 9 años por “violación
seguida de muerte agravada por el uso de estupefacientes”.
Tula, que ahora tiene 54 años, cumplió la
totalidad de la condena, mientras que Luque, actualmente de 49 años,
pasó en prisión 14 años y, al cumplir dos tercios de la pena, obtuvo la
libertad condicional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios publicados son de responsabilidad exclusiva de quien los envíe. No siempre refleja nuestra opinión.