Realmente fue facisnante. Ya conocemos la calidad de los musicales de Cibrián y Mahler, en este ver como actor a Pepito Cibrián en los roles de Miguel de Cervantes y Don Quijote colma las espectativas, notablemente acompañado por Cecilia Milone, Raúl Lavié y un electo brillante.
La acción de la obra transcurre en una prisión de la
Inquisición a la que llega el personaje de Cervantes. En el sórdido ambiente y con la intención
de hacer una "defensa" de sí mismo frente a sus compañeros de infortunio, el
escritor revive su historia más famosa, esa del Caballero de la Triste Figura.
Pero más allá de los detalles técnicos, desde las actuaciones, las voces reconocidas y admiradas, la puesta en escena, lo sorprendente para el público es recuperar aggiornado el mensaje de esperanza en la búsqueda del bien, y esta obra se convierte entonces movilizadoramente en un empujoncito para no dejarnos vencer por los obstáculos, persiguiendo las utopías.
La belleza del mensaje y la gracia del talento que emociona hacen de este espectáculo uno de los puntos altos de las visitas que recibimos en la ciudad. Otra muestra de lo que somos capaces de hacer los argentinos, a pesar de todo. Bien valió poder acceder a reconocerlo desde la platea.
CIUDADANOS AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO
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