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22 jun 2014

Mundial de Fútbol: da para todo

Hasta los ataques terroristas se tiñeron de fútbol

Por Pedro Luque

Desde mensajes guerrilleros hasta capturas de narcotraficantes, desde sangrientos ataques hasta muertes absurdas, por estos días todo está relacionado, de alguna forma, con el Mundial de Brasil.


Por estos días, el Mundial de Brasil lo abarca todo, marca el ritmo de la vida. El planeta parece haber cambiado de curso y girar en torno a una pelota. Tanto es así que incluso atentados terroristas, mensajes guerrilleros, capturas de jefes narcos, muertes absurdas y abruptos descensos de criminalidad están relacionados con el esperado campeonato. Hoy, todo está teñido de fútbol.
En un cine de Damaturu, en el remoto norte de Nigeria, decenas de personas se reunieron el martes por la noche para ver el partido de Brasil y México. Mientras se jugaba el encuentro, un coche-bomba explotó frente al cine, lo que dejó 14 muertos y al menos 26 heridos. “Estamos profundamente entristecidos por el trágico incidente en Nigeria. La Fifa condena cualquier forma de violencia”, expresó la entidad internacional.

Las autoridades nigerianas habían prohibido la transmisión de cualquier partido del Mundial en lugares públicos. Temían, y con razón, un ataque de Boko Haram, la agrupación terrorista que hace dos meses secuestró a casi 300 niñas en un colegio no muy lejos de Damaturu.
Sólo dos días antes del atentado contra el cine, en la ciudad de Mpeketoni, cerca de la turística costa de Kenia, islamistas radicales somalíes mataron a 48 personas mientras miraban el Mundial. Los terroristas golpeaban puerta por puerta y baleaban a quienes no eran musulmanes ni hablaban somalí.
En un comunicado, el grupo radical Al Shabab reivindicó el ataque, en un país que hasta hace poco era bastión de la estabilidad en el este africano. Son los mismos terroristas que en septiembre provocaron una matanza de 67 personas en un asalto que duró varios días a un shopping de Nairobi. Son los mismos que, durante el Mundial de Sudáfrica 2010, mataron a 74 personas en Kampala, capital de Uganda, en atentados múltiples que tuvieron como objetivo dos lugares donde se miraba la final del campeonato.

Kenia no participa de este Mundial, pero lo vive con tanto fervor que el presidente envió a la selección de fútbol a Brasil para que vea el torneo en directo. Incluso en la ciudad de Kisumu, en el oeste del país, se redujo de forma drástica la criminalidad desde que el balón empezó a rodar en San Pablo. “Los jóvenes tienen algo en que ocuparse”, explicó un jefe de la policía.

El fanatismo ante todo

Los colombianos también se caracterizan por vivir el fútbol con pasión, incluso los guerrilleros. Alfredo Hernández, alias “Mocho”, un jefe del Ejército de Liberación Nacional (ELN), fue detenido la semana pasada en una casa recién acondicionada para ver el Mundial en una zona rural e inhóspita del norte del país. El insurgente había hecho instalar una gran antena de televisión para no perderse un partido.

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) no quisieron ser menos apasionadas y enviaron un mensaje para desearle “éxito y gloria” a la selección cafetera.
Otro que se dejó llevar por el fervor futbolero fue José Díaz Barajas, un narcotraficante mejicano buscado por la Interpol. El lunes por la noche fue arrestado en el aeropuerto de Río de Janeiro, cuando pretendía tomar un vuelo hacia Fortaleza para asistir al partido de México y Brasil.

Pero las noticias más insólitas llegan desde China, donde las autoridades informaron el martes que tres fanáticos del fútbol murieron de agotamiento por dejar de dormir para ver los partidos del Mundial. Las ciudades chinas tienen una diferencia de 11 horas con Brasilia.
Como si eso fuera poco, en los sitios web del gigante asiático abundan los vendedores de certificados médicos truchos que, por 20 yuanes (26 pesos argentinos), brindan coartadas perfectas a los fanáticos trasnochadores.

Lo llamativo es que China no logró entrar a este Mundial, ni siquiera con la dirección técnica del español José Antonio Camacho, uno de los exponentes de “la Furia” de los años ’80. Pero no pelear por la copa es lo de menos: está claro que la pasión por el fútbol no deja a nadie afuera.


Fuente:La Voz 21.06.14

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