Elecciones en la UNRC: nueva conducción y un resultado para el análisis

Rovere ganó por 20 puntos y es el nuevo rector de la Universidad

Por Gonzalo Dal Bianco

La lista 14 se impuso con comodidad y evitó la segunda vuelta. Triunfó en cuatro de las cinco facultades. Perdió por poco margen en Exactas

Un contundente triunfo logró anoche la fórmula para el Rectorado integrada por Roberto Rovere y Jorge González, que le sacó una ventaja de 20 puntos a la del oficialismo encabezada por el actual rector Marcelo Ruiz y la docente de Económicas, Florencia Granato.

La amplia distancia se advirtió desde el mismo cierre de las urnas, poco después de las 18, en el clima del búnker que cada sector había montado en distintos lugares de la casa de altos estudios.

Cuando ingresó el acta final de los estudiantes de Humanas, Rovere alcanzó el 57,45% contra el 37,87% del oficialismo. Eran las 22.30, pero los festejos se habían desatado dos horas antes, cuando la dupla vencedora quebró la barrera del 50% de los votos ponderados y así se imponía en primera vuelta, evitando el balotaje. Los gritos y los abrazos se concentraron en el decanato de Agronomía y Veterinaria, donde Rovere jugaba de local. Condujo esa facultad luego de haber sido secretario en esa misma unidad académica, cuando el decano era Aníbal Bessone. Entre un cargo y otro, Rovere fue secretario general de la Universidad durante la gestión de Oscar Spada, cuando compartió gabinete con su compañero de fórmula, Jorge González, encargado de la administración desde la Secretaría de Economía.

En el resultado hubo muchas variables que influyeron, pero un par de situaciones fueron clave: el resultado en la Facultad de Exactas y la magra cosecha alcanzada por Ruiz en Económicas, donde esperaba un mejor rendimiento, especialmente por ser la facultad de origen de su compañera de fórmula.

La mayor distancia de la lista ganadora se dio en Ingeniería, una facultad especialmente refractaria de la conducción universitaria actual. Un resultado similar obtuvo la lista 14 en Agronomía y Veterinaria, donde Rovere fue decano y luego le siguieron en la gestión integrantes de su grupo interno. En orden decreciente, Económicas también mostró una buena distancia y cerró Humanas, en la que Rovere también se alzó con un triunfo, aunque algo más ajustado. Esas cuatro facultades fueron las que respaldaron desde su conducción al proyecto de la lista 14. La foto del lanzamiento de Rovere-González en el Pabellón 1 con los cuatro decanos sentados en primera fila fue un mojón importante en la campaña. Filas más atrás, se ubicaron referentes de diversos espacios políticos que terminaron de conjugar un frente heterogéneo que resultó potente en las urnas.

La comunidad universitaria, con este resultado, terminó cambiando a dos oficialismos de manera consecutiva. Perdió Spada cuando era rector en manos de Ruiz, y cuatro años más tarde, el turno fue del actual rector, que cayó de manera contundente en las urnas.

Pero además, dejó un par de datos históricos más: es la primera vez en 25 años que un rector no logra un segundo mandato y debe dejar su lugar en el primer turno electoral que enfrenta; y por otro lado, será la primera vez que la casa de altos estudios tiene en su conducción a un médico veterinario elegido en las urnas. Además, desde 1990 que una elección no se resuelve en primera vuelta. Alberto Cantero había alcanzado ese logro en aquella oportunidad.

Varias generaciones se sumaron a los festejos alrededor de Rovere y González. Estaba el padre de este último, y la nieta del flamante rector electo. Todos intentaban abrirse paso entre pasillos atestados de gente que se sumaba a los festejos y que se confundían en abrazos.

Pasadas las 21 y mientras los ganadores habían ido a reconocer el trabajo de los integrantes de la Junta Electoral, llegaron al decanato de Agronomía y Veterinaria el rector Marcelo Ruiz y Florencia Granato a saludar a la dupla electa y reconocer la derrota. Estaba junto a ellos el vicerrector Javier Salminis y parte de la conducción actual. Los adversarios se estrecharon en un abrazo en medio de miradas dolidas y de felicidad que se mezclaron por unos pocos minutos, suficientes para que surja un grito ronco de “¡Viva la Universidad!”.