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7 abr 2015

Boxeo de luto : los interrogantes sobre la muerte de Néstor Rojo

Destino Rojo: la muerte, entre el infortunio y las faltas de siempre

¿Qué pasó en la trágica pelea del boxeador cordobés? Se cumplió el reglamento en el ring, pero fallaron debajo del mismo.

Por Andrés Mooney 

Dos pares de guantes, dos cabezales, dos golpes al cuerpo, un error grosero y una víctima fatal. La ecuación arrojó un resultado perverso: la muerte de un pibe de apenas 17 años. Néstor Rojo dejó el mundo tras perder por nocaut y, con su partida, regó la tierra de interrogantes. "Mandinga" fue víctima de un cóctel de mala suerte y negligencia. 

La suerte estaba echada

Ni los estudios médicos, ni la revisión rutinaria del día. Nada de eso falló en las horas previas al campanazo inicial. Tampoco se trató de una pelea desigual. Rojo llegó el sábado al salón "Nicanor Hernández" de Puerto San Julián como llega cualquier boxeador debidamente federado: con su licencia habilitante al día para afrontar una pelea más. A contramano de parte de lo mucho que se dijo en las últimas horas sobre su deceso, todo estaba en regla en su exitosa vida deportiva.
Previo a subirse al ring, el médico de turno lo revisó como es habitual y, tras el chequeo, "Mandinga" ascendió al cuadrilátero con la seguridad propia de quien acumula variados pergaminos.

Tampoco falló la aplicación del reglamento en cuanto a la edad de los boxeadores. Rojo, de 17 años (categoría juvenil), podía pelear contra Leonardo Báez, un púgil mayor, siempre y cuando lo hiciera a no más de tres rounds y con cabezales, tal como ocurrió. Así lo indica el reglamento argentino de boxeo en su artículo 15.03: "Un boxeador clase juveniles solo podrá combatir con boxeadores de la clase mayores una vez cumplidos los diecisiete (17) años".

Un golpe a la zona hepática y otro al plexo solar. El segundo, fatal. Así se fue a la lona Rojo y tras estos golpes, falleció. Ni un excesivo castigo ni un cúmulo de envíos a la cabeza. Extrañamente, el cordobés perdió la vida al recibir manos en las zonas "blandas". La autopsia determinó que la muerte se produjo por un shock cardiogénico.

Errores conocidos, ¿errores fatales?

Nadie se atreve a afirmar qué hubiese ocurrido si Rojo, tras caer desvanecido, hubiera recibido asistencia inmediata. Si bien el médico que debe hacerse presente en todo festival de boxeo estuvo esa noche al costado del cuadrilátero, hubo una falla grosera: el evento se inició y continuó sin la presencia de una ambulancia. Recién cuando el cordobés se descompensó, llamaron a una que, como anticipó A la Vera del Ring, demoró en llegar. "No había ambulancia. Vino una a los 15 o 20 minutos, él (por Néstor) ya había pasado otros 10 en el ring. Se murió por los golpes, pero no sabemos si se hubiera podido salvar con una ambulancia a tiempo", sostuvo Gabriel Rojo, el hermano mayor de Néstor, también boxeador, que esa noche peleó y empató.
Es probable que, aun con un automóvil médico con el motor encendido, listo para salir de urgencia, el destino de Rojo hubiera sido el mismo. Sin embargo, la falla forma parte de frecuentes infracciones en las que pretenden incurrir numerosos organizadores de boxeo. "Se confiaron en que no iba a pasar nada y, lamentablemente, pasó", se lamentó Raúl Paniagua, avezado maestro que entrenó a Rojo durante su estadía en Río Gallegos y lo dirigió esa fatídica noche. Basta con frecuentar un puñado de festivales en cualquier punto del país para advertir que, cuando la ambulancia no llega a tiempo y el fiscal de turno avisa que el evento no podrá comenzar, el promotor se molesta y alega incoherencias del tipo: "Pero si son chicos amateurs, no hay riesgo. ¡Nunca pasó nada!".
En Puerto San Julián, una ciudad de 11.500 habitantes, la familia Tenorio es sinónimo de boxeo. El sábado, José fue el árbitro del combate entre Báez y Rojo, y Alejandro Fabián, su hijo, estuvo en la esquina del vencedor. Uno arbitró, el otro dirigió. "Puede sonar como algo malo el hecho de que hagan todo entre ellos. Incluso la mujer de José a veces hace de fiscal y, otras veces, atiende el buffet. Pero son gente buena, trabajadora, están hace mucho en el boxeo", explicó Paniagua, tío de Sergio "Maravilla" Martínez.
Esta vez, la desgracia golpeó la puerta de los Tenorio y, en mucho peor medida, de los Rojo. Será tarea del mundo boxístico tomar conciencia de la importancia de cumplir a rajatabla el reglamento para que, si cabe una mínima posibilidad de torcer un destino oscuro, hacerlo a tiempo.


Fuente: A la Vera del Ring 06.04.15

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