Por Jorge F. Legarda
Nobleza obliga, habrá que reconocer que, si esta Semana Santanos hemos sentido especialmente bendecidos, un poco deberíamos agradecérselo, así sea a regañadientes, al demonio; es decir, al monopolio. Antes de que nos lluevan las acusaciones de sacrilegio y apostasía, pedimos un instante de reflexión: es que con sus infundadas y
calumniosas acusaciones sobre unas cuentas secretas en paraísos fiscales, conectadas con la también inexistente transferencia de tecnología nuclear a nuestros amigos iraníes, el grupo Clarín logró sacar a la cancha, una vez más, a la principal reserva política y moral del proyecto nacional y popular, el más importante pichón de estadista que ha alumbrado la década ganada, el príncipe soñado de Río Gallegos: ese cuadro que después de su. memorable discurso del sanseacabó en un estadio pletórico de fervor militante nos había dejado con ganas de más, ese que todos los soldados del modelo con aspiraciones de llegar aunque sea a sargentos quieren tener en sus listas, ese que —como dice Hebe— tiene aterrorizada con un miedo que ni te cuento a la oposición con su humildad (!), brillantez (!!) y vocación de trabajo (!!!). Está bien que de cualquier forma nadie le había creído a esa revista brasileña Veja (¿transferencia nuclear a Irán? Es como si los ingleses nos espiaran porque sospechan que vamos a volver a invadir las Malvinas), seguramente una aliada de Magnetto, pero no podía alegrarnos más la decisión de Máximo de no dejar pasar el artero ataque y responder con la altura que cabía esperar de alguien de su linaje.
Lo primero que hay que destacar es la formidable capacidad oratoria de quien tiene a quien salir. Tanto que no salió mal librado de la comparación con la mami, que ese mismo día habría de desnudar ante nosotros su alma y confesar su dolor por el frío de los corazones de los compañeros que se olvidaron de dónde vinieron y, por no querer darles un poquito de todo lo que ganaron en la década ganada a aquellos que al parecer no ganaron tanto —esos que Axel no sabe cuántos son para no estigmatizarlos, no sé si los ubica—le hacen paro al gobierno que, de tan justo y equitativo que fue en eso de redistribuir la riqueza, logró que los pasajeros del tren ganen cuatro veces menos que el chofer que no los deja ir a trabajar.
Pero antes de esa conmovedora lección de solidaridad de la exitosa empresaria hotelera, el nene demostró que no lo asustan las comparaciones, y que además de manejarse con soltura en el atril, también es un león cuando un periodista incisivo e implacable como Víctor Hugo lo pone contra las cuerdas. Porque mirá que salvo por naderías como los negocios familiares, los alquileres de Lázaro y
Cristóbal, su hipotética declaración indagato ria si lo citan por la causa Hotesur, los puestitos de "coordinadores" de esto y aquello de la patrona y el cuñado, o en qué ha laburado en los últimos doce años, le preguntó de todo pero de todo. Y las respuestas fueron para llenarnos de orgullo y esperanza.
En primer lugar, está la desmentida terminante de que tenga o haya tenido, o tuviera o tuviere o pueda volver a tener cuentas en el exterior. Nunca, nunca, nunca, nunca. Y si lo dice un Kirchner, nada menos que cuatro veces, no hay manera de no creerle. Pero por si hiciera falta alguna otra prueba además de la palabra de un hombre de honor, aclaró que desde 2002 no sale del país. Claro, porque en lugares como las islas Caimán, caracterizados por el rigor y la meticulosidad de sus bancos, para abrir una cuenta, si no va el titular en persona con toda la documentación en regla, certificado buco-dental y pruebas fehacientes sobre el origen de la plata, te sacan corriendo; no es como si las pudiera abrir en tu nombre un monotributista con ganas de cambiar de categoría, un no socio con el que se tienen relaciones comerciales o el marido vendehumo de una estrella de la farándula.
Pero más importante que esa aclaración, que descontábamos por anticipado, es la confirmación de que Máximo podría estar en una lista en las próximas elecciones, en respuesta al operativo clamor que se alza entre quienes piensan que semejante genio político está un poco subutilizado. Parece que en Santa Cruz no va a poder ser porque en intención de voto no llega a los dos dígitos, acaso porque sus vecinos de toda la vida, que tanto quieren ala familia, lamentarían que descuidara la celosa vigilancia de los bienes reunidos con tanto sacrificio por sus progenitores abogados exitosos. Nosotros sabemos que será seguramente capaz de compatibilizar su cuidado de los negocios familiares con cualquier deber de gestión que tenga ganas de asumir —es más, nos atrevemos a apostar que el patrimonio, lejos de languidecer, seguirá en alza gracias a su visión—, pero si no levanta en las encuestas ya se está pensando en traerlo a la provincia de Buenos Aires, reproduciendo una transferencia que la mami y el papi realizaron con singular éxito. Una movida política sagaz, que esperemos no se frustre por algún exceso de formalismo, como el molesto detalle de que no nació en Buenos Aires ni vivió ahí nunca, nunca, nunca, nunca.
Pero bueno, como diría la mami, no nos atemos los rulos, que todavía falta para salir a celebrar. Como el propio Máximo se encargó de aclarárselo a Víctor Hugo, su futuro político lo "decidirán los compañeros". Por supuesto, porque como lo revela la historia, la horizontalidad en la toma de decisiones es una característica central del peronismo y en particular del kirchnerismo, donde cada medida económica, cada estrategia política, y sobre todo cada postulación a un cargo electivo surge de un debate profundo, vívido y pluralista entre los compañeros: debate que, como resultado de una cultura política que tantas satisfacciones nos ha dado a los argentinos, siempre termina bien porque después de las acaloradas y medulosas discusiones los compañeros resuelven democráticamente, por unanimidad, hacer lo que se le canta al infalible líder o la infalible lideresa.
Fuente:Puntal
calumniosas acusaciones sobre unas cuentas secretas en paraísos fiscales, conectadas con la también inexistente transferencia de tecnología nuclear a nuestros amigos iraníes, el grupo Clarín logró sacar a la cancha, una vez más, a la principal reserva política y moral del proyecto nacional y popular, el más importante pichón de estadista que ha alumbrado la década ganada, el príncipe soñado de Río Gallegos: ese cuadro que después de su. memorable discurso del sanseacabó en un estadio pletórico de fervor militante nos había dejado con ganas de más, ese que todos los soldados del modelo con aspiraciones de llegar aunque sea a sargentos quieren tener en sus listas, ese que —como dice Hebe— tiene aterrorizada con un miedo que ni te cuento a la oposición con su humildad (!), brillantez (!!) y vocación de trabajo (!!!). Está bien que de cualquier forma nadie le había creído a esa revista brasileña Veja (¿transferencia nuclear a Irán? Es como si los ingleses nos espiaran porque sospechan que vamos a volver a invadir las Malvinas), seguramente una aliada de Magnetto, pero no podía alegrarnos más la decisión de Máximo de no dejar pasar el artero ataque y responder con la altura que cabía esperar de alguien de su linaje.
Lo primero que hay que destacar es la formidable capacidad oratoria de quien tiene a quien salir. Tanto que no salió mal librado de la comparación con la mami, que ese mismo día habría de desnudar ante nosotros su alma y confesar su dolor por el frío de los corazones de los compañeros que se olvidaron de dónde vinieron y, por no querer darles un poquito de todo lo que ganaron en la década ganada a aquellos que al parecer no ganaron tanto —esos que Axel no sabe cuántos son para no estigmatizarlos, no sé si los ubica—le hacen paro al gobierno que, de tan justo y equitativo que fue en eso de redistribuir la riqueza, logró que los pasajeros del tren ganen cuatro veces menos que el chofer que no los deja ir a trabajar.
Pero antes de esa conmovedora lección de solidaridad de la exitosa empresaria hotelera, el nene demostró que no lo asustan las comparaciones, y que además de manejarse con soltura en el atril, también es un león cuando un periodista incisivo e implacable como Víctor Hugo lo pone contra las cuerdas. Porque mirá que salvo por naderías como los negocios familiares, los alquileres de Lázaro y
Cristóbal, su hipotética declaración indagato ria si lo citan por la causa Hotesur, los puestitos de "coordinadores" de esto y aquello de la patrona y el cuñado, o en qué ha laburado en los últimos doce años, le preguntó de todo pero de todo. Y las respuestas fueron para llenarnos de orgullo y esperanza.
En primer lugar, está la desmentida terminante de que tenga o haya tenido, o tuviera o tuviere o pueda volver a tener cuentas en el exterior. Nunca, nunca, nunca, nunca. Y si lo dice un Kirchner, nada menos que cuatro veces, no hay manera de no creerle. Pero por si hiciera falta alguna otra prueba además de la palabra de un hombre de honor, aclaró que desde 2002 no sale del país. Claro, porque en lugares como las islas Caimán, caracterizados por el rigor y la meticulosidad de sus bancos, para abrir una cuenta, si no va el titular en persona con toda la documentación en regla, certificado buco-dental y pruebas fehacientes sobre el origen de la plata, te sacan corriendo; no es como si las pudiera abrir en tu nombre un monotributista con ganas de cambiar de categoría, un no socio con el que se tienen relaciones comerciales o el marido vendehumo de una estrella de la farándula.
Pero más importante que esa aclaración, que descontábamos por anticipado, es la confirmación de que Máximo podría estar en una lista en las próximas elecciones, en respuesta al operativo clamor que se alza entre quienes piensan que semejante genio político está un poco subutilizado. Parece que en Santa Cruz no va a poder ser porque en intención de voto no llega a los dos dígitos, acaso porque sus vecinos de toda la vida, que tanto quieren ala familia, lamentarían que descuidara la celosa vigilancia de los bienes reunidos con tanto sacrificio por sus progenitores abogados exitosos. Nosotros sabemos que será seguramente capaz de compatibilizar su cuidado de los negocios familiares con cualquier deber de gestión que tenga ganas de asumir —es más, nos atrevemos a apostar que el patrimonio, lejos de languidecer, seguirá en alza gracias a su visión—, pero si no levanta en las encuestas ya se está pensando en traerlo a la provincia de Buenos Aires, reproduciendo una transferencia que la mami y el papi realizaron con singular éxito. Una movida política sagaz, que esperemos no se frustre por algún exceso de formalismo, como el molesto detalle de que no nació en Buenos Aires ni vivió ahí nunca, nunca, nunca, nunca.
Pero bueno, como diría la mami, no nos atemos los rulos, que todavía falta para salir a celebrar. Como el propio Máximo se encargó de aclarárselo a Víctor Hugo, su futuro político lo "decidirán los compañeros". Por supuesto, porque como lo revela la historia, la horizontalidad en la toma de decisiones es una característica central del peronismo y en particular del kirchnerismo, donde cada medida económica, cada estrategia política, y sobre todo cada postulación a un cargo electivo surge de un debate profundo, vívido y pluralista entre los compañeros: debate que, como resultado de una cultura política que tantas satisfacciones nos ha dado a los argentinos, siempre termina bien porque después de las acaloradas y medulosas discusiones los compañeros resuelven democráticamente, por unanimidad, hacer lo que se le canta al infalible líder o la infalible lideresa.
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