Un
accidente que nos debe mover a la reflexión es el que sucedió en Paul Groussac
y Yaraví, calles de Banda Norte. Allí colisionaron una moto y un colectivo del
transporte urbano, lo increíble es que la conductora de la moto era una piba de
11 años. Para más agravantes iba sin casco y acompañada por su padre. A
consecuencia del impacto la niña está grave en Terapia Intensiva del Hospital
San Antonio de Padua.
Las
consecuencias de la imprudencia engrosan las ya impresionantes estadísticas de
accidentes de tránsito, y a cada rato apreciamos las infracciones en la
conducción de vehículos, desde no usar el casco ni el cinturón de seguridad, pasar semáforos en rojo, usar el celular
cuando conducen, no respetar las sendas peatonales, etc, etc, etc.
Cada
vez nos sorprenden menos los accidentes que acontecen en las calles de nuestra
ciudad atiborradas de vehículos, y al parecer nos estamos volviendo como
sociedad cada vez más insensatos. Este caso sería una muestra.
La
responsabilidad de los padres es fundamental para lograr hacer tomar conciencia
a los menores de las medidas de seguridad que deben respetar, entre otras la
edad que los habilita para conducir vehículos. Si un papá se sienta como
acompañante y deja una moto en manos de una niña ¿Qué podemos esperar? Este
nuevo accidente que roza la irracionalidad debe hacernos necesariamente pensar
que pretendemos para nuestros hijos y como estamos preparados para educarlos y
protegerlos.
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