Se conmemoran hoy 45 años del
inicio del Cordobazo, esas jornadas vividas en Córdoba capital que significaron
un punto de inflexión para el gobierno militar encabezado por el general Juan
Carlos Onganía. No sucedió de buenas a primeras sino que el clima social fue
gestando, fogoneado por los reclamos de los sectores más dinámicos de la
sociedad, este episodio culminante concretado en una jornada de protesta
inigualable que socavó la sustentabilidad de un gobierno de facto.
¿Por qué no recordarlo con el
relato minucioso y encendido de Rodolfo Walsh ?
Por Rodolfo Walsh*
Trabajadores metalúrgicos, del transporte y otros gremios declaran paros para los días 15 y 16 de Mayo, en razón de las quitas zonales y el no reconocimiento de la antigüedad por transferencias de empresas.
Los obreros mecánicos realizaban una asamblea y son
reprimidos, defienden sus derechos en una verdadera batalla campal en el centro
de la ciudad el día 14 de Mayo.
Los atropellos, la opresión, el desconocimiento de
un sin números de derechos, la vergüenza de todos los actos de gobierno, los
problemas del estudiantado y los centros vecinales se suman.
Se paraliza totalmente la ciudad el 16 de mayo.
Nadie trabaja. Todos protestan. El gobierno reprime.
En Corrientes es asesinado el estudiante Juan José
Cabral. Se dispone el cierre de la Universidad.
Todas las organizaciones estudiantiles protestan.
Se preparan actos y manifestaciones. Se trabaja en común acuerdo con la CGT.
El día 18 es asesinado en Rosario, el estudiante
Adolfo Ramón Bello. Se realiza con estudiantes, obreros y sacerdotes
tercermundistas una marcha de silencio en homenaje a los caídos.
El 23 de Mayo es ocupado el Barrio Clínicas por los
estudiantes y son apoyados por el resto del movimiento estudiantil.
El 26 de Mayo el movimiento obrero de Córdoba
resuelve un paro general de las actividades de 37 horas a partir de las 11
horas, para el 29 de Mayo, con abandono de trabajo y concentraciones públicas
de protesta.
Los estudiantes adhieren en todo a las resoluciones
de la CGT. Los estudiantes organizan y los obreros también. Millares y millares
de volantes reclamando la vigencia de los derechos conculcados inundan la
ciudad los días previos.
El 29 de Mayo amanece tenso. Los trabajadores de
luz y fuerza son atacados con bombas de gases a la altura de Rioja y Gral. Paz.
Una vez más la represión está marcha.
Las columnas de los trabajadores de las fábricas
automotrices llegan a la ciudad y son atacados. El comercio cierra sus puertas
y la gente inunda las calles.
Corre la noticia de la muerte de Máximo Mena,
obrero mecánico. Se produce un estallido popular, la rebeldía contra tanta
injusticia, contra los asesinatos, contra los atropellos. La policía retrocede.
Nadie controla la situación.
Es el pueblo. Son las bases sindicales y
estudiantes que luchan enardecidas. El apoyo total de la población.
Es la toma de conciencia contra tantas
prohibiciones. Nada de tutelas ni usurpadores del poder, ni de cómplices
participacionistas.
El saldo de la batalla de Córdoba, "El
Cordobazo", es trágico. Decenas de muertos, cientos de heridos. Pero la
dignidad y el coraje de un pueblo florecen y marcan una página histórica
argentina y latinoamericana que no se borrará jamás.
En medio de esa lucha por la justicia, la libertad
y el imperio de la voluntad del pueblo, sepamos unirnos para construir una
sociedad más justa, donde el hombre no sea lobo del hombre, sino su hermano.
"Nuestras clases dominantes han procurado
siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan
héroes ni mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas
anteriores. La experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan.
La historia aparece así como propiedad privada
cuyos dueños son los dueños de todas las cosas. Esta vez es posible que se
quiebre el círculo..."
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