"El problema está entre mirar a los ojos a una persona o mirar a un nombre en una pantalla".
Este vídeo sin decir nada nuevo, simplemente nos hace por un momento pensar en la forma de vivir del mundo actual del cual somos parte y en consecuencia responsables.
CIUDADANOS AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO
"Este poema es una lección enseñada a través de una historia de amor, en
un mundo en el que estamos constantemente buscando maneras más simples
de conectarnos, pero en el que siempre terminamos estando solos", cuenta Gary Turk, el director.
Surgen a partir de las palabras vertidas en el video demasiados interrogantes...Mírelo y piense un poco en nuestra realidad...en su casa, sus hijos, sus amigos. ¿Realmente estamos creando un mundo donde las relaciones son una utopía que se satisface a través de una pantalla? ¿Tenemos capacidad para ponernos límites a nosotros y a nuestros hijos cómo para enseñarles a no perderse lo verdaderamente importante de la vida ? ¿Nuestros niños excedidos de peso, apoltronados en sus sillones mueven los pulgares para sus jueguitos electrónicos como toda actividad física, y no corren o tienen todo ese movimiento y vitalidad que hace incomparable a la infancia?
La tecnología revolucionó al mundo actual, sus avances vertiginosos nos sorprenden y brindan enorme utilidad en todas las ramas de la ciencia, mejorando la vida de la gente desde infinitos puntos de vista. Su penetración en el ámbito doméstico como medio de comunicación tiene aristas positivas incuestionables brindándonos posibilidades antes impensadas. Hasta aquí todo bien.... el problema empieza cuando deriva en excesos que generan adicciones y dependencias. Entonces, esa tecnología llámese celular o redes o jueguitos de cualquiera de estos tipos, pasan a ser un árbol que no nos deja ver el bosque y ese bosque es nada menos que la vida misma que no se cuenta a través de una pantalla.
Poco pueden hacer los padres por controlar a sus niños, si son presos ellos mismos de estas trampas y en las familias no se dedica tiempo a compartir las vivencias de cada día, posibilitando que se ensanche una brecha generacional que no solo nos aísla sino que nos separa llevando a que nuestros chicos se vuelvan seres más egoístas e insensibles al entorno real, ese de su casa, de mamá y papá, de los abuelos y la familia. No se habla, no se comparte, no hay temas comunes, todo pasa por la pantalla y si no está ahí no importa. De pronto somos todos desconocidos bajo un mismo techo, entonces.... ¿Cómo podemos poner límites?
CIUDADANOS AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO
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