En 2 meses llovió la mitad de lo que se espera para el año en Río Cuarto
Para el titular de la cátedra de Agrometeorología de la Universidad Nacional de Río Cuarto, Roberto Seiler, “el dato” de lo ocurrido por las lluvias este verano es que “en dos meses ya llovió la mitad de lo que llueve en un año en la ciudad”.
En diálogo con Café Digital, Seiler aseguró que “se registraron 430 milímetros en 60 días, una cifra atípica, principalmente en febrero, mes en el que en 14 días de los 28 hubo precipitaciones”.
Consideró que “para el sector agrícola productivo 90 milímetros en enero es normal, pero 290 en febrero, no. Y si le sumamos que en la madrugada del primero de marzo cayeron 60 milímetros más, es impensado”.
Según Seiler “si bien no fueron lluvias muy intensas, se mantuvieron en el tiempo a lo largo del 50 por ciento de los días de febrero”.
“Lo mismo ocurrió en las sierras de Comechingones que acumularon agua y por la geografía natural se va canalizando por la pendiente por medio de los arroyos y ríos. Esas lluvias intensas que provocan caudales rápidos inundan sectores del este regional buscando la cuenca del Plata”, explicó. Y admitió que “hay depresiones en el suelo que forman ollas donde se estanca el agua e inunda amplios sectores de la llanura, como ocurrió en Idiazábal, La Carlota y Villa María”.
Seiler agregó que “si al caudal de los ríos y arroyos cargados con las intensas lluvias se le suma que abren las compuertas de los diques para aliciar los lagos, se incrementan los riesgos en la seguridad de la población”.
Consideró que “lluvias de 300 milímetros caídas en 3 o 4 horas es imposible de prever o pronosticar. Se puede tener una visión de altos milimitrajes como ese en 4 o 5 días, que es distinto. Pero todo en pocas horas provoca un impacto mayor e inesperado”.
“Estos fenómenos extremos pueden ser parte del cambio climático por el calentamiento global que favorecen estos desastres naturales (también los incendios), con mayor frecuencia, aunque considero que hay que centrar el trabajo en el aspecto de la prevención del impacto en la población y adaptarse a estas catástrofes, porque en los momentos de crisis no dan los tiempos para trasladar los equipos o maquinarias necesarias, por ejemplo. Entonces hay que estar preparados”, expresó.
Dijo que “la hipótesis es que las lluvias son más intensas y frecuentes”.
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Fuente: Puntal 06 .03.15
Para el titular de la cátedra de Agrometeorología de la Universidad Nacional de Río Cuarto, Roberto Seiler, “el dato” de lo ocurrido por las lluvias este verano es que “en dos meses ya llovió la mitad de lo que llueve en un año en la ciudad”.
En diálogo con Café Digital, Seiler aseguró que “se registraron 430 milímetros en 60 días, una cifra atípica, principalmente en febrero, mes en el que en 14 días de los 28 hubo precipitaciones”.
Consideró que “para el sector agrícola productivo 90 milímetros en enero es normal, pero 290 en febrero, no. Y si le sumamos que en la madrugada del primero de marzo cayeron 60 milímetros más, es impensado”.
Según Seiler “si bien no fueron lluvias muy intensas, se mantuvieron en el tiempo a lo largo del 50 por ciento de los días de febrero”.
“Lo mismo ocurrió en las sierras de Comechingones que acumularon agua y por la geografía natural se va canalizando por la pendiente por medio de los arroyos y ríos. Esas lluvias intensas que provocan caudales rápidos inundan sectores del este regional buscando la cuenca del Plata”, explicó. Y admitió que “hay depresiones en el suelo que forman ollas donde se estanca el agua e inunda amplios sectores de la llanura, como ocurrió en Idiazábal, La Carlota y Villa María”.
Seiler agregó que “si al caudal de los ríos y arroyos cargados con las intensas lluvias se le suma que abren las compuertas de los diques para aliciar los lagos, se incrementan los riesgos en la seguridad de la población”.
Consideró que “lluvias de 300 milímetros caídas en 3 o 4 horas es imposible de prever o pronosticar. Se puede tener una visión de altos milimitrajes como ese en 4 o 5 días, que es distinto. Pero todo en pocas horas provoca un impacto mayor e inesperado”.
“Estos fenómenos extremos pueden ser parte del cambio climático por el calentamiento global que favorecen estos desastres naturales (también los incendios), con mayor frecuencia, aunque considero que hay que centrar el trabajo en el aspecto de la prevención del impacto en la población y adaptarse a estas catástrofes, porque en los momentos de crisis no dan los tiempos para trasladar los equipos o maquinarias necesarias, por ejemplo. Entonces hay que estar preparados”, expresó.
Dijo que “la hipótesis es que las lluvias son más intensas y frecuentes”.
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Fuente: Puntal 06 .03.15
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