El ‘caso Nisman’ ahonda la fractura social y política en Argentina
Kirchnerista o antikirchnerista. Con Clarín
o con el Gobierno… La polaridad que padece Argentina ha cruzado una
línea roja con la muerte de Alberto Nisman, el fiscal de 51 años que acusó el miércoles a la presidenta Cristina Fernández
de encubrir a terroristas iraníes. Desde el Gobierno se asegura que
Nisman actuó condicionado por un “sector mafioso” de los Servicios de
Inteligencia, cuya cúpula descabezó la presidenta en pasado diciembre. Y
en la calle, miles de personas se manifestaron la noche de lunes
en varias ciudades argentinas para exigir transparencia en la
investigación de la muerte de Nisman. Muchos de los manifestantes
llevaban carteles con el lema “Yo soy Nisman”.
Pero, al día siguiente, también había quienes criticaban a Nisman.
El periodista Hernán Brienza, declaraba en Radio Nacional: “Yo no sé
qué significa ser Nisman. ¿Significa haber hecho una investigación y una
acusación gravísima contra la primera magistratura de la nación sin
pruebas y sin haber tenido demasiados elementos? ¿O significa, teniendo
en cuenta las presiones, el temor al fracaso o las posibles presiones
que haya sufrido en términos políticos o mafiosos? No sé exactamente qué
significa ser Nisman. ¿Ser Nisman es haber negociado durante diez años
con el sector más sucio de la SIDE [la actual Secretaría de
Inteligencia] la investigación en la AMIA [Asociación Mutual Israelita Argentina]?”.
Para periodistas y sectores próximos al
Gobierno, el fiscal pudo padecer un momento terrible de miedo al fracaso
al saber que el lunes tendría que presentar pruebas ante el Parlamento
de la grave acusación que había hecho contra la presidenta.
Los diputados oficialistas habían advertido de que lo iban a someter a
una dura batería de preguntas. Y puede que Nisman no aguantara la
presión. Esa es la versión próxima al Gobierno. Pero desde fuentes
cercanas a la familia se duda incluso de que Nisman se haya suicidado, a pesar de que las primeras pruebas periciales indicaron que no hubo intervención de terceras personas en su muerte.
En ese contexto, la presidenta del Gobierno
difundió un mensaje en Facebook el lunes por la noche que enardeció los
ánimos de quienes creen que el fiscal no se suicidó. Fernández habló de
suicidio y dijo que Nisman aprovechó la conmoción que habían causado los atentados terroristas de París
para presentar su denuncia. La presidenta dio a entender que el fiscal
actuaba con una intencionalidad política, en un contexto sensible al
que, según ella, contribuyeron varios titulares del diario Clarín y bajo
las órdenes de alguien. “¿Quién fue el que ordenó volver al país al
fiscal Nisman el día 12 de enero, dejando inclusive a su pequeña hija
sola en el aeropuerto de Barajas, interrumpiendo vacaciones familiares y
licencia en el trabajo que habían comenzado el primero de enero y
debían finalizar más allá del 20?”, preguntó Fernández.
Sea suicidio o asesinato, el manto de desconfianza ha cubierto la investigación sobre la muerte de Nisman.
Lo resumió el dirigente opositor del Frente Renovador, Sergio Massa,
cuando calificó el suceso como una “mancha enorme al proceso
democrático”, “una mancha de sangre enorme para las instituciones y a la
democracia”. Massa dijo que hubiera sido bueno que la presidenta
hablara para transmitir tranquilidad, en vez de usar Facebook. Y apeló a
la unidad de los políticos, a no sacar provecho este año, a solo unos
meses de las elecciones presidenciales. Pero la unidad está muy lejos de
alcanzarse.
Los jueces deberán investigar qué sucedió con
Nisman. Pero tendrán que hacerlo en este clima viciado. Y mientras
tanto, aún se está lejos de encontrar respuesta a las preguntas que
perseguía Nisman desde hacía diez años: ¿Quiénes colocaron el coche bomba frente a la sede de la AMIA?
¿Quiénes mataron a 85 personas esa mañana del 18 de julio de 1994?
¿Quiénes fueron los ejecutores y autores intelectuales? El fiscal acusó a
Fernández de encubrir a los terroristas. Y Fernández asegura que lo que
se está haciendo ahora es “desviar, mentir, tapar, confundir”.
Fuente: El País .Buenos Aires 21 ENE 2015 -
Fuente: El País .Buenos Aires 21 ENE 2015 -
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