Al borde de las lágrimas, el filósofo y escritor Santiago Kovadloff expresó esta mañana el dolor que sintió ayer en el sepelio al fiscal Alberto Nisman, hallado muerto el pasado 18 de enero en su departamento de Puerto Madero.
En diálogo con Marcelo Longobardi en radio Mitre, Kovadloff contó su experiencia de haber leído un texto en el entierro de Nisman, frente a las hijas y el círculo íntimo del fiscal especial de la causa AMIA en el cementerio judía de La Tablada. "La orfandad de sus hijas es también la nuestra", expresó el filósofo, con la voz quebrada.
A continuación, la emotiva entrevista:
Marcelo Longobardi: -¿Cómo estás?
Santiago Kovadloff: -No se puede estar bien porque, ser testigo y partícipe al mismo tiempo de esta atmósfera y de esta tragedia y tener 72 años, como tengo yo, es estar abrumado por la eternidad de este día en que vive la Argentina a merced del delito, con instituciones frágiles que te impiden sentir que el país haya aprendido de su experiencia.
La sensación de indefensión, no sólo del riesgo de la individualidad, sino la orfandad de un país y la incapacidad que tenemos de aprender de las experiencias.
Todo esto genera una atmósfera que va unida a la tenacidad que uno quiere y debe, y que su dignidad le pide. Pero a merced de una sensación de pérdida, de repetición infinita.
No estoy bien. La Argentina no tiene rumbo.
No sabés lo que eran los ojos de la hija mayor fijados en los míos cuando yo leía. La más chiquita no estaba donde estaba. Su cabecita estaba en otro lado mientras escuchaba la tierra que caía sobre el ataúd de su padre. Y la carucha de la nena mayor, mirándome. Su orfandad era también la nuestra.
Con los ojos mirándome a mí, como diciendo "¿de qué estás hablando?". Y ese cementerio... que como todo es la expresión de una tragedia. Ese rito judío y esa letanía terrible. Y esa oración que dice "gracias Señor por haberlo tenido entre nosotros". Es muy fuerte.
Somos hombres que insisten, y sí. Insisten e insisten [solloza y se quiebra]. ¿En qué? ¡En que las palabras no se conviertan en una basura!
L:-Esta atmósfera que transmitís tiene otra cara. Hay un sector de la Argentina, más o menos visible, que no está en lo mismo.
K: -No está en lo mismo. Habita otro país. Es invulnerable a la magnitud de la muerte. Es invulnerable al crimen porque lo entiende como parte de una patraña orientada hacia la destitución de un gobierno constitucional.
Es absolutamente impermeable a la verdad de los hechos y se aferra a su ideología con la ceguera del fanatismo. Esa dualidad, ese desgarramiento terrible de dos realidades que se confrontan y parecen combatirse entre sí son en el fondo una dificultad muy profunda para hacer de nuestro país un solo país. Para hacer de nuestro dolor un solo dolor. Para hacer de nuestra conciencia crítica la conciencia crítica de un pueblo.
Fuente: La Nación 30.01.15
En diálogo con Marcelo Longobardi en radio Mitre, Kovadloff contó su experiencia de haber leído un texto en el entierro de Nisman, frente a las hijas y el círculo íntimo del fiscal especial de la causa AMIA en el cementerio judía de La Tablada. "La orfandad de sus hijas es también la nuestra", expresó el filósofo, con la voz quebrada.
A continuación, la emotiva entrevista:
Marcelo Longobardi: -¿Cómo estás?
Santiago Kovadloff: -No se puede estar bien porque, ser testigo y partícipe al mismo tiempo de esta atmósfera y de esta tragedia y tener 72 años, como tengo yo, es estar abrumado por la eternidad de este día en que vive la Argentina a merced del delito, con instituciones frágiles que te impiden sentir que el país haya aprendido de su experiencia.
La sensación de indefensión, no sólo del riesgo de la individualidad, sino la orfandad de un país y la incapacidad que tenemos de aprender de las experiencias.
Todo esto genera una atmósfera que va unida a la tenacidad que uno quiere y debe, y que su dignidad le pide. Pero a merced de una sensación de pérdida, de repetición infinita.
No estoy bien. La Argentina no tiene rumbo.
No sabés lo que eran los ojos de la hija mayor fijados en los míos cuando yo leía. La más chiquita no estaba donde estaba. Su cabecita estaba en otro lado mientras escuchaba la tierra que caía sobre el ataúd de su padre. Y la carucha de la nena mayor, mirándome. Su orfandad era también la nuestra.
Con los ojos mirándome a mí, como diciendo "¿de qué estás hablando?". Y ese cementerio... que como todo es la expresión de una tragedia. Ese rito judío y esa letanía terrible. Y esa oración que dice "gracias Señor por haberlo tenido entre nosotros". Es muy fuerte.
Somos hombres que insisten, y sí. Insisten e insisten [solloza y se quiebra]. ¿En qué? ¡En que las palabras no se conviertan en una basura!
L:-Esta atmósfera que transmitís tiene otra cara. Hay un sector de la Argentina, más o menos visible, que no está en lo mismo.
K: -No está en lo mismo. Habita otro país. Es invulnerable a la magnitud de la muerte. Es invulnerable al crimen porque lo entiende como parte de una patraña orientada hacia la destitución de un gobierno constitucional.
Es absolutamente impermeable a la verdad de los hechos y se aferra a su ideología con la ceguera del fanatismo. Esa dualidad, ese desgarramiento terrible de dos realidades que se confrontan y parecen combatirse entre sí son en el fondo una dificultad muy profunda para hacer de nuestro país un solo país. Para hacer de nuestro dolor un solo dolor. Para hacer de nuestra conciencia crítica la conciencia crítica de un pueblo.
Fuente: La Nación 30.01.15
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