Las lluvias con registros importantes
que soportamos en esta región del país,
durante este mes de febrero, no solo causaron y causan inconvenientes de todo
tipo sino que desnudaron una vez más la falta de obras de infraestructura que
padecemos crónicamente.
La ciudad muestra calles intransitables
y se hace oír el reclamo de los vecinos porque los problemas no son menores. No se
puede circular por la mayoría de las calles de tierra y las imágenes son
elocuentes, no es un capricho querer transitar por una calle, es una necesidad
elemental para la vida diaria de las familias. ¿Y si hay una urgencia? ¿Qué pasa si se necesita un servicio de
urgencia? Una simple pregunta que los funcionarios no podrían responder por más
voluntad que le pongan.
Pasemos a lo que se vive con las rutas.
El corte de la ruta 36 es un tema de difícil resolución,
allí hay en las proximidades de Alcira
Gigena, la laguna Riveros que vimos crecer desde hace muchos años, desbordó.
La solución es a la luz del sentido común, bastante difícil y se ensayó una
alternativa que ya vemos duró poco tiempo, a la par que generó serias
dificultades para los productores de la zona. Además señalan que otros
productores apurados por las fuertes precipitaciones parece que se pasan el
agua de un campo a otro sumando problemas a la ya difícil situación. ¿Será un sálvese quien pueda?
Los caminos
rurales por donde sale buena parte de la producción de la provincia, esa
que aporta entre otras cosas, el “yuyo” para las arcas del decaído tesoro de la
república que tanto reclaman desde el gobierno nacional, están como las calles
de nuestra ciudad, intransitables. Nunca llegan no digamos el asfalto, sino el
mínimo mantenimiento. Por estas horas vecinos de Bengolea están aislados y
sobreviven ellos y el ganado gracias a que transitan por campos vecinos. ¿Qué
tal la situación de estos “gringos de m…..” como los calificó recientemente en la Fiesta
del Trigo la banda “La Mancha de Rolando”
de los amigos de Boudou.
Si se tomaran la molestia de analizar
los datos los responsables de las distintas conducciones, quizás apreciarían
cuantos accidentes se han producido
estos días por el calamitoso estado de las vías de circulación. No hay que
lamentar víctimas fatales, pero si inconvenientes de todo tipo para los
usuarios que pagamos la nafta más cara
gracias a la tasa impuesta paradójicamente para lograr recuperar lo que la desidia
y corrupción nos está negando: caminos para transitar libremente como nos
autoriza y sabiamente nuestra Constitución.
Ante tanta impotencia de la gente que
padece esta situación, una noticia es un paliativo: la empresa concesionaria del peaje sobre ruta 36, decidió dejar de cobrar
en el puesto Arroyo Tegua, mientras la ruta permanezca cortada. Sinceramente pagar para no poder pasar, es una
paradoja digna de realismo mágico a la que nos tiene tan acostumbrada esta
realidad nuestra de todos los días.
Mientras tanto y apresuradamente tratan de mejorar la situación
en La Carlota donde el fantasma de
lo ocurrido por el desborde del río Cuarto pesa y mucho sobre la preocupada
población. La ruta 8, impone un desvío, así están las cosas.
Demasiados apurones para soluciones que
demoran en llegar en épocas normales, si es que las hay, y que la naturaleza en el primer embate en serio se ocupar de mostrar
impiadosamente, una vez más… “las cosas se cuentan solas solo hay que saber
mirar”.
CIUDADANOS AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO
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