La crisis se hace sentir y en los comedores cocinan el doble de comida que hace tan sólo cinco meses. Las principales causas
La recesión se hace sentir en los sectores más pobres. Se crean algunos empleos precarios por la merma en la rentabilidad de las pymes y la caída en la construcción y otros sectores, y se cortan changas y empleos informales. El indicador que revela el impacto social de la recesión con alta inflación es el aumento de la cantidad de gente que asiste a comedores populares, según pudo relevar PERFIL en varios centros asistenciales de Capital y Gran Buenos Aires.
Beatriz Antúnez es hija de la santiagueña Margarita Barrientos, responsable del comedor Los Piletones. “En estos últimos cinco meses pasamos de hacer dos ollas de guiso a cuatro”, comentó. Además, señaló: “Cocinamos 410 kilos de comida para 2.400 personas que vienen a almorzar y cenar. A principios de año eran 1.600 los que venían”.
Juan Luis Bour, especialista en el estudio del mercado de trabajo de la Fundación de Investigaciones Económicas para Latinoamérica (FIEL), dijo: “En una recesión, es esperable que caiga el empleo formal privado y que algunos consigan trabajos informales. Estos sectores enfrentan una inflación aun más elevada, ya que consumen mayor cantidad de alimentos y bebidas, rubro que tuvo un alza de precios del 43% interanual frente al 40,3% del total de la economía”. Según datos que estimó el economista sobre la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec y otros registros, el trabajo informal creció 3,2% en el primer trimestre de 2014, comparado con el mismo período del año anterior.
Para Verónica Sosa, de Economía y Regiones, el desempleo actual es “levemente más bajo que en la crisis de 2008 y 2009”. “Ahora tenemos 7,1% de desempleo, frente al 7,9% y 8,4% del primer trimestre de esos años, respectivamente”.
En la Obra San José, situada en el barrio porteño de San Cristóbal, se juntan entre ochenta y cien personas a la mañana, un número que no implica un salto respecto de cómo empezó el año. “Lo que veo ahora son más jóvenes de 25 a 30 años. Antes venía gente más grande, se quedaba un rato y se iba a buscar algún trabajo. Ahora llegan chicos que se quedan y no tienen motivaciones”. Manuel Lozano es el encargado de la Fundación Sí, y asegura que los comedores cumplen un rol fundamental ya que se han convertido en centros de desarrollo integral, sobre todo para que los jóvenes vuelvan a tener esperanzas”.
Por otro lado, el jueves la Universidad Católica Argentina (UCA) presentó el Informe de la Deuda Social, en el que se señala que cuatro de cada diez hogares consideraban “insuficientes” sus ingresos para “satisfacer sus necesidades de consumo”. Asimismo, indica que uno de cada diez hogares de los principales centros urbanos presenta “déficits en alguno de los indicadores de pobreza estructural”. En tanto, asegura que en los últimos cuatro años los estratos de menores ingresos tuvieron mayor inestabilidad en sus posibilidades de trabajo.
Fuente:Perfil
La recesión se hace sentir en los sectores más pobres. Se crean algunos empleos precarios por la merma en la rentabilidad de las pymes y la caída en la construcción y otros sectores, y se cortan changas y empleos informales. El indicador que revela el impacto social de la recesión con alta inflación es el aumento de la cantidad de gente que asiste a comedores populares, según pudo relevar PERFIL en varios centros asistenciales de Capital y Gran Buenos Aires.
Beatriz Antúnez es hija de la santiagueña Margarita Barrientos, responsable del comedor Los Piletones. “En estos últimos cinco meses pasamos de hacer dos ollas de guiso a cuatro”, comentó. Además, señaló: “Cocinamos 410 kilos de comida para 2.400 personas que vienen a almorzar y cenar. A principios de año eran 1.600 los que venían”.
Juan Luis Bour, especialista en el estudio del mercado de trabajo de la Fundación de Investigaciones Económicas para Latinoamérica (FIEL), dijo: “En una recesión, es esperable que caiga el empleo formal privado y que algunos consigan trabajos informales. Estos sectores enfrentan una inflación aun más elevada, ya que consumen mayor cantidad de alimentos y bebidas, rubro que tuvo un alza de precios del 43% interanual frente al 40,3% del total de la economía”. Según datos que estimó el economista sobre la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec y otros registros, el trabajo informal creció 3,2% en el primer trimestre de 2014, comparado con el mismo período del año anterior.
Para Verónica Sosa, de Economía y Regiones, el desempleo actual es “levemente más bajo que en la crisis de 2008 y 2009”. “Ahora tenemos 7,1% de desempleo, frente al 7,9% y 8,4% del primer trimestre de esos años, respectivamente”.
En la Obra San José, situada en el barrio porteño de San Cristóbal, se juntan entre ochenta y cien personas a la mañana, un número que no implica un salto respecto de cómo empezó el año. “Lo que veo ahora son más jóvenes de 25 a 30 años. Antes venía gente más grande, se quedaba un rato y se iba a buscar algún trabajo. Ahora llegan chicos que se quedan y no tienen motivaciones”. Manuel Lozano es el encargado de la Fundación Sí, y asegura que los comedores cumplen un rol fundamental ya que se han convertido en centros de desarrollo integral, sobre todo para que los jóvenes vuelvan a tener esperanzas”.
Por otro lado, el jueves la Universidad Católica Argentina (UCA) presentó el Informe de la Deuda Social, en el que se señala que cuatro de cada diez hogares consideraban “insuficientes” sus ingresos para “satisfacer sus necesidades de consumo”. Asimismo, indica que uno de cada diez hogares de los principales centros urbanos presenta “déficits en alguno de los indicadores de pobreza estructural”. En tanto, asegura que en los últimos cuatro años los estratos de menores ingresos tuvieron mayor inestabilidad en sus posibilidades de trabajo.
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