A los 36 años, el último gran ídolo de Boca dio el
portazo y bajó a la B. Justamente él, que en la consideración de los expertos y
los no tan expertos pero apasionados seguidores del buen fútbol es considerado
un estratega de los que no sobran precisamente en los campos de juego nacionales e internacionales.
De difícil convivencia a juzgar por su pasado en los
distintos clubes en los que se desempeñó, Román no les permitió a los
seguidores del club de la Rivera que lo veneran, terminar su carrera
futbolística en la Bombonera, escenario de tantos éxitos del club gestados con
su participación.
Y así como un día
Román dijo que no integraría más el Seleccionado Nacional, hoy se va de Boca
como no debería, porque esa hinchada consecuente que lo admira hasta la idolatría
también esperaba despedirlo en su campo de juego, bajo el clamor de esas
tribunas que lo aplaudieron a rabiar tantas veces.
Con once títulos logrados con Boca, instalado desde ya en el
podio de los grandes del club, su actitud que no vale la pena analizar, hace
que se le piante un lagrimón a toda esa gente que lo valora como un talentoso del
fútbol. Queda para siempre hacia Román la gratitud por el esfuerzo, el empeño,
y la alegría de poder disfrutar de su especial talento que le valieron a Boca
poder lograr títulos nacionales e internacionales en una seguidilla inigualable.
Ahora el show debe continuar, con Román en Argentinos Juniors
y con Boca buscando esa esquiva senda del éxito deportivo que tanto le cuesta
encontrar en estos últimos tiempos.
CIUDADANOS AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO
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