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31 mar 2014

En el día mundial del agua, la paradoja del agua embotellada

Mientras en muchos sitios  del Tercer Mundo no conoce el agua potable, los restaurantes de lujo de las grandes ciudades de los países más desarrollados ofrecen junto con su carta de vinos una selección de aguas minerales de distintos orígenes. En Europa el consumo de agua embotellada crece a un ritmo anual del 12%. En la mayoría de los casos se trata de agua mineral o de manantial (es decir, procedente solo de fuentes naturales), pero en los últimos años ya han llegado a los mercados las denominadas aguas potabilizadas, tratadas o purificadas. Estas no son más que agua obtenida de la red de suministro público y filtrada para eliminar algunos residuos inocuos (tal como hacen los filtros que se pueden colocar en los grifos de las casas). En otros casos este agua se obtiene de acuíferos subterráneos, por lo que tiene que ser también tratada microbiológicamente.

Según el informe elaborado en 2003 por la UNESCO, este tipo de aguas “solo se diferencia del agua del grifo en la manera en que se distribuye (en botellas en lugar de a través de tuberías) y en su precio”, mucho más caro.

Tanto los grupos ecologistas como las asociaciones de consumidores han alertado de la salida al mercado de estas marcas. Los primeros denuncian el daño ecológico que suponen embotellar en plástico millones de litros de agua cuya calidad no es superior a la del grifo.
Las asociaciones de consumidores se quejan de la estafa que supone para el bolsillo de los ciudadanos, que hasta ahora siempre habían tenido la certeza de que el agua embotellada era mineral, y reclaman un etiquetado diferente para que el consumidor no se sienta engañado.

Resulta paradójico que mientras en los países más avanzados muchos ciudadanos renuncian a beber agua del grifo, en más de cincuenta países subdesarrollados la población no puede disponer de agua corriente en sus casas.

Fuente:Lacerca.com

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