El líder que se fue por la puerta grande y ahora no termina de despegar
Por Nelson Fernández
MONTEVIDEO.-Tiene
el método del médico, la paciencia del pescador, la picardía del
muchacho de barrio, la capacidad organizativa del empresario y la
experiencia del jefe de Estado. Lleva en su mente la lealtad de los
masones y se entusiasma con la tentación de distribuir riqueza sorteando
las leyes de la economía, que aprendió en su formación partidaria con
los socialistas.
Tabaré Vázquez es el político fuerte del último cuarto de siglo. En 1989 llevó al Frente Amplio a la primera victoria electoral de la izquierda, y se convirtió en intendente de Montevideo, la capital del país, que tiene la mitad de la población nacional.
Luego de una pausa política, encontró un Frente Amplio más crítico de su liderazgo. Lo precisaban para ganar, pero no estaban dispuestos a que mandara como caudillo. Le dolieron la resistencia y el desafío de algunos dirigentes. Y sufrió desgaste. Armó su círculo político con gente de su confianza e hizo rancho aparte de la sede partidaria.
Casi sin darse cuenta, los camaradas de la izquierda triunfadora comenzaron a transmitir que su candidato estaba un poco viejo, un poco fuera de foco. ¿Lo estaba o lo creyeron así los que sentían fastidio porque no les abría juego político?
Antes de las internas de junio, Tabaré cerró sorpresivamente la puerta a "un giro a la izquierda" que reclaman varios sectores, que tienen a "Pepe" Mujica como líder.
Tabaré y Pepe son muy diferentes. Ninguno le cae bien al otro.
Tabaré cumplirá 75 años en enero y acaba de terminar una extensa gira de esas que llegan a cada pueblo del país. Nació el 17 de enero de 1940 en el barrio obrero La Teja, hijo de un trabajador de la petrolera estatal Ancap, Héctor Vázquez, y de Elena Rosas. Es el cuarto de cinco hermanos.
Fue a la escuela pública de su barrio, que se llamaba "Yugoslavia", y luego al Liceo N° 11 del Cerro, otro barrio obrero vinculado con luchas sindicales. Estudió medicina en la Universidad de la República y se especializó en oncología. Alcanzó el máximo grado docente en la Facultad de Medicina y abrió una exitosa clínica privada.
Su barrio y sus amigos de campamento lo han marcado a fuego. Eso le gusta, la reunión de amigos, la sencillez de una carpa en medio del campo. Fue con esos amigos que fundó el Club Arbolito, punto de encuentro en La Teja y también centro de acciones solidarias. Y ahí se hizo una policlínica para la gente que no tenía cobertura de salud.
Está casado con María Auxiliadora Delgado, una mujer muy católica y de perfil bajo. Es padre de cuatro hijos varones, y abuelo de 10 nietos.
Desde los primeros meses de 1990, Tabaré es el político con mejor nivel de simpatía popular, salvo algunos meses, como ahora, en que es superado por Mujica.
Ahora desconfía de las encuestas. Y por eso, hasta en el último acto apeló a su canción de muletilla: "Cuando empiece a amanecer,,, y aclarar el horizonte... y se empiece a divisar... el negro perfil del monte, les estaré diciendo: ¡festejen uruguayos, festejen!".
Fuente: La Nación 27.10.14
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