La izquierda regional rinde examen
En el sur del continente el ciclo de partidos de
izquierda en el poder, uno importante por el tamaño y relieve mundial
del país que gobierna y otro por su historia y ascendencia sobre la
región, se exponen en menos de 40 días a una suerte de plebiscito
popular sobre su extendida gestión.
"Para no volver atrás", sentencia el Partido de los
Trabajadores en sus spots de campaña en Brasil. El partido de Dilma
Rousseff, envuelto en escándalos de corrupción hasta último momento, se
juega la reelección de la presidenta para mantenerse por cuatro años más
en el poder (lleva doce). Para el balotaje de mañana la mandataria
brasileña tiene una leve pero sostenida ventaja, según las últimas
encuestas, frente al candidato opositor Aécio Neves, del partido
socialdemócrata.
Por su parte, "Vamos bien", fue el slogan que marcó la
campaña de Evo Morales para las elecciones que en Bolivia acaban de
permitirle acceder a un tercer mandato consecutivo con el 60% de los
sufragios.
Ambos recursos a los que apelaron gobiernos de
izquierda en la región son idénticos a los que el Frente Amplio utilizó
en la actual campaña.
La izquierda uruguaya mañana se enfrenta a una suerte
de plebiscito sobre sus diez años de gestión mientras las encuestas le
aseguran que continuará siendo la principal fuerza política del país
pero consideran improbable su triunfo en primera vuelta y difícil que
alcance la mayoría parlamentaria que ha sido clave en sus dos gobiernos.
Los
analistas coinciden en señalar que en ambos países será la clase media
la que defina y que la fidelidad del votante ya no se asegura con
garantizarle "la panza llena" mientras que las demandas insatisfechas
pueden ser cruciales para determinar el fin del ciclo.
Múltiples causas.
"Son muchas las variables que deben ser analizadas
para determinar por qué un presidente o un gobierno pueden mantenerse en
el poder. En Estados Unidos todo se simplifica porque la balanza la
inclina una guerra o la situación económica, y además todo se define
entre republicanos y demócratas. Es un modelo fácil de predecir pero en
países como Uruguay y Brasil el análisis se complica", dijo a El País
Fernanda Boidi, politóloga y consultora del proyecto "Cortes Supremas y
Democracia en América Latina" y del Latin America Public Opinion Proyect
(LAPOP), ambos de la Universidad de Vanderbilt.
Explicó que en Uruguay el Frente Amplio apeló al
comienzo de la campaña al Vamos bien que "era un voto retrospectivo que
invitaba a continuar con lo que se estaba haciendo. Quedó claro que con
eso ya no alcanza. La vida diaria de la gente funciona de otra manera y a
medida que algunas necesidades se satisfacen aparecen otras".
Boidi señaló que el desempleo o la preocupación por
la marcha de la economía dejaron de ser un factor que, a nivel general,
pueda incidir en el voto en estas elecciones. "Ahora el problema es la
inseguridad, eso demuestra que aún cuando la marcha de la economía
funcione el fenómeno de la panza llena no alcanza para explicar las
motivaciones del electorado", señaló.
Afirmó que entre los analistas se preguntan cuál de
los factores que están en juego, tanto en Uruguay como en Brasil, será
el que defina la elección. "No hay que olvidarse que además estamos bajo
la dictadura del indeciso. A ellos se dirigió la campaña desde un
primer momento y serán ellos que los decidan", afirmó.
Sobre los discursos, opinó que hay una similitud en
los gobiernos que se autodefinen como progresistas y es el hecho de
poner en acento, en sus campañas, en el peligro de volver atrás. "Por
definición, si se dicen progresistas, cualquier otra opción sería un
retroceso. Sin embargo, dependerá de quién analice el discurso el
determinar si es simplemente un recurso de la estrategia o tiene
sustento. Eso siempre es subjetivo", indicó.
Insatisfechos.
Daniel Zovatto, politólogo y jurista, estimó que los
gobiernos de izquierda, que en Uruguay acumulan diez años en el poder y
en Brasil doce años, sufren cierta "fatiga" y eso puede reflejarse en
su caudal electoral.
También consideró que la desaceleración económica
que la región ha tenido está afectando a los países de manera diferente.
"Particularmente le está afectando mucho a Brasil porque va a crecer
por debajo del 1% con una inflación por encima del 6% y con altas tasas
de interés, entonces el cuadro económico es complejo. Además, hay una
clase media, sobre todo en Brasil lo que se denomina la nueva clase
media, que si bien ha experimentado una mejoría importante respecto del
pasado tiene demandas insatisfechas. Está demandando mayor
transparencia, mejor representación, pero, sobre todo, mejor calidad de
servicios públicos o, como en Uruguay, una mejor educación y una mejor
seguridad ciudadana", explicó el analista que es experto en
democratización, elecciones y gobernabilidad y director regional de IDEA
Internacional para América Latina y el Caribe.
Zovatto considera que la figura de Tabaré Vázquez,
por su alto grado de popularidad y por los logros que ha alcanzado el
Frente Amplio, hacía prever que la campaña podría ser "un paseo por el
parque" y, sin embargo, "resultó desafiado por un liderazgo más joven
que ha sabido conectar muy bien con esas demandas insatisfechas, que se
ha sabido ubicar más en el centro y que ha tenido más pragmatismo".
Zovatto dijo que la izquierda no vive una "crisis"
porque todavía se mantiene fuerte en el electorado, aunque "lo que
estamos viendo es que el cambio del escenario económico y social nos
hace preguntar hasta qué punto también estamos asistiendo a vientos de
cambio político en la región. Hasta qué punto estos vientos de cambio
soplan con tanta fuerza que van a producir estas alternancias en el
gobierno".
Boidi, por su parte, estimó que las quejas sobre la
falta de profundidad en el debate en Uruguay no son de recibo porque
tradicionalmente ha sido así. "Las campañas nunca fueron de fondo en
Uruguay. Los programas no se discuten abiertamente porque al ciudadano
medio no le importa o no los entiende. En Uruguay se propone un cambio
que es a la uruguaya, porque hay un modo de hacer las cosas y la
gradualidad es importante, eso también lo refleja "La Positiva" que se
utilizó en la campaña, es la forma del Uruguay", explicó.
En su análisis, Zovatto distingue a las izquierdas
del cono sur con las de la Alianza Bolivariana. "En los países del ALBA a
los gobiernos les está siendo más fácil ganar porque además de otros
elementos positivos que hay que tener en cuenta, hay una mayor
concentración de poder que hace que las elecciones en Venezuela, en
Ecuador, en Bolivia, sean mucho menos competitivas que en Uruguay o en
Brasil. La balanza siempre está más inclinada hacia el oficialismo",
explicó. (Producción Gonzalo Terra, Lucía Cohen, Victoria Molnar)
Análisis del arentino Dinatale: "No habrá cara de buenos amigos"
El analista argentino Martín Dinatale consideró que
gane quien gane en Uruguay o Brasil, en el gobierno que emergerá de los
comicios "no habrá cara de buenos amigos entre los nuevos vecinos que
podrían aflorar".
"Podrá haber sorpresas, cambio de planes o algunas
novedades de último momento de parte de los ganadores del domingo. Pero
los nuevos presidentes que asuman en Brasil y Uruguay ya tienen una idea
acabada del vínculo que quieren establecer con la Argentina en el
futuro" sostuvo en una columna que publicó en La Nación.
Además de vislumbrar un escenario poco optimista con
relación al futuro presidente de Brasil (ya sea reelecta Dilma o gane
Aécio Neves), Dinatale profundizó en el escenario uruguayo. "Las
relaciones entre Cristina Kirchner y Tabaré Vázquez no podrían ser
peores: si bien comparten alguna visión común desde la
centroizquierda, sus miradas del mundo difieren considerablemente. El
candidato presidencial del Frente Amplio gobernante tiene una relación
traumática con el kirchnerismo", afirmó el analista.
Recordó el conflicto por la instalación de las
papeleras y el pedido de ayuda que el entonces mandatario uruguayo hizo a
Estados Unidos ante la posibilidad de un conflicto bélico.
No es casual que en tren de mirar el futuro de la
Argentina pos- kirchnerista, Vázquez se haya reunido con Daniel
Scioli, el candidato presidencial en quien más se siente cómodo",
explicó.
Con respecto al candidato del Partido Nacional, Luis Lacalle Pou, sostuvo que "ya se mostró abiertamente antikirchnerista".
Estimó que la distancia política entre el candidato y la Casa Rosada es "abismal".
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