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25 oct 2014

Latinoamérica y las elecciones presidenciales en Brasil y Uruguay


La izquierda regional rinde examen

Las elecciones en Uruguay y Brasil ponen a prueba dos ciclos de izquierda en el continente. En uno y otro país el oficialismo sufre el desgaste y apela a argumentos similares mientras que la oposición se muestra como la opción renovadora.

En el sur del continente el ciclo de partidos de izquierda en el poder, uno importante por el tamaño y relieve mundial del país que gobierna y otro por su historia y ascendencia sobre la región, se exponen en menos de 40 días a una suerte de plebiscito popular sobre su extendida gestión.

"Para no volver atrás", sentencia el Partido de los Trabajadores en sus spots de campaña en Brasil. El partido de Dilma Rousseff, envuelto en escándalos de corrupción hasta último momento, se juega la reelección de la presidenta para mantenerse por cuatro años más en el poder (lleva doce). Para el balotaje de mañana la mandataria brasileña tiene una leve pero sostenida ventaja, según las últimas encuestas, frente al candidato opositor Aécio Neves, del partido socialdemócrata.

Por su parte, "Vamos bien", fue el slogan que marcó la campaña de Evo Morales para las elecciones que en Bolivia acaban de permitirle acceder a un tercer mandato consecutivo con el 60% de los sufragios.

Ambos recursos a los que apelaron gobiernos de izquierda en la región son idénticos a los que el Frente Amplio utilizó en la actual campaña.

La izquierda uruguaya mañana se enfrenta a una suerte de plebiscito sobre sus diez años de gestión mientras las encuestas le aseguran que continuará siendo la principal fuerza política del país pero consideran improbable su triunfo en primera vuelta y difícil que alcance la mayoría parlamentaria que ha sido clave en sus dos gobiernos.

Los analistas coinciden en señalar que en ambos países será la clase media la que defina y que la fidelidad del votante ya no se asegura con garantizarle "la panza llena" mientras que las demandas insatisfechas pueden ser cruciales para determinar el fin del ciclo.

Múltiples causas.

"Son muchas las variables que deben ser analizadas para determinar por qué un presidente o un gobierno pueden mantenerse en el poder. En Estados Unidos todo se simplifica porque la balanza la inclina una guerra o la situación económica, y además todo se define entre republicanos y demócratas. Es un modelo fácil de predecir pero en países como Uruguay y Brasil el análisis se complica", dijo a El País Fernanda Boidi, politóloga y consultora del proyecto "Cortes Supremas y Democracia en América Latina" y del Latin America Public Opinion Proyect (LAPOP), ambos de la Universidad de Vanderbilt.

Explicó que en Uruguay el Frente Amplio apeló al comienzo de la campaña al Vamos bien que "era un voto retrospectivo que invitaba a continuar con lo que se estaba haciendo. Quedó claro que con eso ya no alcanza. La vida diaria de la gente funciona de otra manera y a medida que algunas necesidades se satisfacen aparecen otras".

Boidi señaló que el desempleo o la preocupación por la marcha de la economía dejaron de ser un factor que, a nivel general, pueda incidir en el voto en estas elecciones. "Ahora el problema es la inseguridad, eso demuestra que aún cuando la marcha de la economía funcione el fenómeno de la panza llena no alcanza para explicar las motivaciones del electorado", señaló.

Afirmó que entre los analistas se preguntan cuál de los factores que están en juego, tanto en Uruguay como en Brasil, será el que defina la elección. "No hay que olvidarse que además estamos bajo la dictadura del indeciso. A ellos se dirigió la campaña desde un primer momento y serán ellos que los decidan", afirmó.

Sobre los discursos, opinó que hay una similitud en los gobiernos que se autodefinen como progresistas y es el hecho de poner en acento, en sus campañas, en el peligro de volver atrás. "Por definición, si se dicen progresistas, cualquier otra opción sería un retroceso. Sin embargo, dependerá de quién analice el discurso el determinar si es simplemente un recurso de la estrategia o tiene sustento. Eso siempre es subjetivo", indicó.

Insatisfechos.

Daniel Zovatto, politólogo y jurista, estimó que los gobiernos de izquierda, que en Uruguay acumulan diez años en el poder y en Brasil doce años, sufren cierta "fatiga" y eso puede reflejarse en su caudal electoral.

También consideró que la desaceleración económica que la región ha tenido está afectando a los países de manera diferente. "Particularmente le está afectando mucho a Brasil porque va a crecer por debajo del 1% con una inflación por encima del 6% y con altas tasas de interés, entonces el cuadro económico es complejo. Además, hay una clase media, sobre todo en Brasil lo que se denomina la nueva clase media, que si bien ha experimentado una mejoría importante respecto del pasado tiene demandas insatisfechas. Está demandando mayor transparencia, mejor representación, pero, sobre todo, mejor calidad de servicios públicos o, como en Uruguay, una mejor educación y una mejor seguridad ciudadana", explicó el analista que es experto en democratización, elecciones y gobernabilidad y director regional de IDEA Internacional para América Latina y el Caribe.

Zovatto considera que la figura de Tabaré Vázquez, por su alto grado de popularidad y por los logros que ha alcanzado el Frente Amplio, hacía prever que la campaña podría ser "un paseo por el parque" y, sin embargo, "resultó desafiado por un liderazgo más joven que ha sabido conectar muy bien con esas demandas insatisfechas, que se ha sabido ubicar más en el centro y que ha tenido más pragmatismo".

Zovatto dijo que la izquierda no vive una "crisis" porque todavía se mantiene fuerte en el electorado, aunque "lo que estamos viendo es que el cambio del escenario económico y social nos hace preguntar hasta qué punto también estamos asistiendo a vientos de cambio político en la región. Hasta qué punto estos vientos de cambio soplan con tanta fuerza que van a producir estas alternancias en el gobierno".
Boidi, por su parte, estimó que las quejas sobre la falta de profundidad en el debate en Uruguay no son de recibo porque tradicionalmente ha sido así. "Las campañas nunca fueron de fondo en Uruguay. Los programas no se discuten abiertamente porque al ciudadano medio no le importa o no los entiende. En Uruguay se propone un cambio que es a la uruguaya, porque hay un modo de hacer las cosas y la gradualidad es importante, eso también lo refleja "La Positiva" que se utilizó en la campaña, es la forma del Uruguay", explicó.

En su análisis, Zovatto distingue a las izquierdas del cono sur con las de la Alianza Bolivariana. "En los países del ALBA a los gobiernos les está siendo más fácil ganar porque además de otros elementos positivos que hay que tener en cuenta, hay una mayor concentración de poder que hace que las elecciones en Venezuela, en Ecuador, en Bolivia, sean mucho menos competitivas que en Uruguay o en Brasil. La balanza siempre está más inclinada hacia el oficialismo", explicó. (Producción Gonzalo Terra, Lucía Cohen, Victoria Molnar)

Análisis del arentino Dinatale: "No habrá cara de buenos amigos"

El analista argentino Martín Dinatale consideró que gane quien gane en Uruguay o Brasil, en el gobierno que emergerá de los comicios "no habrá cara de buenos amigos entre los nuevos vecinos que podrían aflorar".
"Podrá haber sorpresas, cambio de planes o algunas novedades de último momento de parte de los ganadores del domingo. Pero los nuevos presidentes que asuman en Brasil y Uruguay ya tienen una idea acabada del vínculo que quieren establecer con la Argentina en el futuro" sostuvo en una columna que publicó en La Nación.
Además de vislumbrar un escenario poco optimista con relación al futuro presidente de Brasil (ya sea reelecta Dilma o gane Aécio Neves), Dinatale profundizó en el escenario uruguayo. "Las relaciones entre Cristina Kirchner y Tabaré Vázquez no podrían ser peores: si bien comparten alguna visión común desde la centroizquierda, sus miradas del mundo difieren considerablemente. El candidato presidencial del Frente Amplio gobernante tiene una relación traumática con el kirchnerismo", afirmó el analista.
Recordó el conflicto por la instalación de las papeleras y el pedido de ayuda que el entonces mandatario uruguayo hizo a Estados Unidos ante la posibilidad de un conflicto bélico.
No es casual que en tren de mirar el futuro de la Argentina pos- kirchnerista, Vázquez se haya reunido con Daniel Scioli, el candidato presidencial en quien más se siente cómodo", explicó.
Con respecto al candidato del Partido Nacional, Luis Lacalle Pou, sostuvo que "ya se mostró abiertamente antikirchnerista".
Estimó que la distancia política entre el candidato y la Casa Rosada es "abismal".


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