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12 feb 2015

Todo lo que el silencio puede gritar

Recién llegada de China, Cris retomó la agenda para demostrar que está al tanto de los temas que realmente importan. Guerra de servicios que se arrojan con pescado podrido, escuchas que demuestran que los espías tienen el mismo nivel de expresión verbal que un fumapaco y los fondos buitres escrachando el patrimonio de los funcionarios. En base a ello, la Presi ordenó un acto para agitar las aguas, no aclarar nada y maltratarnos un ratito en un país en el que te vas a dormir temprano un domingo pensando que el lunes hay joda en el Congreso, y para el desayuno se cargaron un fiscal.

Cris empezó diciendo que era un día muy especial, como siempre que habla y hace anuncios innecesarios o mentirosos para justificar una bajada de línea posterior. Esta vez le tocó el turno, entre otras cosas, a los trenes del Ferrocarril Mitre. A Florencio Randazzo le vino como anillo al dedo y aprovechó para dar un discurso de campaña, contra los fondos buitres que osaron sospechar de alguna clase de enriquecimiento ilícito en los funcionarios del kirchnerismo –¿Cómo se atreven a pensar así de mal?– puteó a la parte de la Justicia que no responde a los llamados telefónicos de la Rosada y, de paso, mencionó algo de los trenes nuevos, o sea, el motivo por el cual estaba hablando. Así y todo, fue mucho más serio que Sergio Berni, quien sostuvo que le escracharon el patrimonio porque está “bien posicionado en las encuestas”. Sí, lo dijo en serio.

Luego de las palabras de Floppy, Cristina remarcó también que era la primera vez en la historia que el Ferrocarril Mitre contaba con coches nuevos. Lo mismo dijo un maquinista al que pusieron frente a Cámara. Todos –Cristina, Florencio y el maquinista– mintieron descaradamente y por televisión pública. Los trenes del Mitre eran nuevos cuando se construyeron. Y desde 1961 se empezó a renovar la flota con vehículos comprados a la empresa japonesa Toshiba. Incluso, si tuvieran algo de decoro y respeto por el propio peronismo, podrían haber mencionado que la última compra de Toshibas se hizo en diciembre de 1973, con Perón en el Gobierno, pero el delirio fundacionalista siempre les gana de mano.

Por otro lado, los Toshiba fueron fabricados con una vida útil de 50 años. En la década de los noventas fueron renovados porque, para qué gastar en trenes nuevos si a los existentes les quedaban entre 20 y 30 años de resto. A Cristina le tocó renovarlos por cuestiones de coincidencias temporales. Así y todo, nadie habría hecho nada si no hubieran muerto 51 personas antes.

Luego Cristina, ya en la Cadena, dijo que desde 2003 “decidimos mirar hacia delante”. Doce años debatiendo cosas que pasaron hace setenta, culpando a lo que pasó hace cuarenta y puteando a lo que hicieron hace veinte, pero siempre mirando hacia delante. El mirar para adelante, en este caso, consistió en celebrar la inauguración de una línea de cosméticos en Pilar. Los monotributistas de la hinchada, que la tienen clara a la hora de identificar enemigos, se la pasaron chiflando cada vez que Cristina nombraba al pobre tano que trajo la guita, que justo se apellida Macri.

Siempre hacia el frente, Cristina finalmente hizo los anuncios en materia de educación que sirvieron de excusa para convocar al acto: 16 segundos para decir que inauguraron unos playones deportivos y algunas aulas. Resultó interesante cuando la Presi señaló a una maestra de Olavarría. “Me pidió por Facebook unas salitas, la llamé a mi cuñada y le pedí que las hiciera”, dijo de manera divina. Minutos más tarde, la que dijo administrar un país entre partidas de Candy Crush, pidió respeto por las Instituciones.

También le llegó el turno a los que criticaron su viaje a la República Popular China, principalmente a los empresarios. Carpetazo de por medio, esta vez la Presi no utilizó el “se acuerdan”, sino el “me enteré que” para escrachar pasado, presente y futuro de quienes osaron emitir una opinión. Obviamente, resaltó que los que se opusieron, no lo hicieron por cuestiones reales, sino por llevarle la contra al Gobierno, como si no arrancáramos la ronda electoral de fin de ciclo en unos meses. Y como a Cristina nadie le compite a la hora de marcar la paja en el ojo ajeno con un fardo colgando del propio, afirmó que “habría que pensar dos veces antes de salir a criticar a los chinos”. Sí, lo dijo la misma mina que se cagó de risa de los 1.400 millones de chinos en menos de los 140 caracteres que permite Twitter.


Inaugurando la sección “Pasando Revista con Cristina”, la Presi empezó a leer titulares de medios varios que, como corresponde, eran los que les convenía leer. Embalada en la contradicción instantánea, mencionó a Fernando De La Rúa como el “presidente que se fue en helicóptero” para luego pedir que no silben por respeto, resaltó el éxito del último sorteo del plan Procrear y afirmó que verán si prorrogan el plan Ahora 12, ese que consiste en que el Estado financie las compras en 12 cuotas de jueves a domingos. En este punto, Cristina remarcó que Máximo aprovechó el plan para comprarse una heladera “de ésas que hacen cubitos”. Menos mal que se avivó y no le vendieron una sin motor, con lo que cuesta conseguir un vendedor de hielo en pleno siglo XXI. Según la mandataria, Máximo le preguntó por qué no podía acceder al plan Ahora 12 si él también es argentino. Lástima que en las videoconferencias no la pusieron nuevamente a Salustriana, la jujeña que Cristina utilizó en cadena para bardear a Macri por los subtes, porque habría estado bueno preguntarle qué opina de que con sus impuestos financie la heladera que hace cubitos del primogénito presidencial.

Cerca del final, enojada porque alguien sospecha del patrimonio de todo aquel que haya pasado cerca de la Rosada, afirmó que sólo se trata de “atacar, denostar e infamar a todo aquel que no agache la cabeza ante el Poder”. Obviamente, aclaró que se trataba del Poder mediático, porque si habláramos del Poder real –que mantienen hace doce años– algo podemos hablar de lo que pasa cuando no se agacha la cabeza. Te pueden escrachar así hayas ganado un Oscar, te pueden denostar por misógino luego de ofrecerte manejar Futbol para Todos, o sencillamente, te pueden destrozar por Cadena Nacional por ser un jubilado que quiso comprar 10 dólares para su nieto.

“Exigimos para Argentina el mismo respeto que Argentina tiene para todos los países del mundo”, tiró a los gritos, mientras los chicos aplaudían. Quizás se refería a cuando Capitanich dijo que los Alemanes son cómplices de los fondos buitre, o cuando insinuó que si le pasaba algo miráramos hacia el norte, o todas las veces que puteó a Estados Unidos, o cuando se cagó de risa de la forma de hablar de los chinos, o cuando tranzó la impunidad de los iraníes cagándose en la soberanía judicial argentina.

Y ya que estamos en el tema, Cristina habló con la militancia, a la que le dijo “nos quedamos con el canto, nos quedamos con la alegría y a ellos les dejamos el silencio, siempre les gustó el silencio, porque no tienen nada para decir, o porque no pueden decir lo que piensan”. Curiosidades de una jornada en la que, si de algo la Presi no habló, fue del caso Nisman.

Es entendible la bronca ante la convocatoria a una marcha del silencio para el día en que se cumple el primer mes de la muerte de Nisman. Los que convocaron ni siquiera tuvieron la delicadeza de considerar que al día siguiente es el cumpleaños de Cristina.

Como cada vez que se aproxima una fecha de movilización contra el Gobierno, quienes adhieren por contrato de locación o por convicción, se ponen nerviosos. Esta vez, al menjunje mental y de valores hay que sumarle la angustia de la proximidad del fin. Los primeros, prenden una vela para quedar en planta permanente lo antes posible. Los segundos, saben que se les va la figura maternal que optaron por tener en lugar de una administradora temporal de los bienes del Estado.

Increíblemente, desde Justicia Legítima salieron a cuestionar a los fiscales que pusieron la caripela y el nombre bajo el argumento de “no haber sido designados por concurso”. De todos los cargos que ocupó Gils Carbó a lo largo de su carrera en la Procuración, sólo gano uno solo por concurso, pero eso no parece importarles.

Desde la misma agrupación, la fiscal Cristina Caamaño juntó firmas antimarcha a través de un mail. Con Natalia Aguiar nos enteramos e hicimos la nota. Todavía estamos recibiendo pedidos de los que figuran como adherentes antimarcha para que aclaremos que “no es tan así” lo que figura en un mail que tenemos impreso. Hace una semana les dije que Caamaño era el número puesto para reemplazar a Nisman. Ahora ya casi nadie lo niega. Linda paradoja: la que quieren poner en reemplazo de un fiscal muerto, junta firmas contra los que reclaman por ese fiscal fallecido.

De forma natural, los que bancan y bancaron a exfuncionarios menemistas, presidentes multimillonarios, militares sospechados, espionaje interno masivo, represiones a pueblos originarios, muertes por desnutrición y masacres en trenes sin frenos, hicieron un notable esfuerzo por hacernos entender en qué casos está bien marchar, sobre qué sí se puede protestar, y con quiénes deberíamos hacerlo. Otros hablaron de Golpe Blando –evidentemente, no dimensionan el concepto espacio tiempo y la idea de partir del Gobierno antes de la próxima Navidad les cuesta más que expandir el cubo de un binomio– y no faltó el mamerto que quiso desacreditar la convocatoria porque se sumaba Cecilia Pando. Esas cosas que tiene el kirchnerista que cree que la presencia de la esposa de un teniente retirado es más recriminable que bancar a un Jefe del Ejército acusado de crímenes de lesa humanidad. Como siempre, el resto se dedicó a mencionar que la marcha estaba politizada, como si existieran marchas que no fueran políticas, como si toda protesta no fuera política, como si todo ciudadano no fuera un zoon politikon desde que a los griegos se les dio por crear un sistema de gobierno participativo. Todo lo que hacemos en sociedad, incluso cuando creemos que nos chupa un huevo la política, es política.

Desde que se anunció la movilización del #18F quedé sorprendido. No tanto por quiénes la convocaban, sino por una palabra que me resultó ensordecedora: silencio. Muchas veces entendí que el silencio es la peor forma de vivir en una sociedad en la que todos callan por temor, por vergüenza, por que no les importa o porque los ruidos de sus problemas son más fuertes que cualquier otra voz. Siempre creí que el silencio como mecanismo inconsciente y colectivo estuvo arraigado en nuestras mentes. Nuestra historia nos dio motivos suficientes para adquirir ese sistema de preservación egoísta, lo que les pasaba a quienes hablaban cuando otros callaban contribuyó al desarrollo del método de supervivencia silenciosa “no te metás”.

Sin embargo, el silencio tiene mala fama. No es lo mismo el silencio que callarse la boca, aunque nos hayan recordado que la mejor forma de callar a alguien es silenciarlo. A un Gobierno que ha hecho de los simbolismos un estilo de vida, no hay mejor forma de jugarle que en su ley. Una marcha silenciosa en un día conmemorativo.

Por eso me sorprendió y me sigue sorprendiendo la propuesta del silencio. Porque cuando miles de personas hablan sin decir nada, no hay respuesta más ruidosa que un silencio estruendoso, colectivo y visible. Como cuando esa persona que debía respetarte te insulta en la cara y sólo te quedás mirándola.

En silencio.

Un silencio que, como afirmaba Nietzche, el agresor interpreta como desprecio. Y no hay nada más lindo que responder a una agresión de ese modo.

En silencio.






Jueves. Ya que andamos citando escritores atormentados, Hemingway decía que se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para aprender a callar. Cristina está por cumplir 62, pero no creo que tengamos tanta suerte.

Fuente:CLarín

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