Por Alejandro Borensztein
"Para mí lo de
siempre", le dijo al conserje uno de los gordos que corta el bacalao en
la FIFA cuando llegó al hotel en Zurich. Al rato ya le habían subido a
la habitación las dos putas, la merca y las uvas. El problema es que
estos tipos lo primero que pierden cuando llegan al poder es la
humildad. El gran comediante Roger Dangerfield solía decir: "Nunca me
olvido que cuando empecé mi carrera en Hollywood era tan pobre que iba a
las orgías para comerme las uvas".
El 15 de Mayo de 2011, en una Bombonera multicolor iluminada por un sol de otoño radiante, Martín Palermo jugó su último Boca-River. Ya había anunciado su retiro.A los 30 minutos, uno de Boca metió un rebote en el área, la bocha picó, se elevó, el arquero Carrizo se adelantó, se frenó, y Palermo la esperó tranquilo. Mucho antes de cabecearla ya todos sabíamos que iba a ser gol. Se la puso por arriba de la cabeza al segundo palo. Fue el 2 a 0. Fue la locura. Fueron lágrimas. Fue la emoción de ver al Titán hacerle otro gol a River. El postrero. El de yapa. El de la despedida. Histórico.
Lo que nadie imaginó aquella tarde es que ese Boca-River sería el último que se iba a jugar en la Bombonera a plena luz del sol. A las 4 de la tarde. A la hora del fútbol. A la hora de siempre. Después de los ravioles. Cuando el sol hace que el espectáculo sea perfecto.
Desde entonces, todos los clásicos se jugaron con luz artificial porque arrancan casi de noche. Lo de luz artificial es una manera de decir porque la iluminación de la Bombonera tiene más de 20 años y no se ve un pomo. Mis amigos de River me dicen que en el Monumental pasa lo mismo. Sólo ves lo que sucede cerca de tu ubicación, pero lo que pasa del otro lado de la cancha lo tenés que adivinar. Domingo a la noche es el horario para Boca y para River durante todo el año.
¿Por qué sucede esto? Ya lo expliqué una vez pero vale la pena repetirlo. El gobierno le impone a la AFA (y a los muchachos que ahora están prófugos) los horarios de los partidos, de acuerdo a lo que le conviene para su propaganda política. Aparte del autobombo que hacen con cada partido del fútbol argentino, los domingos arman lo que se ha dado en llamar "el sandwichito neofascista del domingo".
¿De qué se trata este manjar? Muy simple. Por ejemplo, hoy nos van a enchufar el partido de River de 18:15 a 20:00 y el de Boca de 21:30 a 23:30. En el medio (de 20 a 21:30) va un capítulo estreno de uno de los programas de la falange de propaganda neofascista.
De ese modo, el programa recibe en sus primeros minutos una avalancha de hinchas de River que vieron el partido y tardan un rato en cambiar de canal o en apagar el televisor. Luego, minutos antes de que termine el show del orgullo K, reciben otra avalancha de hinchas, en este caso de Boca, que sintonizan el programa esperando que los panelistas terminen de contarnos por qué le dicen "década ganada" a este quilombo, y arranque el partido de una buena vez.
Así mejoran el rating. Un programa que habitualmente no hace más de 2 puntos, el domingo te promedia 5 puntitos. No es una maravilla, pero es más del doble.En otras palabras, te arman un sandwichito con un pancito de River primero, unas fetas de fascismo fresco en el medio, y un pancito de Boca después. El orden de los pancitos va de acuerdo a cuál de los equipos juega de local y cuál de visitante. Lo que nunca cambia es la simpática falange cruda con tomate que va en el medio.
O sea, para asegurarse que más televidentes se enteren de que el deterioro institucional, económico y social en el que vivimos es una belleza, hace años que los hinchas de Boca y River tenemos que ir a la cancha de noche.
Hace años que no vemos un corno. Hace años que los chicos que van a la primaria, y son de Boca o de River, no ven los partidos por televisión porque terminan a las 23:30 y deben acostarse temprano para ir al colegio. O faltar.
Hace años que bosteros y gallinas (73% del país futbolero) no podemos disfrutar de un espectáculo pleno de fútbol. El mes pasado, se jugó un River-San Lorenzo a la 16:00 porque los millonarios tenian que viajar esa misma noche a México, el gobierno hizo una excepción y los dejó jugar más temprano para que tuvieran tiempo de pegarse una duchita y no subieran al avión todos chivados. Fue bellísimo. Como en los viejos tiempos.
En síntesis, el proyecto nacional y popular que dice haber llegado para devolvernos los "goles desaparecidos" nos terminó arruinando la fiesta más nacional y popular que tiene la Argentina. De la violencia, Hinchadas Unidas y la incapacidad para permitir el ingreso de los visitantes, mejor ni hablemos.
Usted me dirá que en Europa juegan de noche. Sí, pero sólo los sábados. Y se alternan todos los clubes. Además, allá tienen estadios con iluminación. Nuestras canchas usan veladores con dulux.¿Qué tiene que ver esto con el Compañero Blatter? En el fondo es lo mismo: los curros y la utilización política del fútbol.
El gobierno salió rapidito con la clásica frase que se usa cuando se la ven venir: "Hay que investigar hasta las últimas consecuencias".Mmmm, si yo fuera el gobierno, no insistiría demasiado. ¿Qué necesidad? Si entrás a tirar del hilito, detrás de la FIFA viene la AFA y detrás de la AFA viene un quilombo que termina con Interpol en la Casa Rosada.
De movida, ya tenés asociación ilícita y abuso de poder. Y eso que todavía no revisaste un solo contrato. Allá están perdidos. Acá todavía pueden zafar. Aprovechemos que Loretta todavía no se avivó. Y las Lorettas locales vienen despacio.
Vamos muchachos, piénsenla bien. Devuélvannos el fútbol a la tarde y les perdonamos todo. Me olvido del autoritarismo, el choreo y las burradas. No volvemos a hablar ni de Boudou, ni de los narcos, ni de la inflación, ni de Nisman, ni de nada.
Pero dejame jugar con sol, papi. Dejame disfrutar del espectáculo que nos chorearon por algo que, está visto, no les sirve para nada. Ni ganan ni pierden elecciones por la falange.Es más, si quieren llévense a Fayt. Total, hay cosas mucho más importantes que la República y la democracia. Por ejemplo, el fútbol.
Fuente: Clarín 31.05.15
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