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16 may 2015

Superclásico:cuando el fútbol duele, en un país sin límites



Lentamente retornó la calma en la Bombonera luego del frustrado encuentro Boca-River  por las instancias decisivas de la copa Libertadores, mítico torneo de esta parte del orbe. Bueno, que retornó la calma es un decir, por que allí el mal de fondo no debe permitir mucho sosiego...

¿Quién podía dar crédito a lo que veía que estaba pasando en ese campo de juego, esa noche del 14 de Mayo, cuando a punto de comenzar el segundo tiempo los jugadores del equipo visitante fueron agredidos con gas pimienta al ingresar a la cancha?

Y ahí se desencadenó otro capítulo, vergonzante y doloroso para el  fútbol nacional. Espera, incógnitas y la imagen de la violencia como agresión física a deportistas en un estadio colmado por miles de personas  reunidas para ver como se dirimía una justa deportiva, no un enfrentamiento hostil, menos de estas características.

Las emociones encontradas después de una jornada de expectativas se sucedieron sin tregua, por que en nuestro país en general y en el fútbol en particular pasa cualquier cosa, como se dice vulgarmente entre la gente común para significar que está permitido el todo vale bajo una barrera de complicidades e impunidad.

Llegó  la hora de la espera de las sanciones. Sería interesante también que fuera este momento un punto de inflexión para analizar las causas que llevan a estas situaciones. Demasiado se habla entre bambalinas de lo que son los intereses de las barras bravas que inundan nuestro fútbol, y mueven negocios millonarios. Su vinculación con el mundo de la política fue demostrada más de una vez y muchos de nuestros dirigentes esos que predican desde los estrados quizás tienen muchas explicaciones para dar cuando de sincerar este tema se trate.

La violencia en estos casos no es un hecho aislado, no responde a la improvisación de un insano, ni a la pasión  desbordada de un inadaptado. Hay mucho para conocer acerca de este caso y sus entretelones, y la salud moral no sólo del fútbol sino de la nación exige seriedad en la investigación y resultados coherentes para un país que ve en este episodio una radiografía nefasta de cómo estamos viviendo los argentinos.

Qué tristeza da ver la violencia del fútbol. Es una expresión más de una sociedad que transita un camino sinuoso de espaldas a las leyes y las reglas elementales que rigen la vida en común. Las sanciones tienden a ser ejemplificadoras, pueda ser que los dirigentes estén a la altura de las circunstancias y destraben los lazos que ampararían a los inescrupulosos para que realmente salga a la luz la verdad.

En nuestra ciudad las opiniones de los dirigentes de primer orden a nivel nacional que se encontraban de paso, realmente no aportaron ni una idea aceptable para imaginar una solución a este problema de la violencia en el fútbol. Aportar soluciones es asirse fuertemente a un compromiso de país sin impunidad, ni mala memoria y parece que no está en la agenda como tema prioritario.

Un deporte saneado es parte del país que queremos. Pueda ser que después de tanta palabra dicha sobre el tema,  los resultados nos permitan lograrlo.

CIUDADANOS AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO

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