Los cedulones empezaron a llegar y entre
resignados y sorprendidos los riocuartenses comenzaron a pagar los impuestos.
Porque los números que muestran los cedulones dan cuenta clara de cuanto
significa el 28% de aumento. La Municipalidad no se nutre sólo de estos
ingresos, sino que picotea de todos los servicios además de lo que recibe desde
las otras arcas del estado. En este estado de cosas, la impresión que recibimos
es que siempre hay un chivo expiatorio para justificar cada actitud
cuestionable del gobierno municipal cómo que los impuestos suben por la
inflación, o si quiere más diplomacia “se actualizan” debido a este índice.
Veamos si no otros argumentos: la fuerte
tormenta del 8 de diciembre por ejemplo
no justifica totalmente el mal estado de la ciudad en cuanto a lo que ya se advertía en déficit de mantenimiento de
espacios verdes y arbolado urbano. Ni que hablar del estado de las calles de
los barrios, y las inconclusas obras de infraestructura.
Sigamos sumando: la higiene urbana y el
alumbrado son temas de cuestionamientos porque con un contrato tan jugoso para
la empresa Cotreco, tenemos los riocuartenses todo el derecho de preguntarnos
cómo puede ser que tenga tantas fallas
el servicio que es tan costoso. La
respuesta simple de que las fallas son de Cotreco no sirve, más si recordamos que nunca terminamos de
entender que pasó con Gamsur y desconocemos que déficit estamos sosteniendo con
nuestros aportes. Una multa de 500 mil pesos aplicada a Cotreco, parece un leve
tirón de orejas para quienes se quedan con la parte del león, y ni hablar de
los costos laborales esgrimidos cómo argumento para justificar los gastos
cuando el número de personal de esa
empresa fue y es tan urticante para los vecinos.
Otro capítulo es el del EMOS, que fue
reajustando sus cedulones durante el transcurso del 2013. Mientras, siempre nos
piden racionalidad en el uso del agua y en eso estamos totalmente de acuerdo.
Pero y dicen los que saben, que la infraestructura para abastecernos deja mucho
que desear.
Estamos en enero, un mes caliente en el
que las vacaciones imponen otra rutina a la ciudad, pero se acercan épocas de
negociaciones salariales y los gremios afilan sus argumentos. Así como partícipes pasivos de esta negociación los
contribuyentes que aportamos, sería interesante también que conociéramos no
sólo cómo se resuelven los aumentos para el personal sino cuanto nos cuesta por
ejemplo la planta política, y los representantes
en el Concejo Deliberante, porque a más un
vecino que se asoma por la casona de calle Sobremonte le llama la atención no
ver que haya una vorágine de trabajo precisamente y no sólo durante el verano.
La ciudad sigue su andar con jornadas
agobiantes pero la caja recaudadora, como la del municipio en este caso, no
frena su demanda amparada por la inflación que también cubre demasiadas desprolijidades
administrativas.
CIUDADANOS AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO
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