Recientemente, parte de la opinión pública se enteró de un golpe asestado por el FBI al narcotráfico a través de Internet. Fue cuando el sitio virtual Silk Road fue desbaratado e identificado su dueño de 29 años, William Ulbricht.
Hoy, una publicación en Infobae da cuenta de cómo se mueven los narcos a través de la red mundial para favorecer sus negocios ilegales y para ello se sumergen en la vasta Internet profunda o deep web, donde se puede encontrar toda clase de negocios ilegales que hasta incluye el tráfico de cuerpos humanos, partes de cuerpos y también de pornografía infantil, para citar unos pocos ejemplos.
En materia de narcotráfico, hay distintos sitios en la web desde donde se pueden encargar distintos tipos de estupefacientes como morfina, heronína, cocaína, hashís, todo tipo de pastillas tóxicas y hasta ácido lisérgico, el mismo compuesto vinculado a la muerte Cristian Puleo. También se puede comprar en los mismos sitios Rivotril, ofertado bajo la ilusión de poder tener, en forma irregular, Clonazepam.
Si bien la mayoría de los sitios de ofertas de estos productos ilegales están mayormente disponibles para Estados Unidos y el Viejo Continente (Europa), varios se pueden consultar para realizar compras, por ejemplo, desde Sudamérica. Claro, hay que entender un poco el idioma inglés aunque por las fotografías de la amplia oferta disponible es muy difícil comprar algo que no se quiera.
Seguridad ante todo
Aunque Silk Road fue localizado por el FBI ya en Internet está disponible la nueva Silk Road aunque ahora con un manual para comprar en forma segura.
Es que, el IP de la computadora desde donde se realice la compra puede ser fácilmente localizado si es que se navega por un browser convencional como Explorer o Mozilla Firefox. Por eso es que ahora hay incluido los pasos a seguir para poder bajar un navegador seguro que esconda la identidad de quien solicita –en nuestro caso- drogas por la web.
Por ejemplo se puede utilizar el servicio de VPN, como dicen en la jerga narco, “para volar por debajo del radar”. También se puede utilizar el navegador Tor, cuya aplicación se puede bajar en forma gratuita de Internet y con el poder indagar en la deep web en forma segura, sin ser detectado.
En tanto, entre los consejos que se pueden consultar en perfecto inglés y con un diseño de página web bastante pulcro se puede aprender que hasta se pueden bajar programas que generan nombres de usuarios y contraseñas seguras y que pueden cambiar cada vez que el cliente ingresa en busca de nueva experiencia tóxica.
Y, obviamente, las formas de pago para la transacción pueden ser diversas, aunque el consejo recala en la modalidad de usar Bitcoins, monedas virtuales cuyo origen no puede ser rastreado.
Así, por ejemplo, un gramo de heroína afgana cuesta casi 218 dólares americanos o 0,51414 Bitcoins (BTC).
Claro que la cocaína, ofertada en Estados Unidos o en Francia, están mucho más cara que lo que se puede conseguir en Sudamérica, de donde es originaria, igual que la marihuana. Una oferta de dicha sustancia, 14 gramos de ella, en Sheep web cuestan 1.038 dólares o 2,44829 BTC.
El riesgo de la entrega
Sin embargo, como todo en la vida, nada es seguro. El punto débil que tiene este tipo de comercialización digital está en la distribución. El momento de la entrega, y más si un asiduo cliente, es el instante en el que se puede “perder” ya que la evidencia física es inobjetable a la hora de enfrentar un arresto y luego los cargos por los cuales será juzgado el violador de la ley.
¿Crack en Mendoza?
Luego de que cobrara tanta relevancia el tópico narco en los últimos días en la provincia mucho se dijo sobre distintos tipos de sustancias.
Un error es el que señala que hay crack en Mendoza o que no hay crack como se si se tratara de otro tipo de droga distinto a la cocaína.
El crack se obtiene de la pasta base que posteriormente se transforma, mediante cocina, en el típico polvo blanco que no es otra cosa que “merca”.
Hay quienes consumen crack adquiriendo cocaína de calidad y vuelven el proceso (hacia atrás) hasta obtener el cristal del que saldrá una nubecita tóxica que ingresará a los pulmones de quien espera el momento del viaje. Con esta consideración es que se puede asegurar que siempre hubo crack.
Esta nota no pretende “avivar giles” respecto a la compra de drogas, sino alertar a las autoridades, no solo nacionales, sobre la facilidad de sortear los controles oficiales para prevenir el tráfico de drogas.
Carlos Fernández-TribunadePeriodistas
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