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11 oct 2013

Despojos económicos a particulares durante el Proceso,testimonio sobre un caso vergonzante



Megacausa La Perla: memoria de un despojo alevoso

La testigo Marta Suárez, hermana de Osvaldo y Silvia, secuestrados en enero de 1976, reveló cómo su familia fue obligada a “entregar su patrimonio”, a través de un falso poder notarial con la firma de su hermana desaparecida. 
Por Alexis Oliva
(El Argentino, edición Córdoba)

 
Por teleconferencia desde la embajada argentina en Berna, Suiza, declaró ayer Marta Herminia Suárez en el proceso por los crímenes de lesa humanidad cometidos en Córdoba. Su testimonio se centró en las desapariciones de sus hermanos Silvia y Osvaldo y su cuñada Dina Silvia Ferrari, producidas antes del golpe del 24 de marzo de 1976, que se atribuyen al Comando Libertadores de América –versión cordobesa de la banda ultraderechista Triple A- y forman parte de la causa “Vergez”.
La testigo relató cómo Osvaldo y su esposa fueron secuestrados de su departamento en barrio Alberdi junto con Humberto Anone y Manuel Enrique Cohn, el 8 de enero de 1976. Al enterarse, su otra hermana Silvia y su esposo Miguel Martínez intentaron salir de Córdoba, pero ella fue secuestrada en plena tarde en la céntrica esquina de Chacabuco y Junín (hoy Illia).
Ni Marta ni sus familiares tuvieron noticia del destino de los secuestrados, hasta que ella misma estuvo recluida tres días en el centro clandestino de detención de la ESMA, en Buenos Aires. Allí le preguntó a su torturador si sabía algo sobre sus hermanos secuestrados. El represor salió, “le preguntó a alguien” y al volver “con voz de pésame” le dijo: “Tengo que darte una mala noticia. Tus hermanos están muertos”.
El saqueo “certificado”
Al recuperar su libertad, se exilió primero en Brasil y luego en Suiza, donde aún reside. Allí se enteró que sus familiares eran acosados por los represores “para quedarse con toda la fortuna” que había acumulado su padre, un reconocido odontólogo por entonces ya fallecido. “Mi familia había quedado muy desprotegida y no había logrado ningún resultado en la búsqueda de mis hermanos. Las personas que se comunicaban les exigían tres millones de dólares, lo que estimaban correspondía a la herencia de mis dos hermanos desaparecidos. Parece que sabían que estaban muertos”, razonó la testigo.
Ante la extorsión, la madre de Marta intentó vender su parte del patrimonio familiar. “En esa venta aparecen dos personajes, un vecino, Héctor Martín Sueldo y su amigo Fernando Perdomo”, quienes “intervienen muy activamente y consiguen el comprador: un abogado Félix Gigena”, narró Suárez. Pero el acoso no terminó ahí.
“Estaban sometidos a una situación imposible, porque no podían seguir vendiendo -continuó la testigo-. Ahí Sueldo, con un comportamiento ambivalente, por un lado conteniendo y por otro ejerciendo mucha presión sobre mi madre, le dice: ‘Esta gente es muy peligrosa. Es el Comando Libertadores de América’”.
Finalmente, a través de “un escribano conocido de Sueldo”, falsificaron un poder en el que su hermana desaparecida le cedía a su hermano menor sus propiedades para poderlas enajenar. “Con ese documento, luego amenazaron a mi hermano, y tuvo que ir cediendo el resto de las casas, que hoy están ocupadas por parientes de estas personas”, concluyó Suárez. Luego de que la testigo ofreciera copia de ese poder notarial, el fiscal Facundo Trotta pidió al Tribunal que se ponga al tanto a la Fiscalía de Instrucción para que se investigue lo denunciado por la testigo.
La abogada Lilan Luque, quien representa a la familia Suárez, explicó a El Argentino que para perpetrar este despojo se contó con la complicidad de “un escribano público, cuyos datos quedaron asentados en el acta de la audiencia, que labró un documento, donde mintiendo dijo que Silvia Graciela Suárez comparecía ante él siendo soltera, lo que tampoco era cierto, para darle un poder a su hermano menor que estaba siendo objeto de la extorsión”.
Además, Luque consideró: “Los represores se autoproclamaban y lo siguen haciendo como defensores de la moral occidental y cristiana, por lo tanto los hechos como las apropiaciones de bienes, los robos, las extorsiones y las violaciones no entran en ese marco. Estos casos demuestran tal cual lo que fueron: ningún tipo de cruzados, sino… eso”.
Nuevos testigos
El abogado querellante Miguel Ceballos -con el apoyo de la fiscalía- solicitó que se cite a declarar como testigos en el expediente por la masacre de la familia Pujadas -acumulado en la megacausa La Perla- a Mario Ignacio López y Teresita Molina, quienes fueron entrevistados por la periodista Betina Marengo para un artículo publicado en el diario La Mañana de Córdoba.
Se trata del bombero que bajó a un pozo donde fueron arrojadas las víctimas, cerca de la ruta 5 hacia Alta Gracia, y advirtió que “alguien respiraba”, y la enfermera que atendió en el Hospital de Urgencias a la sobreviviente Mirta Bustos, esposa de José María Pujadas (hijo). El pedido fue aceptado por el Tribunal Oral Federal Nº 1.

Fuente: El Argentino  3 de octubre del 2013

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