La Cámara de Diputados de la Nación transformó en
ley, el pasado 12 de setiembre, el proyecto sobre “bullying” destinado a
prevenir la violencia en las escuelas, a través de la “promoción de la
convivencia y el abordaje de la conflictividad en las instituciones
educativas”. Dado que es un tema de
interés para amplios sectores de la población, especialmente los adolescentes
que padecen esta situación y sus familias, así como para los docentes que
conviven con la problemática, para conocer este nuevo estado de cosas los invitamos a leer:
Acoso escolar: qué es el bullying y qué cambia con la nueva ley
El hostigamiento no sólo
puede darse en el aula. Las escuelas deberán sancionar a los acosadores.
La violencia escolar es una tendencia que crece
en nuestro país. En el Congreso tomaron nota y ayer aprobaron una ley que
establece que el Ministerio de Educación, a través del Consejo Federal, deberá
establecer reglas para prevenir la conflictividad en las escuelas, entre ellas
el bullying. ¿Pero qué cambia con esta ley? ¿Y qué es lo que se define por
bullying?
En el equipo Bullying Cero Argentina definen al
bullying como "una conducta de hostigamiento o persecución física o
psicológica que realiza un alumno contra otro, a quien elige como blanco de
repetidos ataques". Aclaran que el hostigamiento entre pares no sólo se da
en la escuela, sino que puede ocurrir en cualquier lugar donde haya un grupo
que comparte varias horas, como un club o una iglesia. Y que el bullying
"siempre es contra una persona concreta y no contra un grupo. Si fuera
así, sería considerado una pelea entre pandillas". Flavia Sinigagliesi,
psicóloga del equipo, explica en la página de Facebook de la red que el acoso
"tiene que ser repetido y sostenido en el tiempo. Una pelea ocasional o
por un tema puntual no es bullying".
La especialista detalla que el bullying tiene
varios protagonistas: el hostigador (es el que idea el hostigamiento y no
siempre el que lo ejecuta); el hostigado; los seguidores (los que apoyan al
líder y muchas veces ejecutan el hostigamiento), los espectadores (que pueden
sólo mirar, reírse de lo que pasa o intentar detenerlo); el personal de la
escuela (quienes deben detectarlo e intervenir) y los padres (responsables de
detectar cambios en sus hijos y conversarlo con las autoridades del colegio).
Hasta ahora, no había ningún marco legal que
reconociera e intentara frenar el acoso escolar, un problema creciente. De
hecho, muchos docentes reconocen que no saben qué hacer ante un caso de
violencia en las aulas. La nueva ley apunta a prevenir la conflictividad en las
escuelas –no sólo el bullying—y promueve la creación de equipos especializados
para la prevención e intervención ante esta clase de episodios, y señala que los
equipos de diagnóstico tienen que estar atentos a cómo está cambiando la
violencia escolar a partir de la masificación de las nuevas tecnologías.
La nueva norma que sancionó ayer a la madrugada
el Congreso prevé la creación de instancias de participación donde docentes,
padres y alumnos puedan prevenir y solucionar situaciones violentas. Los
alumnos tendrán un espacio donde puedan plantear sus problemas, los docentes
podrán intervenir y los padres no se quedarán afuera: pasan a tener un rol
activo en la resolución de conflictos.
Y, también, establece que habrá sanciones para el
bullying, que serán educativas, graduales y progresivas, atendiendo el contexto
y garantizando el derecho a la educación, por lo cual las autoridades de la
escuela tendrán que buscarle otro establecimiento donde estudiar al acosador,
si como medida extrema se decide su expulsión. El Ministerio de Educación ya
está trabajando en una guía con pautas claras para que los docentes. Y también
deberá habilitar una línea telefónica gratuita para que aquellos que no se
animan a contar lo que les pasó o sientan que la escuela no los escucha.
Fuente: Clarín13.09.13
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