Mientras se desarrolla el juicio por la
Megacausa La Perla, murió uno de los imputados Bruno Laborda.
Quién
era Bruno Laborda
Laborda,
este represor de 74 años era un
exmilitar del Tercer Cuerpo de Ejército de Córdoba, estaba imputado por una
privación ilegitima de la libertad y 5 homicidios calificados. Era enjuiciado
en la causa por los secuestros, tormentos y muerte de José Carlos Perucca; Rita Ales de Espíndola, quien se
encontraba embarazada y cuya hija fue restituída a sus familiares antes de ser
fusilada en La Perla; Daniel Santos y Pascual Héctor Ortega López, y Raúl José
Suffi.
Desde
diciembre de 1976 se desempeñó en el Batallón de Comunicaciones 141 en Córdoba.
Con el grado de subteniente actuó
como "número" en operativos del Destacamento de Inteligencia 141 en
"La Perla" y otros lugares dependientes del Ejército, informa el Diario del Juicio.
Antecedentes que conocemos
Este
sujeto asesinó entre otros a Rita Ales
de Espíndola, la hija de Susana
Dillon. Es una historia trágica que Susana se encargó de relatar a viva voz adonde tuviera ocasión de participar para referir el accionar del terrorismo de Estado
haciendo docencia con su prédica a favor de los Derechos Humanos, o sea del
derecho a la vida para los que aún hoy no entienden o no quieren entender.
En el año 2004 se
produjo una circunstancia especial, Bruno Laborda se sintió desplazado en sus
posibilidades de avanzar jerárquicamente en su carrera y le envió un reclamo
administrativo al Jefe del Ejército, general Bendini expresándole sus
observaciones haciendo un pormenorizado detalle de los “heroicos” servicios que
le había prestado a la Nación desde las filas del Ejército por los cuales
reclamaba su postergación en el escalafón. Entre esos actos confesos están sus
crímenes, es un documento de una dureza extrema, fue publicado por la prensa.
Pero
hoy murió Bruno Laborda, la Justicia llegó tarde, y más de treinta años de
lucha no le bastaron a Susana Dillon para lograr el veredicto que la historia
reciente le quedó debiendo.
Pepi Dillon, escribió hoy ante esta noticia:
Hoy murió Guillermo Bruno Laborda, el asesino de mi mamá, Rita Alés de Espíndola, hace unos años confesó esta atrocidad:
Entre los hechos que confesó el milico está el transporte en ambulancia desde el Hospital Militar de Córdoba hasta el campo de fusilamiento del batallón de una mujer que el día anterior había dado a luz. “Fue lo más traumático que me tocó sentir en mi vida –señaló–. La desesperación, el llanto continuo, el hedor propio de la adrenalina que emana de aquellos que presienten su final, sus gritos desesperados implorando que si realmente éramos cristianos le juráramos que no la íbamos a matar fue lo más patético, angustiante y triste que sentí en la vida y que jamás pude olvidar. A órdenes del jefe de la unidad, el entonces teniente coronel (Alberto) Solari, todos los oficiales procedimos a fusilar a esta terrorista que, arrodillada y con los ojos vendados, recibió el impacto de más de veinte balazos de distintos calibres. Su sangre, a pesar de la distancia, nos salpicó a todos.”
Hasta el dia de hoy no me puedo borrar estas palabras que se hicieron imagenes en mi cabeza como una pesadilla.
Hoy, un dia de mierda, la muerte no es una condena.
Pepi Dillon, escribió hoy ante esta noticia:
Hoy murió Guillermo Bruno Laborda, el asesino de mi mamá, Rita Alés de Espíndola, hace unos años confesó esta atrocidad:
Entre los hechos que confesó el milico está el transporte en ambulancia desde el Hospital Militar de Córdoba hasta el campo de fusilamiento del batallón de una mujer que el día anterior había dado a luz. “Fue lo más traumático que me tocó sentir en mi vida –señaló–. La desesperación, el llanto continuo, el hedor propio de la adrenalina que emana de aquellos que presienten su final, sus gritos desesperados implorando que si realmente éramos cristianos le juráramos que no la íbamos a matar fue lo más patético, angustiante y triste que sentí en la vida y que jamás pude olvidar. A órdenes del jefe de la unidad, el entonces teniente coronel (Alberto) Solari, todos los oficiales procedimos a fusilar a esta terrorista que, arrodillada y con los ojos vendados, recibió el impacto de más de veinte balazos de distintos calibres. Su sangre, a pesar de la distancia, nos salpicó a todos.”
Hasta el dia de hoy no me puedo borrar estas palabras que se hicieron imagenes en mi cabeza como una pesadilla.
Hoy, un dia de mierda, la muerte no es una condena.
El juicio por la Megacausa La Perla sigue en los
Tribunales Federales de Córdoba, donde más 900 testigos desgranan sus dolorosas
experiencias en los centros clandestinos
de detención “La Perla" y "La Ribera” en esta etapa que dejó 417 víctimas. Ahora
quedan 41 imputados, Bruno Laborda murió pero su sentencia la firmó él mismo el
día que de su puño y letra reveló su foja de servicios. Material para el
análisis por estos días en que estamos perplejos ante los antecedentes del actual
Jefe del Ejército.
CIUDADANOS
AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO
Ya lo creo Pepi, la muerte no es una condena, por eso también,tenemos que entender que la justicia lenta y permisiva no es justicia si no llega a su tiempo.Este tema siempre lo teníamos presente cuando nos juntábamos en casa a comentar todos los casos de derechos humanos con Susana, Principal luchadora incansable, incorruptible de las causas de desaparecidos en la República Argentina, ejemplo para todos.No existen militares buenos que no hayan tenido participación en las fuerzas armadas en el genocidio mas aberrante de la historia, todos aquellos que querían demostrar sus aptitudes de asesinos ante sus superiores, nunca les tembló la mano en disparar a quienes tenían pensamiento diferente, con el solo fin de llegar lo mas rápido posible a un ascenso. Por eso pienso y repienso en todos aquellos que sufrimos las consecuencias de aquella represión sangrienta pensamos diferente a todos aquellos que defienden ferozmente el ascenso de un genocida en un gobierno que condenó estos actos. Incomprensible. Estoy con vos Pepi te mando un abrazo grande.Cachete.
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