Entre los temas trascendentes para la
gente común el de la salud ocupa lógicamente un lugar principalísimo. Por eso
en nuestra ciudad lo que trascendió en
cuanto a casos de la gripe A mereció que desde las esferas oficiales se le
pusiera paños fríos al manejo público de la información. Lógicamente no es para
nada recomendable que la población entre en pánico por esta situación, pero la
información razonable y veraz firmemente avalada por los responsables de las
áreas respectivas debe ser un modo de comunicar que despeje dudas. La
experiencia de este año debe servir a la población para tomar las precauciones
del caso cuando se recomienda la vacunación de los grupos de riesgo, evitando
luego apresuramientos y demandas que superan las posibilidades de los servicios
sanitarios. Pero el estado debe también conducirse con prudencia no generando
medidas que no puede satisfacer como una vacunación masiva como se sugirió en
la capital de la provincia durante un fin de semana. Hasta acá sabemos que hay nueve casos
fatales de gripe A en la provincia que se dieron en pacientes de riesgo.
Luego apareció la triquinosis, esa
enfermedad transmitida por consumo de carne de cerdo infectado, que se ingiere
insuficientemente cocida. Cada tanto un brote masivo como el que sucedió en la
ciudad, hace que se den varios casos en grupo familiar y de amigos y más allá
del tratamiento específico es importante que los consumidores sepan el riego
que corren al no tener los productos a consumir los controles sanitarios
correspondientes.
Pero el tema urticante por excelencia de
estos días fue el brote de gastroenteritis que se dio en General Cabrera del
cual quedó el saldo fatal de una niña de tres años y por el que hubo una
cantidad importante de afectados. Nada se esclareció hasta ahora acerca del
origen del mismo y esto deriva entonces en una comunidad que transita un
conflicto serio en el cual por un lado están las autoridades incluyendo las
sanitarias que son fuertemente cuestionadas y por otro una población
desconcertada ante este estado de cosas.
El estado de salud de la población en lo
referente a estas enfermedades infectocontagiosas depende en gran medida de las
medidas de higiene personal y ambiental que se pueden satisfacer cuando se cuentan con servicios básicos adecuados.
Por ejemplo de poco sirve predicar los
beneficios del uso adecuado del agua cuando no hay buena provisión de agua
potable para el consumo doméstico y muchos de nuestros vecinos en la ciudad y en la zona carecen del servicio,
convirtiéndose en las poblaciones más vulnerables.
Las obras de infraestructura de un país
eternamente carente de recursos suficientes para asegurar la provisión de
servicios básicos a su población, tiene en el tema del agua potable un ejemplo no
resuelto en el sur de Córdoba, donde la calidad y accesibilidad a un flujo
suficiente deja mucho que desear. Las consecuencias en salud, están a la vista,
ya que a las enfermedades infecciosas se suma por ejemplo el alto tenor de
arsénico en aguas de muchas poblaciones, con el riego cierto bastamente
conocido para la salud de la gente, que en consecuencia debe comprar agua para su
consumo.
Los criaderos de cerdos en pésimas condiciones, son
aceptados como parte de la precariedad en que viven muchos de los sectores marginales de la sociedad. ¿Qué
nos puede asombrar entonces que tengamos un brote de triquinosis, cuando la
subsistencia obliga a vivir en condiciones tan precarias?
Estos son los temas que tendrían que
llenar las propuestas de los candidatos que hoy se abocan a ganar electores,
porque la salud de la población es el bien más valioso que debe custodiar la
dirigencia política, aunque no lo entiendan y pretendan captar votos vendiendo
espejitos de colores, con discursos que dejan demasiado que desear, cómo muchos
de los que estamos escuchando por estos días.
CIUDADANOS AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO
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