Julio del 2002, corrían los tiempos difíciles inmediatos
a la caída del gobierno de la Alianza, el gobierno nacional estaba a cargo de Eduardo Duhalde, que enfrentaba un duro
cuestionamiento por el reciente asesinato de los militantes sociales Kosteky y Santillán. Por entonces el
gobernador de Córdoba, José Manuel De la
Sota, estudiaba su lanzamiento como candidato presidencial y en la ciudad
el intendente era Alberto Cantero.
En este conflictivo damero el gobierno
provincial decidió conmemorar el 9 de
Julio con un desfile cívico militar, una gran parada, en nuestra ciudad de Río
Cuarto. Córdoba no era precisamente el mejor ambiente para realizar el acto
oficial, pero la capital alterna tampoco. Socialmente el horno no estaba para
bollos, la gente entre otras cosas no aprobaba esa erogación cuando el país
atravesaba una época de carencias
múltiples, porque había hambre en serio.
Tal desfile entonces fue cuestionado por
lo oportuno y lo costoso aunque el gobierno municipal lo considerara “superaustero”.
“Por qué no destinan esa plata al
Hospital Central que está desmantelado o a paliar el hambre que hay”, decía por
entonces Marta Santa, de Ciudadanos
Autoconvocados (1) “No sé de dónde sacan esa cifra (150.000 pesos). Los
efectivos militares que desfilarán
vendrán del Área Material y el Batallón. Habrá muy pocos de Córdoba y no
sobrevolarán aviones. Será un desfile superastero” dijo Guillermo Natali, vocero del intendente Cantero . Mientras el
periodista Vaca Narvaja en su
columna señalaba: “Ha sido tan grosera la operación para bajar el costo del
desfile que las cifras que dieron el intendente Cantero, su vocero de prensa y
el responsable del área de Protocolo
sólo coinciden en un aspecto, nadie sabe a ciencia cierta cuánto costará, ni
quien lo pagará (2) y añadía: el país llora otros dos muertos por la represión y
la barbarie uniformada (Kosteki y Santillán). “Está claro que el ánimo y la
necesidad de la gente está lejos de aplaudir el corte de cintas o presenciar
una parada militar”, preanunciando que “De la Sota y Cantero se exponen a posibles incidentes , si como todo
hace prever grupos políticos opuestos a la realización del desfile salen a
protestar en medio de los actos cívicos”.
La protesta que evidenciara la
desaprobación de buena parte de la sociedad hacia esta erogación en el acto, se
dispuso que consistiera en sacar “tarjeta roja”
al mejor estilo deportivo hacia las autoridades que convocaron al mismo. Pero
la aprensión de la clase dirigente duramente cuestionada por esos días hizo
eclosión y sucedió lo inédito en Río Cuarto.
Ese frío 9 de Julio a media mañana,
comenzaron los actos. El primer incidente para el gobernador De la Sota se dio cuando
fue abordado por vecinos que lo cuestionaron a la salida del Tedéum realizado en
la iglesia Catedral de Río Cuarto, “Asumimos nuestra culpa, nuestra responsabilidad,
y pedimos disculpas por todas las cosas que a lo mejor no hicimos tan bien cómo
tendríamos que haberlo hecho”, dijo entonces De la Sota, era tiempos de
disculpas. (4) Fue el primer tropiezo, porque el despliegue de
600 efectivos policiales por las calles de nuestra ciudad exacerbó
los ánimos. Los efectivos que llegaron a Río Cuarto estaban fuertemente armados, muy bien pertrechados
para reprimir conflictos y en aquella gris mañana invernal le imprimieron un matiz
oscuro y siniestro, inédito para una población que lejos de ejercer violencia pretendía
expresar su disconformidad simbólicamente con la “tarjeta roja”. Pero hubo más,
para dejarnos perplejos a los atribulados riocuartenses: francotiradores en los edificios: “Pese a que el acto se desarrolló
con total normalidad, hubo efectivos
policiales vestidos de civil apostados en los techos de las viviendas ubicadas
sobre la Avenida Mugnaini. Según expertos en armamentos, los policías
portaban fusiles FAL 762. Se trata
de un armamento de guerra capaz de perforar a diez personas con una sola bala.”
(7)
No se dieron incidentes, no obstante fueron
detenidos 13 manifestantes, en el operativo de la UR 9 por ese entonces a cargo
del comisario mayor Aldo Echeverry. Leamos
lo que decía la crónica periodística: “Contrariamente a lo que adujo el jefe de
la UR 9, no tenían las banderas desplegadas ni estaban coreando cánticos
adversos a las autoridades, sino que pretendían llegar al lugar de mayor
concentración para sacar una tarjeta
roja simbólica a los funcionarios que estaban en el palco oficial” (5).
De
la Sota, estuvo
acompañado por Olga Riutort esa gélida mañana, cuando con una sensación térmica esa
mañana de 4° bajo cero, la gente vivía su invierno más precario. El gobernador
minimizó la protesta diciendo: “Son poquitos, y cuando uno es poquito y
hay elecciones a la vista, lo que hay que hacer es votar no protestar” mientras
en los palcos reservados a las autoridades “se sirvieron
bebidas calientes en vasitos con la
leyenda “Córdoba corazón de mi país”. En las tribunas repartieron banderitas y
papel picado”. (6)
Pasaron once años, los nombres que nos
recuerda el relato precedente se reiteran en la conducción empezando en el orden provincial por José
Manuel De la Sota. En el país salimos de la crisis extrema a la que nos condujo
la política neoliberal de la mano del presidente Menem que estalló con el
gobierno de De la Rúa, pero los índices de pobreza y las condiciones de vida
miserable para buena parte de la sociedad se esconden detrás de subsidios que
no alcanzan para llevar a mejor destino a demasiados millones de argentinos. En
tanto, los cordobeses vemos con no poca preocupación los fuertes cruces entre
el gobierno provincial y nacional cuando todavía
estamos esperando ese futuro mejor que está en las promesas de todos los
políticos y tarda demasiado en llegar para gran parte del pueblo argentino, mientras
persiste la impunidad y se enseñorea la corrupción.
Ese 9 de Julio del 2002 nos recordó que
cuando las condiciones sociales no son favorables al poder, el recurso de la
intimidación es una carta que los que gobiernan siempre se guardan en la manga,
y conviene no olvidarlo porque le sigue la represión, y la violencia hacia los
reclamos sociales.
Nunca supimos por qué semejante
despliegue de efectivos, cuánto riesgo por apostar francotiradores en medio de
la gente ni cuánto costó el desfile del 2002, tampoco si lo pagó la Municipalidad
o la Provincia, pero no dude … los fondos salieron de nuestros bolsillos, así
como los que estuvimos expuestos a tanta insensatez fuimos los riocuartenses y
nuestras familias
CIUDADANOS AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO
Puntal 28 de Junio 2002
1.
Puntal 30 DE Junio de 2002
2.
Puntal, 12 de Julio
3.
La Voz del Interior 10 de Julio 2002
4.
Puntal 10 de Julio 2002 HVN
5.
Puntal, 10 de Julio
6.
LA Voz 10.07.02
7.
Puntal, 11 de Julio HVN
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