Hacíamos referencia hace un par de días
de la trascendencia de los problemas de salud de la población. El tema forma
parte de la agenda de la calle, esa que no es atendida en su debida medida por
las autoridades de turno de cualquier índole. Vamos a los hechos: la crisis
sanitaria de la población de General Cabrera, desencadenada por brote de
gastroenteritis que afectó a más de mil trescientas personas, las consecuencias
que la misma dejó en la población con el saldo de una criatura fallecida y la
desconfianza que plantea nada menos que el consumo de agua, merecieron un
tratamiento de parte de las autoridades que en el mejor de los casos merece el calificativo de falaz y
las fallas en la comunicación a la sociedad no hacen sino agravar las dudas.
El mismísimo Ministro de Salud de la
provincia de Córdoba, Carlos Simon, quien atribuye el brote de gastroenteritis
a la contaminación del agua y la respuesta de la intendenta de la localidad,
Carolina Eusebio,que se muestra sorprendida por tal apreciación, no hacen sino
desnudar un trasfondo de intereses contrapuestos en el manejo de un problema
sanitario. Poca seriedad para con la gente que deambula comprando agua y se
recupera de una situación que enfermó al 11% de una población, y que no se sabe
aún con certeza si está superada.
Córdoba con este ejemplo demuestra que
no es esa provincia que publicita el gobernador De la Sota, quien se afana en
señalar que no reitera aquí las prácticas políticas que dividen y confrontan
sino que se prioriza el diálogo y se fomenta el buen vivir aún entre
adversarios. Que mal que lo hace quedar al gobierno provincial este manejo de
esta situación en General Cabrera cuando no hubo un responsable que saliera
abiertamente a apoyar a un municipio con este serio problema, para que así aunadamente esclarecieran el tema ante la
opinión pública, brindaran indicaciones concretas a la población y dieran la
certeza que desde las reparticiones estatales se estaba tomando el caso con la
seriedad que corresponde. En cambio hay fuego cruzado entre funcionarios, y la
politización de un problema sanitario nos está planteando la duda de si esto se
produce exclusivamente por intereses partidarios o si hay un esquema inadecuado de organización y funcionamiento
de las estructuras de gobierno que las torna incapaces de afrontar una
situación de crisis.
Cualquiera de las opciones son
preocupantes, lo concreto es que uno es
el discurso otros son los hechos, y que
este manejo del problema de salud que vivieron los vecinos de Cabrera merece
más respeto de parte de los responsables de turno para una población que aún
espera la última palabra en los resultados de laboratorio que den certeza acerca de la calidad del agua que usan para
su diario vivir.
CIUDADANOS AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO
Entre el gobierno de la provincia y el de Gral. Cabrera no hacemos uno. Son una manga de hijos de puta, inútiles y ladrones que pretenden tener poder y dinero a costa de cualquier cosa incluso de la vida de una niña como ocurrió en este caso.
ResponderEliminarJorge Falco