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7 jul 2013

Megacausa Salta: testimonio de un vecino de Río Cuarto

En los juicios por las causas de lesa humanidad que se llevan a cabo en la ciudad de Salta, fue citado a declarar José Luis Salazar, un vecino de nuestra ciudad, nativo de aquella provincia del norte. Incluimos un comentario de este testimonio  publicado a fines del año pasado por Megacausa Salta.

Confirman que Ovalle trató de hablar con un testigo antes de que declarara

20-11-2012 - El abogado Gerardo Battistón dijo ayer que el testigo José Luis Salazar le dijo que había recibido una llamada de “un tal Avalle u Ovalle” pidiéndole reunirse con él antes de que declarara en el megajuicio por violaciones a derechos humanos que se lleva a cabo en esta ciudad.
Battistón declaró desde Córdoba vía videoconferencia, por pedido del fiscal Ricardo Toranzos, quien el pasado 6 de de este mes planteó al Tribunal Oral en lo Federal Criminal de Salta la revocatoria de la excarcelación del acusado Juan Manuel Ovalle, quien está siendo juzgado en este proceso por su presunta participación en el secuestro y desaparición de la docente universitaria Silvia Aramayo.
Battistón, que como integrante del Programa Verdad y Justicia se encarga de citar a testigos residentes en Córdoba que son requeridos por el TOF Salta, contó que el sábado 3 de noviembre fue a Río Cuarto a notificar a Salazar que debía venir a declarar el 6. Contó que el testigo lo recibió hablando por teléfono y por sus respuestas entendió que la persona con la que conversaba le preguntaba cuándo iría a Salta. Battistón recordó una de las respuestas: “No te hagás problemas, yo si tengo que viajar, te voy a avisar o te paso a ver”. Cuanto cortó Salazar le dijo que “la charla era con un tal Avalle u Ovalle”, quien le preguntaba, precisamente, si iba a venir a declarar en este proceso.
Battistón dijo que Salazar no se mostró asustado pero sí preocupado, porque “saben todo”. Añadió que, “por las dudas”, habló con el jefe del Programa Verdad y Justicia y se comunicó con la abogada Verónica Huber, que junto a su colega Pedro García Castiella, integran el Programa en Salta. Fue así que la novedad del llamado llegó a conocimiento del fiscal.
Salazar declaró efectivamente el 6 de noviembre. Y contó sobre la llamada de Ovalle, que lo sorprendió porque no tenían contacto desde hacía 30 años. El testigo afirmó que el acusado le pidió que se reuniera con él antes de declarar.
Para el fiscal, hay un entorpecimiento de la acción judicial, por lo que pidió se le revoque la excarcelación a Ovalle. Dado que Salazar dijo haber recibido la llamada a su teléfono celular, el fiscal pidió ese día que se revisara este teléfono para confirmar la existencia de la llamada. Ayer el querellante David Leiva quiso saber si se había realizado esta diligencia: “(Para cuando se hizo el pedido) el testigo ya se había retirado por lo que fue imposible”, fue la sorprendente respuesta. El presidente del Tribunal, Carlos Jiménez Montilla, aseguró que la medida se llevará a cabo en estos días.
Varios testigos han señalado a Ovalle como agente de inteligencia en la Universidad Nacional de Salta (UNSa), y en otros ámbitos. Ayer la periodista y ex diputada nacional Silvia Troyano recordó que sabían que era hermano del comisario Abel Vicente Murúa (acusado por crímenes de lesa humanidad, ya fallecido) y que por eso se cuidaban al hablar delante de él.

 Sin identificar

“En esa época a ese personal (de la D2 de la Policía) no se lo identificaba mucho”. La frase fue vertida ayer por el policía retirado Ángel Orquera, quien en septiembre de 1976 integraba la Brigada de Explosivos de la División Bomberos de la Policía de Salta y como tal fue convocado a revisar la casa del barrio Santa Lucía de donde fueron secuestrados Gemma Fernández Arcieri de Gamboa y su esposo, Héctor Gamboa.
Orquera hizo esta afirmación en respuesta a una pregunta del abogado David Leiva, que intentaba obtener información sobre los policías presentes en la casa de los Gamboa. El testigo dijo que cuando llegó, no supo precisar si a la 1, las 2 o las 3 de la madrugada del 25 de septiembre de 1976, la casa “abierta, iluminada y en completo desorden” y que afuera había policías uniformados y de civil.

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