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11 abr 2016

Caso Dalmasso: razones de la imputación de Macarrón en una nota periodística

Para Miralles, el semen de Macarrón delata “indicio de presencia” en el crimen 
 
El fiscal interpretó que no hubo violación, sino sexo consentido. Sostuvo que las muestras obtenidas en la zona vulvar eran recientes y pertenecían al viudo.
 
Cuentan que cuando Daniel Miralles entró por primera vez a su flamante despacho, para hacerse cargo de la Fiscalía de Cuarto Turno, lo primero que pidió a sus colaboradores fue que le mostraran dónde estaba la causa Dalmasso.

Lo llevaron entonces al recinto donde se apilaban los cuerpos del voluminoso expediente y, como si pensara en voz alta, Miralles confió en que -para bien o para mal- su desempeño en el nuevo cargo seguramente estaría atado a la suerte de ese verdadero titanic judicial: el hundimiento de la causa dejaría magullado su prestigio tanto como un eventual juicio y la resolución del caso podría catapultarlo a ligas mayores.

Conociendo que cada uno de sus movimientos sería seguido con atención por la opinión pública, Miralles eligió moverse con celeridad y decisión puertas adentro de tribunales y con marcado hermetismo hacia afuera.

Así, recién dos semanas después de la declaración de Marcelo Macarrón como imputado del crimen de su mujer, se pueden conocer con precisión los aspectos que el fiscal Miralles tuvo en cuenta para dar un vuelco a la causa instalada en un limbo. Eso surge del texto que elaboró el propio Miralles cuando decretó la imputación, escrito al que pudo acceder este diario.

Sin un testigo directo del asesinato, la imputación del fiscal se basó en un indicio de presencia, es decir, en una serie de elementos que le permitieron al fiscal inferir que la madrugada del 25 de noviembre de 2006, en un lapso que va de las 3.20 a las 5, el viudo estuvo en la vivienda de la Villa Golf donde mataron a Nora Dalmasso.

Más aún, lo señala como el autor material basándose en los testimonios de los médicos forenses Virginia Ferreyra, Guillermo Mazzuchelli y Martín Subirachs. Sobre todo de éste último “quien aseveró no tener elementos científicos para afirmar que se haya tratado de una violación” y afirmó estar convencido de que la víctima acababa de mantener una relación sexual consentida.

En esa misma línea, cobran valor para la fiscalía los dichos del bioquímico Daniel Zabala en cuanto a que el hallazgo de semen en la zona externa de la vulva da cuenta de una relación sexual reciente.

Por otra parte, una simple observación macroscópica permitió determinar que el líquido presente en la zona vulvar era abundante, lo que también abona la interpretación del bioquímico.

Aunque se dijo hasta el cansancio y es archiconocido que en la escena del crimen se halló muestra de ADN del linaje Macarrón, Miralles le dio especial valor al informe del Centro Nacional de Ciencia Forense de la Universidad de Florida que circunscribió ese ADN a un solo integrante de la familia Macarrón: el viudo.

Así, Miralles -a diferencia de su antecesor Javier Di Santo- puso por escrito que la evidencia genética “tiene un carácter dirimente como elemento de cargo por su especificidad, lo que permite atribuir indicio de presencia en el lugar del hecho”.

En otras palabras, ese indicio es lo que genera en Miralles la sospecha que hoy salpica a Marcelo Macarrón y lo deja en  serio riesgo de ir a un juicio oral y público.

Fuente Puntal 11.04.16

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