Hay hechos socialmente trascendentes en la vida de una comunidad, el perejilazo es uno de esos para Río Cuarto. Por estos días el accionar policial està fuertemente cuestionado en nuestra provincia y la cartelera cinematográfico nos ofrece la posibilidad de ver "Tesis sobre un homicidio" un interesante film basado en una exitosa novela en la que el asesino busca demostrar la imposibilidad y limitaciones de la Justicia, no podemos menos que reflexionar con la irresolución del caso Dalmasso sobre esa postura que el autor Diego Paszkowski le asigna al protagonista de su obra. Por eso le reiteramos, cómo lo hemos venido haciendo año tras año : No se olviden del perejilazo.
Han pasado seis años de la movilización masiva más significativa de la ciudad en una causa vinculada con la demanda de Justicia. Fue el 9 de febrero del 2007 cuando el pueblo de Río Cuarto salió ruidosamente a la calle en una respuesta inédita ante el desarrollo judicial del caso Dalmasso, que por una maniobra urdida desde el centro del poder político de la provincia, tornó absolutamente increíble la resolución de detener a Gastón Zárate como principal sospechoso del crimen de Nora Dalmasso. Zárate, de oficio pintor, fue detenido cuando en la investigación del crimen sucedido hacía dos meses y medio se había instalado la hipótesis de violación, en el momento en que al equipo de fiscales locales, Javier Di Santo y Fernando Moine se sumó Marcelo Hidalgo designado por el Fiscal General de la Provincia Gustavo Vidal Lascano.
Han pasado seis años de la movilización masiva más significativa de la ciudad en una causa vinculada con la demanda de Justicia. Fue el 9 de febrero del 2007 cuando el pueblo de Río Cuarto salió ruidosamente a la calle en una respuesta inédita ante el desarrollo judicial del caso Dalmasso, que por una maniobra urdida desde el centro del poder político de la provincia, tornó absolutamente increíble la resolución de detener a Gastón Zárate como principal sospechoso del crimen de Nora Dalmasso. Zárate, de oficio pintor, fue detenido cuando en la investigación del crimen sucedido hacía dos meses y medio se había instalado la hipótesis de violación, en el momento en que al equipo de fiscales locales, Javier Di Santo y Fernando Moine se sumó Marcelo Hidalgo designado por el Fiscal General de la Provincia Gustavo Vidal Lascano.
Este hecho trascendente en la historia reciente de la ciudad, de movilización masiva y espontánea que trascendió como “el perejilazo”, es un punto de inflexión ante la actitud habitual de la ciudadanía local ante las causas judiciales y los problemas sociales. La gota que colmó el vaso de la tolerancia popular se vio reflejada en esa marcha, así como el compromiso de una población de poner límites a los abusos del poder y exigir justicia como un principio fundamental de funcionamiento de una democracia. Zárate que pasó 25 horas en la cárcel, fue liberado. La gesta de su ciudad fue determinante para que este objetivo se lograra.
El entonces gobernador de la provincia José Manuel De la Sota se sumó al descrédito de la actitud asumida por los miembros del Poder Judicial ante la detención. Entre otras cosas expresó: “Nadie les cree a los fiscales; y yo tampoco” (1). Justamente él que había sido invocado entonces por el vocero de la familia Macarrón, Daniel Lacase quien comento a los medios a poco de sucedido el asesinato: "El señor gobernador me llamó anoche por teléfono y puso todos los medios en nuestras manos, hasta la SIDE si hiciera falta" (2).
La policía jugó su rol en la detención de Zárate al obtener la versión de los hechos bajo presiones a Carlos Curiotti, amigo del pintor quien luego denunciara estos apremios y comprometiera a personal de la División Homicidios. Carlos Curiotti señala en su denuncia a Rafael Sosa, Jefe de la División Homicidios de Córdoba, y a los policías Diego Osorio y Antonio Maldonado. (3)
Una opinión de la prensa, basta sólo una desde la capital provincial para considerar la significación que se le dio al “perjilazo”: "La movilización de muchos riocuartenses, convencidos de que el trabajador era un "perejil", conmovió las estructuras de la gestión delasotista”(4). Y dejó en el camino a muchos, entre otros al propio Fiscal General, además de las previas derivaciones de la investigación que costaron los cargos del secretario de Seguridad, Alberto Bertea y el ministro de Seguridad, Sergio Busso.
El perejilazo, buscó ser desacreditado desde el seno del poder. Fue el entonces vocal del Consejo de la Magistratura de Córdoba, Dr Luis Enrique Rubio, quien calificó la movilización como una situación armada con concurrencia trasladada por unos colectivos que estaban por otros fines en la ciudad. Si Ud. estuvo, participó, o si vio a los vecinos por televisión, no puede creer que fueron llevados como llevan gente a los actos partidarios. La movilización respondió a una manifiesta indignación popular y pensar que fue un acto armado es subestimar su origen. En Río Cuarto, nos conocemos demasiado como para saber quiénes estábamos allí, demandando Justicia y elevando la simbólica ramita de perejil. La trascendencia de este hecho es tal, que merece que se lo recuerde y valore en toda su magnitud, cuando todavía estamos esperando una respuesta creíble de la Justicia.
El caso Dalmasso deambula en la penumbra de tribunales y su resolución se avizora cada día más lejana e incierta. Pero el “perejilazo” dejó su impronta, desnudó los abusos del poder, el avasallamiento de los derechos humanos al evidenciar que con una campaña de presiones y aprietes consiguieron arrancar una denuncia de Carlos Curiotti implicando a su amigo Gastón como autor del homicidio, y ubicó a cada personaje en su lugar empezando por aquellos de quienes más se esperaba para llegar a establecer justicia.
Y la población, esa que salió a la calle, es la misma que hoy espera respuesta ante tantos casos impunes, además del esclarecimiento del asesinato de Nora Dalmasso
CIUDADANOS AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO
1. Puntal 11 de febrero de 2007
2. Revista Noticias 17 de febrero 2007
3. Puntal 16 de diciembre de 2006
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