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11 sept 2009

Tema medicamentos truchos: Quién es quién








En este especial enredo que  mezcla la salud de los enfermos de cáncer, sida y hemofilia con la política y el sindicalismo, como será largo para seguir e imperdible por la gravedad de la denuncia empecemos por conocer los principales actores de esta siniestra causa:
Juez Oyarbide: a cargo de la causa que se inició en 2005 tras la muerte de una joven embarazada en la ciudad de Viedma por la ingesta de hierro. En el caso conocido como "Yectafer", nombre comercial de un complejo de hierro inyectable comúnmente recetado para las embarazadas y personas anémicas, determinó que ese medicamento estaba adulterado y que entre los componentes que lo componían había "cianuro de sodio, ácido sulfúrico, anhídrido acético y cloroformo, entre otras sustancias".
Dijo ayer que: “La prueba principal está centrada en importantes escuchas telefónicas. Hay diálogos muy complicados entre un subsecretario de Salud, el señor Costa, y Lorenzo, que no se privó de hablar con nadie. Habló y burló varios procedimientos, pero en éste no le fue posible”.
Néstor Lorenzo: es el principal sospechoso. Empresario farmacéutico titular de la droguería San Javier y sindicado por la ex ministra Graciela Ocaña, como el “Yabrán” del mercado farmacéutico, “porque es un personaje que hacía negociados anónimamente gracias a los contactos, sobornos y aprietes”. Antecedentes: “ya estuvo involucrado en los años noventa en la venta de leche en mal estado, la leche de Vicco, que debía ser destinada a un plan materno infantil”. “Con esto quiero decir, señala Ocaña, que es un hombre que hace años que trabaja con una red de personas que seguramente tienen un importante grado de impunidad”. Se lo vincula a una mesa de dinero que negociaba con la “mafia de los medicamentos”, que no funcionaba sino a tres cuadra de la SIDE y de la Casa de Gobierno, en el consulado de Guinea-Bissau, que es  el país más pequeño del África continental.
Alberto Costa: Odontólogo de profesión  se desempeñó como Subsecretario de control Sanitario de la provincia de Buenos Aires. Es el único, con rango de subsecretario que sobrevivió a las gestiones de Duhalde, Ruckauf, Solá y ahora Daniel Scioli. Dicen que llegó apoyado tanto por el Colegio de Farmacéuticos como por los gremios estatales
Fue despedido ayer 08.09.09 por el ministro de salud de la Pcia. Dr. Claudio Zin, a raíz de las vinculaciones con Lorenzo.
Juan José Zanola: titular del gremio bancario, es señalado por Ocaña como mínimo, “cómplice” de la mafia de los medicamentos y aseguró que el dirigente de los bancarios confunde “lo público y lo privado” con su particular manejo del dinero de la obra social de su gremio. . La esposa de Zanola maneja la Policlínica Bancaria y a la vez tiene empresas que son prestadoras de la Policlínica. Y no es lo único. La esposa de Moyano maneja la gerenciadora de la obra social de camioneros. Droguería Urbana, que le provee a la obra social de camioneros, era de la misma gente de Forza.
Una”perlita” de una investigación de Jorge Lanata:
Enrique Oscar Montiel: es el cónsul honorario. Nació en la provincia de Córdoba el 24 de julio de 1930, egresó del Colegio Militar en 1950 y llegó en su carrera a ser mayor de Infantería. Según los registros castrenses, Montiel murió el 11 de marzo de 1997. Pero ante su febril actividad financiera, se lo ve más vivo que nunca. Para estar muerto, en los últimos años ha desplegado una intensa actividad: creó una empresa, ocupó el consulado y fue candidato a legislador por el MODIN. El 14 de julio de 2000, el cónsul Montiel creó la firma Detutti S.A con Humberto Carlos Maritato, domiciliada en Corrientes 2032 Tercero B, domicilio anterior del consulado de Guinea-Bissau. En 2003 ocupó el puesto 14 de candidato a legislador de la Ciudad por el MODIN (Movimiento por la Dignidad y la Independencia). Montiel mantiene habituales reuniones con “grupos nacionalistas”, en abril del año pasado mantuvo un encuentro con el denominado Grupo Suipacha “en el que se habló sobre la necesidad de profundizar las relaciones bilaterales con la hermana república del África y hacerle llegar al presidente de Guinea-Bissau los puntos más salientes de nuestro reclamo por nuestras queridas y nunca renunciadas Islas Malvinas”. 

CIUDADANOS AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO



Opinión
¿Hasta cuándo el negocio de la enfermedad?
Gonzalo Basile (Presidente de Médicos del Mundo-Argentina)
La discrecionalidad y liviandad de la regulación-control del negocio de los medicamentos en la Argentina es sorprendente. Un mercado de más de 15 mil millones de pesos anuales en ventas de medicamentos habla a las claras de los intereses, relaciones de poder y negocios. Producción, comercialización y venta de medicamentos truchos. Prebendas e incentivos de los laboratorios a los profesionales de la salud para “garantizar” la venta bajo receta. Márgenes de rentabilidad en medicamentos de un 10 mil hasta un 30 mil por ciento sobre el precio final. El constante traspaso a venta libre de fármacos como si fueran golosinas. Protocolos clínicos de investigación farmacológica aplicados en hospitales públicos y sobre la población más pobre. Publicidades engañosas de los fármacos sobre el criterio del marketing. Más de 4.000 fármacos en el Vademécum en la Argentina, cuando la OMS plantea que 300 fármacos esenciales resuelven el 95% de los problemas de salud-enfermedad prevalentes en nuestros países. Ministros que vienen de trabajar y recibir incentivos de laboratorios multinacionales. El fenomenal pacto de negocios entre industria farmacéutica, obras sociales sindicales y sector privado que mantiene la medicalización como práctica constante de la salud pública. Y la lista podría continuar. Lo que deja en evidencia dichas prácticas es que no se trata de ilícitos aislados o casos excepcionales, sino del accionar y las políticas permanentes que mantienen la industria farmacéutica y sus enclaves de mercado para sostener la hegemonía del negocio de la enfermedad a cualquier costo. Las famosas ganancias extraordinarias.
Esto significa la inexistencia del Estado para garantizar el acceso al medicamento como bien social al servicio de la salud colectiva, y la presencia de un Estado cooptado por estos intereses para garantizar los negocios del mercado médico-farmacológico. A pesar de las actuales buenas intenciones, las acotadas atribuciones del ANMAT no alcanzan ni por asomo frente a la complejidad del poder económico. La Argentina necesita definir si está dispuesta a diseñar una política nacional de medicamentos con la creación de una agencia estatal para el control/regulación férrea de la industria farmacéutica con participación directa de la sociedad civil (universidades, ONG, sindicatos, etc.) y que, a su vez, se fortalezca la producción pública de medicamentos esenciales, sueros y vacunas para el acceso universal de nuestro pueblo a bienes que deben estar al servicio de la salud. No nos digan que “no se puede”. Mejor que expliquen quienes están al frente del Ministerio de Salud por qué conocen todo esto y no hacen nada. O, para ser más justos, por qué sostienen el negocio de la enfermedad.


Fuente : Crítica

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