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1 oct 2015

Confesión en la Justicia de un policía local

 
La confesión del sargento Jacinto Frangie

“Con mi mujer consumíamos hasta 30 gramos de cocaína por día”

Un policía, su pareja y su hermano están acusados de tener en su domicilio una importante cantidad de estupefacientes para la venta. Ayer dieron a entender que la droga hallada era para consumo personal
A mediados de mayo del año pasado, agentes de Drogas Peligrosas se habían ocultado en cercanías de la casa de Sadi Carnot 1024 y, cuando empezaba a caer el sol, vieron cómo un hombre que acababa de entrar a la espaciosa vivienda salía a los pocos minutos y en forma disimulada subía a un VW Gol.

Lo siguieron y en la esquina de Echeverría y María Olguín lo interceptaron con dos gramos de cocaína.

Era la confirmación que necesitaban para el paso siguiente en el operativo: con una orden de allanamiento la Policía entró a la vivienda que ocupaban en la planta baja el sargento primero Jacinto Bernardo Frangie (45) y su concubina Marina del Carmen Mansilla y, en la planta alta, vivía el hermano del policía, Antonio Frangie, quien por entonces estaba a cargo de las cuadrillas del tanque de agua en Emos.

Los tres quedaron acusados del delito de tenencia de estupefacientes con fines de comercialización, delito que en el caso de Jacinto quedó agravado por su condición de policía.

Precisamente, el agente que hoy se encuentra en situación pasiva dentro de la fuerza fue el único que ayer llegó esposado a tribunales en el inicio del juicio a cargo del juez Carlos González Castellanos, de la Cámara Segunda del Crimen.

Según la acusación del fiscal Walter Guzmán, tras revisar la planta alta y baja de la casa encontraron importantes cantidades de estupefacientes. Sólo en uno de los sitios secuestraron 82 gramos de cocaína compactada, a lo que hay que sumarle la droga fragmentada en tizas y ocultas en placares, roperos y otros muebles. Además, con la presencia de dos testigos les incautaron un plato, un rallador, envoltorios y recipientes con restos de cocaína.

Ayer, a media mañana, los hermanos Frangie llegaron acompañados de su abogado Paulo Espamer, en tanto que Mansilla lo hizo junto a su defensor Jerónimo Trebucq. Ninguno de los 3 quiso declarar sobre la causa, pero se vieron obligados por ley a responder las preguntas que el juez les formuló sobre sus condiciones personales.

Jacinto Frangie admitió ser un consumidor compulsivo desde los 18 años. “Las cantidades fueron en aumento y los fines de semana con mi mujer podíamos llegar a consumir hasta 30 gramos de cocaína en un día”, dijo el policía. Frangie agregó que bebía grandes cantidades de alcohol y también tomaba psicofármacos para dormir y para regular los efectos de su adicción.

En la mayoría de los juicios penales es raro que un acusado reconozca ser adicto; sin embargo, en los hechos por drogas los imputados suelen manifestar abiertamente ser consumidores con la esperanza de que la Justicia determine que lo que le secuestraron era para consumo propio.

A su turno, Mansilla confesó haber sido una importante consumidora de cocaína, aunque aclaró que después de haber estado un año y dos meses detenida por este hecho ha dejado la droga y está tratándose en el Hospital.

Antonio Frangie , empleado contratado de la municipalidad, dijo consumir esporádicamente cocaína y en pequeñas cantidades. “Nada que ver con ellos”, indicó diferenciándose de las otras dos personas que estaban sentadas en el banquillo. Después del breve interrogatorio se dio por terminada la primera jornada de la audiencia porque los acusados se abstuvieron de declarar y no había testigos citados.

El juicio continuará el 7 de octubre. Para esa ocasión, el fiscal de Cámara Jorge Medina pidió que se llame a la policía Romina Riviers y a la persona que fue sorprendida con cocaína a poco de salir de la casa de los Frangie.

Fuente: Puntal 29.09.15

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