Dado la dura experiencia que vivimos en el país el pasado verano con la epidemia de dengue, la prevención juega un rol predominante basada en el conocimiento por parte de la población para lograr su adhesión. Los problemas de salud pública son complejos en su origen y es fundamental la participación solidaria de toda la comunidad a fin de conseguir que sean efectivas las medidas que se difunden para lograr soluciones. Como parte de la educación, que nos permite tomar conciencia de la realidad que vivimos, les acercamos estas reflexiones que pertenecen a un experto en la materia, quien analizó algunas características de esta pasada epidemia de dengue .
Particularidades de la epidemia de dengue del 2009 en Argentina
Se produjo por primera vez una epidemia que abarcó varias provincias, incluida Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Se inició a mediados de enero del 2009, como consecuencia de la introducción en varias ciudades de personas provenientes de Bolivia, en donde se produjo una epidemia extendida en varios departamentos de esa República hacia fines del 2008.
En las ciudades del Chaco salteño, la epidemia se potenció en Tartagal, debido a una catástrofe natural: el aluvión que destruyó una parte de la ciudad.
Este panorama es un indicador de la situación socioeconómica de la región, lo cual no es ninguna novedad para quienes conocen la realidad social y sanitaria de la Argentina.
La epidemia golpeó duramente la provincia de Chaco, donde de realizarse estudios específicos, quedaría demostrado que la casi totalidad de la población de varios pueblos y ciudades de la provincia fue infectada.
La distribución actual del mosquito Aedes aegypti en el país abarca un territorio muy amplio, desde provincias subtropicales y templadas hasta provincias andinas, como sucede en los valles de Catamarca.
La población que vive en este ámbito geográfico y está en riesgo de adquirir la enfermedad supera los veinte millones de habitantes.
La experiencia del 2009 en la Argentina ha mostrado que la mortalidad por dengue también se produce en el curso de una primera infección, lo cual diferencia esta epidemia de la del período 1999-2000.
La comunidad debe estar informada, ya que ocultar, retrasar o negar la realidad genera especulaciones que terminan agravando la situación.
Los funcionarios de salud deben recordar, que primero son médicos, cuyo objetivo es cuidar la salud de su comunidad y no defender posiciones de poder.
La dinámica que sigue la transmisión del dengue es compleja, por lo que aventurar que en el próximo verano habrá una epidemia o aumentarán los casos graves es una mera especulación. En cada año se hace necesario evaluar los riesgos de acuerdo a factores ambientales, demográficos, situación en la frontera etc.
Dr. Alfredo Seijo.
Servicio de Zoonosis del Hospital “Francisco J. Muñiz”.
Bs. As. Argentina
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