Vamos
a seguir haciéndonos eco de los artículos que consideran el análisis de la
situación de la infraestructura vial especialmente en el territorio de nuestra
provincia, porque es un déficit grave que
urge solucionar. No bastan las obras anunciadas a partir de los recursos generados
con la polémica tasa vial, que encarece el transporte por el territorio
cordobés con logros a verse en cuentagotas ante la gravedad de esta crisis, porque
además la provincia presenta rutas nacionales y deben ser por lo menos, mejoradas. Las disputas de
gobiernos provincial y nacional, hacen que muchos caminos sean tierra de nadie, a pesar de los costos crecientes para los usuarios
propiciando que en sus trayectos los
accidentes fatales hagan estragos con los saldos de víctimas que se incrementan..Todo cuenta a la hora del
balance, por eso le invitamos a leer las consideraciones de un periodista de la capital provincial...
Sistema
vial: cada vez más caro, siempre tan peligroso
Entre peajes que aumentan
y se multiplican, multas y nuevos impuestos, como la tasa vial, circular por
rutas y calles de Córdoba es cada día más oneroso. Pese a ello, el riesgo de
siniestros no disminuye..
La Voz. 5.11.12 Por Jorge Londero
El registro que lleva nuestro diario desde 2007 muestra que, pese a tantas campañas y medidas, no hemos logrado reducir la cantidad de muertes en rutas y calles de la provincia. Antes de ingresar al corriente mes, ya se habían superado las 400 víctimas fatales por siniestros viales en territorio cordobés en lo que va del año. De nada sirve mentirnos: las casualidades y al azar no pesan nada. No se trata de accidentes, son todos siniestros que se podrían haber evitado.
Una deducción muy escuchada, en especial a la hora de justificar la impotencia por no poder reducir las fatalidades, es la que señala que cada vez hay más autos y que por eso no se pueden bajar las cifras de muertes. Suena a excusa, y con excusas no vamos a solucionar este enorme problema.
Además, el incremento del parque automotor no es casual, responde a la falta de soluciones de transporte y a la degradación de sistemas alternativos que en otros países funcionan muy bien, como el ferrocarril; cuya decadencia acarrea también la invasión de tránsito pesado y lento en las rutas. Junto a ello, una suma de factores se conjuga para armar el complot que cada año nos lleva medio millar de vidas en la provincia. La impericia de los conductores y el mal estado de las rutas (responsabilidad que comparten Nación, Provincia y municipios) deben estar entre las primeras causas, pero hay otras.
Promesas incumplidas.
Hace años que los cordobeses pagamos costosos peajes, a los que ahora debemos sumar la tasa vial. Hemos soportado casos cercanos a la estafa, como los de las rutas 13 o 6, donde pese al canon que se pagaba, no se realizaba ni el mantenimiento mínimo.
Salvo la autopista Córdoba-Rosario y la autovía Córdoba-Río Ceballos, ambos casos en los que aumentó considerablemente el monto de peaje, la infraestructura no ha mejorado sustancialmente ni se puso a la par del crecimiento vehicular. Por sólo citar tres ejemplos, la ruta 9 norte es un cuento de promesas incumplidas; la 19 una larga historia de postergaciones que nos pone mal en comparación con Santa Fe, que ya llegó con autopista hasta San Francisco; y la 36, toda una vergüenza que recién ahora esperamos superar.
Así, para ir desde Córdoba a Río Cuarto y unir de este modo las dos ciudades más grandes de la provincia, hay que abonar tres peajes (Salida de la RAC, Piedras Moras y Arroyo Tegua) y superar infinidad de tramos destruidos o mal señalizados, además de estar expuestos a pagar multas por la gran cantidad de controles policiales.
¿Industria de la multa?
Aquí otro tema para el debate. La Policía Caminera se reflotó con el objetivo explícito de mejorar los controles en rutas y con ello reducir los siniestros. Su accionar en estos años no parece haber logrado ese fin. En cambio, sí consiguió un importante incremento en los ingresos provinciales, por lo que los críticos le apuntan una utilidad mucho más recaudatoria que preventiva.
Hay cosas que abonan el argumento de esos “malpensados”. Según lo informado por la Policía, el fin de semana entre el viernes 26 y el domingo 28 de octubre pasado, la Caminera labró un total de 5.151 multas, de las cuales 946 fueron por adelantamiento indebido, 641 por alcoholemia positivo y 188 por exceso de velocidad, entre muchas otras causas con menor incidencia.
¿Por qué tantas por adelantamiento? Aunque no lo informaron, una importante cantidad de las multas de ese tipo se labraron en el tramo entre La Calera y la comuna de San Roque (rutas E-55 y 38), alrededor de 20 kilómetros sin posibilidad de sobrepaso, pese a tener una recta de casi cinco kilómetros con doble línea amarilla en la costanera del lago San Roque.
El método de la Caminera en ese sector es apostar un agente escondido, en especial en esa recta, y un control visible en los extremos. Cuando detienen al infractor, le comunican que su compañero escondido les informó de la falta, por radio. No hay escapatoria.
Aún cuando la infracción se haya realizado para superar un camión muy lento o un carro de tracción a sangre, es una falta al fin y corresponde ser multada. Lo que no parece efectivo es la existencia de agentes ocultos, cuando es justo la presencia policial uno de los elementos disuasivos que hacen a la prevención.
Fuera de toda discusión, queda claro que los cordobeses pagamos cada vez más y más para utilizar un sistema vial donde el peligro de muerte sigue a la orden del día.
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