Apoyamos la Jornada Nacional Contra la Violencia de Género que se desarrolla este viernes 24 de agosto en todo el país para exigirle al Estado que garantice la seguridad de las mujeres tanto en el ámbito privado como en el público.
Difundimos un documento elaborado por especialistas en el que definen la problemática y sus variantes, ayudando a reconocer los síntomas de la situación que padecen muchas mujeres, sus variantes y consecuencias así como las alternativas de prevención y tratamientos.
CIUDADANOS AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO, 24 de agosto de 2012
Violencia de género
Concha García Hernández.Psicóloga, Master en Ansiedad y EstrésIntroducción.
Definición.
En ocasiones,
las distintas denominaciones de los malos tratos lleva a confusión: Violencia
de Género, Violencia Doméstica, de pareja, hacia las mujeres, masculina o
sexista…
La
violencia doméstica hace referencia a aquella que se produce dentro del hogar,
tanto del marido a su esposa, como de la madre a sus hijos, del nieto al
abuelo, etc. Excluye aquellas relaciones de pareja en las que no hay
convivencia.
La violencia de
género tiene que ver con “la violencia que se ejerce hacia las mujeres por el
hecho de serlo”, e incluye tanto malos tratos de la pareja, como agresiones
físicas o sexuales de extraños, mutilación genital, infanticidios femeninos,
etc.
Algunas definiciones:
Todo acto de
violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener
como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la
mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación
arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública o privada
(“Artículo 1 de la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la
Mujer. Naciones Unidas, 1994).
Susana Velázquez
(2003) amplía la definición de violencia de género: Abarca todos los actos
mediante los cuales se discrimina, ignora, somete y subordina a las mujeres en
los diferentes aspectos de su existencia. Es todo ataque material y simbólico
que afecta su libertad, dignidad, seguridad, intimidad e integridad moral y/o
física.
Tipos de violencia.
·
Física. La violencia física es aquella que puede
ser percibida objetivamente por otros, que más habitualmente deja huellas
externas. Se refiere a empujones, mordiscos, patadas, puñetazos, etc, causados
con las manos o algún objeto o arma. Es la más visible, y por tanto facilita la
toma de conciencia de la víctima, pero también ha supuesto que sea la más
comúnmente reconocida social y jurídicamente, en relación fundamentalmente con
la violencia psicológica.
· Psicológica.
La violencia psíquica aparece inevitablemente siempre que hay otro tipo de
violencia. Supone amenazas, insultos, humillaciones, desprecio hacia la propia
mujer, desvalorizando su trabajo, sus opiniones... Implica una manipulación en
la que incluso la indiferencia o el silencio provocan en ella sentimientos de
culpa e indefensión, incrementando el control y la dominación del agresor sobre
la víctima, que es el objetivo último de la violencia de género.
·
Dentro de esta categoría podrían incluirse otros tipos de violencia que llevan
aparejado sufrimiento psicológico para la víctima, y utilizan las coacciones,
amenazas y manipulaciones para lograr sus fines.
·
Se trataría de la violencia “económica”, en la que el
agresor hace lo posible por controlar el acceso de la víctima al dinero, tanto
por impedirla trabajar de forma remunerada, como por obligarla a entregarle sus
ingresos, haciendo él uso exclusivo de los mismos (llegando en muchos casos a
dejar el agresor su empleo y gastar el sueldo de la víctima de forma
irresponsable obligando a esta a solicitar ayuda económica a familiares o
servicios sociales).
·
También es habitual la violencia “social”,
en la que el agresor limita los contactos sociales y familiares de su pareja,
aislándola de su entorno y limitando así un apoyo social importantísimo en
estos casos.
·
Sexual. “Se ejerce mediante presiones físicas o
psíquicas que pretenden imponer una relación sexual no deseada mediante
coacción, intimidación o indefensión” (Alberdi y Matas, 2002). Aunque podría
incluirse dentro del término de violencia física, se distingue de aquella en
que el objeto es la libertad sexual de la mujer, no tanto su integridad física.
Hasta no hace mucho, la legislación y los jueces no consideraban este tipo de
agresiones como tales, si se producían dentro del matrimonio.
MITOS.
Habitualmente se
justifica y se trata de dar explicación a este tipo de violencia atendiendo a:
·
Características
personales del agresor (trastorno mental, adicciones), ·
·
Características
de la víctima (masoquismo, o la propia naturaleza de la mujer, que “lo busca,
le provoca, es manipuladora…”),
·
Circunstancias
externas (estrés laboral, problemas económicos),
·
Los
celos (“crimen pasional”),
·
La
incapacidad del agresor para controlar sus impulsos, etc.
·
Además
existe la creencia generalizada de que estas víctimas y sus agresores son
parejas mal avenidas (“siempre estaban peleando y discutiendo”), de bajo nivel
sociocultural y económico, inmigrantes… Es decir, diferentes a “nosotros”, por
lo que “estamos a salvo”.
Aquellos hombres
que son alcohólicos y maltratan a sus mujeres, sin embargo no tienen, en su
gran mayoría, problemas o peleas con otros hombres, con su jefe o su
casero. El estrés laboral o de cualquier tipo afecta realmente a mucha
gente, hombres y mujeres, y no todos se vuelven violentos con su pareja.
En el fondo, estas justificaciones buscan reducir la responsabilidad y la
culpa del agresor, además del compromiso que debería asumir toda la sociedad
para prevenir y luchar contra este problema.CICLO DE LA VIOLENCIA FÍSICA.
Lenore Walker
definió el Ciclo de la violencia a partir de su trabajo con mujeres, y
actualmente es el modelo más utilizado por las/los profesionales.
El ciclo comienza con una primera fase de Acumulación
de la Tensión, en la que la víctima percibe claramente cómo el agresor va
volviéndose más susceptible, respondiendo con más agresividad y encontrando
motivos de conflicto en cada situación.
La segunda fase supone el Estallido de la
Tensión, en la que la violencia finalmente explota, dando lugar a la agresión.
En la tercera fase, denominada de “Luna de Miel”
o Arrepentimiento, el agresor pide disculpas a la víctima, le hace regalos y
trata de mostrar su arrepentimiento. Esta fase va reduciéndose con el tiempo,
siendo cada vez más breve y llegando a desaparecer. Este ciclo, en el que al
castigo (agresión) le sigue la expresión de arrepentimiento que mantiene la
ilusión del cambio, puede ayudar a explicar la continuidad de la relación por
parte de la mujer en los primeros momentos de la misma.
Este ciclo pretende explicar la situación en la
que se da violencia física, ya que la violencia psicológica no aparece de
manera puntual, sino a lo largo de un proceso que pretende el sometimiento y
control de la pareja.
CONSECUENCIAS PSICÓLOGICAS PARA LA MUJER MALTRATADA.
El síndrome de la mujer maltratada, definido por
Walker y Dutton se define como una adaptación a la situación adversiva
caracterizada por el incremento de la habilidad de la persona para afrontar los
estímulos adversos y minimizar el dolor, además de presentar distorsiones
cognitivas, como la minimización, negación o disociación; por el cambio en la
forma de verse a sí mismas, a los demás y al mundo. También pueden desarrollar
los síntomas del trastorno de estrés postraumático, sentimientos depresivos, de
rabia, baja autoestima, culpa y rencor; y suelen presentar problemas
somáticos, disfunciones sexuales, conductas adictivas y dificultades en sus
relaciones personales.
Enrique Echeburúa y Paz del Corral
equiparan estos efectos al trastorno de estrés postraumático, cuyos síntomas y
características, sin duda, aparecen en algunas de estas mujeres:
re-experimentación del suceso traumático, evitación de situaciones asociadas al
maltrato y aumento de la activación. Estas mujeres tienen dificultades para
dormir con pesadillas en las que reviven lo pasado, están continuamente alerta,
hipervigilantes, irritables y con problemas de concentración.
Además, el alto nivel de ansiedad genera
problemas de salud y alteraciones psicosomáticas, y pueden aparecer problemas
depresivos importantes.
Desarrollo del síndrome de la mujer maltratada
Marie-France Hirigoyen diferencia entre dos
fases en las consecuencias, las que se producen en la fase de dominio y a largo
plazo.
En la primera fase, la mujer está confusa y
desorientada, llegando a renunciar a su propia identidad y atribuyendo al
agresor aspectos positivos que la ayudan a negar la realidad. Se encuentran
agotadas por la falta de sentido que el agresor impone en su vida, sin poder
comprender lo que sucede, solas y aisladas de su entorno familiar y social y en
constante tensión ante cualquier respuesta agresiva de su pareja.
Marie-France Hirigoyen habla de consecuencias a
largo plazo refiriéndose a las etapas por las que pasan las víctimas a partir
del momento en que se dan cuenta del tipo de relación en la que están inmersas.
Durante esta fase, las mujeres pasan un choque inicial en el que se sienten
heridas, estafadas y avergonzadas, además de encontrarse apáticas, cansadas y
sin interés por nada.
TRATAMIENTO
En muchas ocasiones es necesaria una intervención
previa, que la mujer pase por un período de reflexión y quizá varios intentos
de salir de esa relación violenta, con ayuda terapéutica o sin ella, hasta que
tome la decisión definitiva. A partir de entonces, el apoyo psicológico se
centrará en varios aspectos, valorando previamente las necesidades y demandas
individuales de cada paciente.
Deberemos evaluar cuáles han sido las secuelas
concretas que ha dejado la situación vivida en esa persona, y graduarlas para
establecer un orden para el tratamiento.
Algunas de las intervenciones más habituales y
básicas para su recuperación serían:
·
Información
sobre la violencia de género, causas y origen, mitos, etc.
·
Reducción
de la activación y la ansiedad en las formas en que se manifieste (insomnio,
agorafobia, crisis de pánico, etc).
·
Fomento
de la autonomía, tanto a un nivel puramente psicológico, a través de un cambio
de ideas distorsionadas sobre sí misma y el mundo, como a nivel social,
económico, etc, orientándola en la búsqueda de empleo, recuperando apoyos
sociales y familiares,…
PREVENCIÓN
El principal camino para acabar con la violencia
de género es la prevención. Esto incluye, por supuesto, un cambio global en la
forma de ver las relaciones entre mujeres y hombres, un cuestionamiento de los
roles sociales y estereotipos, del lenguaje, etc. Estos cambios deben partir de
las personas adultas con el objetivo de que se transmitan eficazmente a niños y
niñas.
Además, tu puedes prevenir y evitar implicarte en
una relación que puede llegar a ser violenta:
· En primer lugar, detectar
manipulaciones, aproximaciones no solicitadas, desconfiar de promesas que no
tienen sentido en un momento de la relación, tener claro que decir que “no” a
algo no es negociable, alejarse cuando esa persona que se te acerca tratando de
hacerte ver que tenéis mucho en común o que le debes algo. Para todo esto es
muy importante confiar en tu intuición, en las sensaciones de desasosiego que
te producen. Cuando conoces a alguien le evalúas igualmente, valoras si esa
persona encaja contigo; solo es importante que a partir de ahora incluyas
también estos puntos si quieres prevenir encontrarte en una relación violenta.
Valora sus ideas sexistas, cómo fueron sus relaciones anteriores (si rompió él
o no, cómo habla de ellas…), etc.
· Además, valora tus propias
ideas respecto al amor y la pareja, el papel de la mujer en la misma, a qué se
debe renunciar por amor.., etc.
· Y ante todo, conociéndote a ti
misma y teniendo claros tus valores. Si los valores de la otra persona entran
en conflicto con los tuyos, debes saber reconocerlo y no aceptar en ningún caso
renunciar a aquello que es importante para ti.
Fuente: Psicoterapeutas.com
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