Con fecha 4 de Julio de 2012, en el INTA Informa se lee un interesante artículo del INTA Casilda referido al alto precio que significa para el suelo de nuestro país la pérdida de nutrientes: nitrógeno, fósforo, azufre, potasio y magnesio, que alteran su calidad y fecundidad a futuro cuando no son repuestos adecuadamente.
Esto que los técnicos denominan el “costo oculto” de la
agricultura argentina, hace referencia con números concretos a lo que estamos
exportando junto con la producción agrícola que fue y es un importante proveedor de
recursos para todos. Para ejemplo,mire estos datos:
“Un barco cargado con
40.000 toneladas de soja se exportan 3.576 toneladas de nutrientes. Si la carga
es de trigo, los nutrientes se cuentan por 1.176 toneladas y, en el caso del
maíz, 966”.
Y si le interesa el tema lea el artículo para que comprendamos
a que costo estamos produciendo
La Argentina sólo repone el 37% de los nutrientes del suelo
En cada
barco de 40 mil toneladas exportadas de grano de soja se pierden
aproximadamente 4.000 de nutrientes. Para los especialistas, es el “costo
oculto” de la agricultura argentina.
Un
estudio del INTA Casilda –Santa Fe– aseguró que, por cada carguero que lleva
soja al exterior, se pierden miles de toneladas de nutrientes de los suelos
argentinos; esos nutrientes, además, no son repuestos. Para Fernando Martínez,
jefe de esa unidad del INTA, “cada 40 mil toneladas de grano de soja se
exportan hasta 8.700 de fertilizantes, de las que sólo se reponen el 37 por
ciento”.
La
especialista Graciela Cordone, también del INTA Casilda, detalló que en un
barco cargado con 40.000 toneladas de soja se exportan 3.576 toneladas de
nutrientes. Si la carga es de trigo, los nutrientes se cuentan por 1.176
toneladas y, en el caso del maíz, 966.
Los
especialistas coinciden en que las 3.576 toneladas de nutrientes extraídos
–nitrógeno, fósforo, azufre, potasio y magnesio– se equiparan a 8.735 toneladas
de fertilizantes –urea, superfosfato simple, cloruro de potasio y sulfato de magnesio–.
Una tonelada de fertilizante tiene un costo promedio de unos 450 dólares, lo
que generaría una descapitalización de, al menos, 3 millones de dólares por
barco.
La
técnica de Casilda graficó la pérdida: “Necesitaríamos 300 camiones para cargar
los fertilizantes que contienen los nutrientes que se exportan en cada barco:
de cada tres unidades de nutrientes sólo se repone una”.
“Hay que
generar conciencia y cuantificar el valor económico de los recursos naturales a
partir del cuidado de la materia orgánica del suelo que es un componente y a la
vez un indicador de su calidad. Esto aún no es considerado como un hecho
preocupante debido a las excelentes condiciones productivas del suelo
argentino”, advirtió Cordone.
En esta
línea, Martínez agregó: “Tenemos un suelo tan fértil que no se toma conciencia
de la importancia de mantener la fertilidad mediante el agregado de nutrientes
que comienzan a faltar. Mientras el negocio sea rentable, no se dimensionará
que todo se termina y el suelo, que es el gran soporte de la agroindustria,
también se terminará”.
“La
materia orgánica es un factor fundamental en la cadena agroindustrial”, aseguró
la técnica del INTA. Por esto llaman ‘costo oculto’ a las pérdidas de
producción, industrialización y de derechos de exportación ocasionadas por la
disminución de materia orgánica y nutrientes en el suelo.
En este
contexto, el jefe del INTA Casilda comparó la situación nacional con la de
Brasil y aseguró que allí “un productor sojero debe invertir más de 400 dólares
por hectárea en fertilizantes para producir 4.000 kilos de la oleaginosa en un
suelo rentable. Un argentino logra el mismo rendimiento por hectárea con 40
dólares, un costo 10 veces menor”.
Cuando se
apaga el fósforo
“La
planta de soja requiere de una docena de nutrientes esenciales, de los cuales
sólo el nitrógeno puede ser provisto, en parte, desde el aire mediante la
fijación biológica. Este mecanismo exige un gasto de cinco dólares por
hectárea. Los demás nutrientes son tomados por la planta totalmente del suelo
y, si faltan, el productor no tiene opción: debe aplicarlos sí o sí, o perder
producción”, afirmó Cordone.
Este
cultivo es un gran consumidor de nitrógeno, fósforo, potasio y azufre. Estos se
exportan en los granos, en la harina o en el aceite y se reponen sólo en un 37
por ciento, sin contar que de potasio no se repone nada porque por ahora
alcanza.
Por esto,
Graciela Cordone destacó que si bien en la Argentina ingresan muchas divisas
por las exportaciones agroindustriales, “se debe tomar conciencia que el suelo
se agotará si lo seguimos explotando con el actual sistema productivo: debemos
usarlo de modo sostenible para que nuestros hijos puedan seguir produciendo con
buenos rendimientos”.
La
conservarción del suelo y su día mundial
De
acuerdo con Roberto Casas, director del Centro de Investigación de Recursos
Naturales del INTA, las claves para aumentar la producción nacional y prevenir
el deterioro de la salud del suelo “consisten en controlar los procesos erosivos,
reponer los nutrientes extraídos y mantener un elevado flujo de carbono a
través de las rotaciones”.
La
degradación de los recursos naturales y, en particular, de los suelos
cultivados, es uno de los mayores desafíos del nuevo siglo. De hecho, Casas
explicó que unos 2.000 millones de hectáreas del mundo están deterioradas en
forma irreversible y el 60 por ciento de las 1.700 hectáreas restantes “posee
procesos degradatarios de moderados a graves que afectan anualmente entre 5 y 7
millones de hectáreas de tierra productiva”.
En la
Argentina, un 20 por ciento del territorio está afectado por procesos de
erosión hídrica y eólica, lo cual representa unas 60 millones de
hectáreas. Asimismo, “las regiones áridas y semiáridas del país, que cubren el
75 por ciento de la Argentina, poseen ecosistemas frágiles proclives a la
desertificación”, dijo el especialista.
En este
marco, Casas destacó que el 7 de julio se conmemora en todo el país el Día de
la Conservación del Suelo, propuesto por el INTA como homenaje a Hugh Bennett,
pionero en la lucha contra la erosión de los suelos en distintas regiones del
mundo y creador del Servicio de conservación de Suelos de los Estados Unidos.
Graciela Cordone, especialista del INTA Casilda
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