LAS MAESTRAS QUE TRAJO SARMIENTO
(Año 1878)
para tratar de educación,
yo estoy con ellas y recibo mi parte"
Domingo F. Sarmiento
A Sarmiento le gustaba viajar para gozar de la cultura que
otros habían logrado desarrollar. Sin
duda Francia lo deslumbró. Viajaba en aquellos trenes confortables con los ojos
agrandados por el asombro. Todo era para él novedad y objeto de imitación: la
vida cotidiana de aquella gente que mostraba al mundo su civilización, el
progreso, el bienestar de pueblos que
podían acceder a una mejor educación, a una alfabetización
que nada tenían que ver con este, su país, donde la pobreza, el salvajismo, y
las luchas internas no permitían avances ni bonanzas.
Visitó escuelas, porque ya estaba seguro "que sólo
educando al soberano" cambiarán las cosas. Quienes siguieron Sus rastros
por donde anduvo, hicieron bromas sobre este hombre hosco y desprolijo que
admiraba tanto a las mujeres bellas y cultas.
A lo largo de su vida, aparecen y se eclipsan damas que lo
apasionan con su charla interesante, pulida y hasta sofisticada, ya lo dijo
Octavio R. Amadeo: -"viaja con la nariz pegada al vidrio, absorto en el
paisaje. Todo lo atrae, todo despierta su apetito. Abre la boca delante de
todas las vidrieras, en todas las estatuas, en todas las mujeres"
En 1847 Domingo F. Sarmiento viajó a los Estados Unidos con
el objeto de tomar contacto con Horace Mann, conocido y acreditado pedagogo de
Massachussets para interesarse de los
procesos educativos de ese estado, la esposa de Mann, Mary Peabody, que hizo
las veces de intérprete, trabó con el sanjuanino una fuerte amistad. Los temas
que trataron en ese entonces subyugaron a nuestro maestro.
Los avatares políticos, sus distintos cargos, hicieron que
pasaran veinte años sin verse, pero se siguieron escribiendo y consultando por
lo que preocupaba a la pareja y a nuestro hombre público.
Cuando volvió a los EEUU siendo Ministro Plenipotenciario de
Mitre, se conectó nuevamente con los amigos bostonianos. Visitó el monumento a
Mann que había fallecido. Su viuda, junto a sus hermanas lo conectaron con
intelectuales de la talla de Emerson y Lonfellow, Mary tradujo al inglés el "Facundo",
convirtiéndose en su guía y consejera. Influyó constantemente en su amigo
argentino para que en su regreso lo acompañaran un selecto grupo de señoritas
que se las recordó como las maestras estadounidenses de Sarmiento.
Este grupo se fue integrando con sesentaicinco docentes en
diversas tandas que se dispersaron en todas las ciudades donde se fundaron las
Escuelas Normales. Hay que aclarar que no todas fueron recibidas con simpatía
por la obra civilizadora que debían emprender. Poco se sabe del quehacer de
estas jóvenes. salvo el caso de Jannie Howard, que en su libro "En otros
años y otros climas cuenta que en su recién abierta escuela, encontró pegado en
la puerta de entrada un cartel con la leyenda: "Esta es la casa del Diablo
y la puerta del infierno". La muchacha anota que los habitantes de
Córdoba, donde ocurrió el hecho, tenían a la escuela Normal por fuerza de las
Tinieblas. Donde los santos habían sido suplantados por el demonio. Sin duda
aquella gente habría asociado a estas señoritas con las brujas de Salem. No
olvidemos que venían de Massachussets, lugar en que por fanatismos religiosos y
acendrada misoginia antes habían quemado a mujeres acusándolas de brujas.
La viuda de Mann se siguió escribiendo con Sarmiento
aconsejándolo en su quehacer educativo, se han encontrado ciento cincuenta
cartas, por lo que se supone que tal amistad fue mas que interesante... Aquella
dama, Mary Peabody, junto a sus amigas docentes, en memoria del sanjuanino,
influenciaron para que el día del maestro, en el estado de Massachussets se
conmemorara el 11 de septiembre.
Recorriendo archivos, nos encontramos que en Mendoza, el 10
de julio de 1878, fue creada en esa ciudad la Escuela Normal de Señoritas,
siendo sus fundadoras las maestras Sara Boyd y Sarah Cook, del contingente
traído por Sarmiento, a ellas les siguieron Margarita G. Morse, Margarita
Gollard, Adela Horday y Catalina Grant, todas norteamericanas.
Esas primeras docentes que cimentaron las escuelas normales,
no son prácticamente conocidas, tal vez por su obra silenciosa y constante. Mas
bien pareciera que se ha llegado hasta el presente con la premisa neo-liberal
de la barbarie que "La educación no resulta rentable" y así nos va.
Extraído del libro: Maestras eran las de antes de Susana Dillon
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