Cuando desde el primer mundo vienen en serie una sarta de noticias referente a la crisis global y la afectada economía mundial muestra su cara más desfavorable ante el orbe, las excentricidades del mandatario de un país muy ligado al nuestro como es Italia no puede menos que dejarnos pensar en el momento decadente de la humanidad si personajes como éste Silvio Berlusconi pueden llegar hasta la cima del poder en países que integran la siempre admirada Europa, para los lejanos sudamericanos.
La audacia de la prensa permitió desentrañar escenas no muy santas en Villa Certosa la residencia que el Primer Ministro posee en la Costa Esmeralda de Cerdeña. Esta “casita” es en realidad una mansión de 27 habitaciones, tiene entre otros detalles un anfiteatro griego de 400 asientos para shows privados del lírico napolitano Mariano Appicella, una cascada artificial, canchas de fútbol y tenis, piscinas y según destacan hasta un refugio antinuclear, o sea todos los lujos posibles. Rodeada por un jardín con 500 variedades de plantas exóticas y flores tropicales su seguridad está a cargo de carabinieris, militares y guardias privados, su seguridad es cuestión de Estado.
Es así como vive entre otros magnates del orbe Il Cavalieri, pero a pesar de tanta seguridad algo de la vida doméstica trascendió y entonces la prensa no se priva de difundir las fotografías censuradas en Italia, y llamar Berluscolandia a esta propiedad paradisíaca, que fue reformado a pleno en el 2006 por la módica suma de 12.000.000 de euros.
Con semejante ejemplo que procede desde el primer mundo, nuestros políticos que tienen la posibilidad de frecuentar estos ambientes de alto nivel económico, dado que el orden moral deja mucho que desear ¿Qué pueden aprender y pretender si para emular a los mandatarios poderosos del mundo, tienen como destacado a este magnate milanés, actual presidente del Grupo G8, líder del partido Pueblo de la Libertad?
¿Cómo no van a pretender tener en sus countries algunos de los avances del confort de que disfrutan el mandatario y sus invitados, que poseen entre otras cosas un parque de 70 has, y bungalows a todo lujo que ofrece a sus invitados y hasta un canal subterráneo que al mejor estilo cinematográfico une el mar con la casa principal?
¿Qué puede sorprendernos de nuestra televisión vernácula que usa encantos femeninos como sebo para adormecer cerebros y estimular sexo y consumo cuando la realidad supera la ficción dado que por ejemplo desde Il Cavalier en Villa Certosa en compañías de jovencitas como Noemí Letizia de 18 años pasaron las vacaciones de fin de año junto al pope a quien ésta llama Papi con 30 velinas (azafatas de televisión) más y unos cuantos gerontes amigos del dueño de casa? Esta sí que debe funcionar como una aggiornada Isla de la Fantasía…
La palabra velina era la nota que se mandaba a los periódicos desde la oficina de censura del fascismo diciendo qué se podía escribir y qué no. Ese carácter de cosa fuera de contexto se aplicó, con el tiempo, a las azafatas de televisión que aparecían en zonas ajenas a su tarea de florero, por ejemplo junto a la mesa donde el periodista lee las noticias. Así estas velinas, junto a aspirantes a modelos, actrices, vedettes, en un grupo etario que va desde los 17 y 18 años, hasta los 28 o 29 no más han entrado a formar parte del harén, y según revela Concita de Gregorio directora del diario L´Unita “les entrega una joya en forma de mariposa a modo de contrato o sello. Es el sello del sultán”.
Reflexione con el comentario que expuso Severgnini en Il Corriere della Sera en donde dice que algún día alguien escribirá la historia de Villa Certosa, y fíjese entonces si no es idéntica la reflexión que nos merece una buena parte de la corporación política y dirigente del mundo, desde la bella Italia, a la lontana Argentina. Severgnini dice: “La cínica elasticidad italiana consentiría contar mucho, si no todo. El último escollo es la coherencia oficial. Los políticos, incluso los de menos prejuicios, no están listos todavía para admitir lo que hacen, temiendo que alguien lo confronte con lo que dicen”.
CIUDADANOS AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO
Fuente: Miguel Moral. El País
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