Seamos memoriosos, las slots funcionan en Río Cuarto desde
diciembre del 2003, cuando gobernaba la ciudad el intendente Cantero y la
provincia el Dr. De la Sota. Por ese entonces desde junio a diciembre de ese año 2003, la conducta de los
integrantes del Concejo Deliberante fue tal, que aprobaron inicialmente una
resolución oponiéndose a la instalación del Casino, y luego rectificaron tal
decisión para dar paso al funcionamiento de la sala de juegos, que será
explotado, en concesión por 25 años,
por el grupo Roggio, largamente conocido especialmente en la provincia de
Córdoba.
Las
consecuencias están a la vista y si usted tiene tiempo, lo invitamos a repasar y actualizar el tema. Los números abruman y más
en estos días de calor y vacaciones pero son elocuentes, así que comprobemos
cómo se dio en un primer tramo el incremento del juego en la ciudad , desde la
instalación de las maquinitas. Veamos, que pasó en dos períodos similares, pre
y pos slots en Río Cuarto:
Enero-Junio
2003 el juego facturó
419.570 pesos.
¡¡¡ Y llegaron las slots!!! :
Enero-Junio
2004 “ 5.533.877 pesos
De allí en más
el crecimiento ha sido incesante. Cuestionadas por haberse establecido
inicialmente en el centro de la ciudad, se reubicaron en el Casino construido a
tal fin, como “sala de juegos de la
Compañía de Entretenimiento y Turismo (Cet)” al lado de un nuevo hotel en la ribera del río. Desde entonces, cambió
la vista de esa zona, pero también cambiaron y cómo, los hábitos de los
riocuartenses.
Así empezó a aumentar un padecimiento que afecta no sólo a
los adictos sino a las familias: la ludopatía.
Es bastante conocido por la gente el tema, pero para definirlo y dejarlo bien
sentado consiste en una
alteración progresiva del comportamiento por la que un individuo siente una
incontrolable necesidad de jugar, sin atender a cualquier consecuencia negativa
que pueda ocasionar. Y pasa a ser un
problema de salud pública que debe afrontar la misma sociedad que generó el
mal. El incremento de los casos en nuestra ciudad es más que elocuente de que
el problema tan temido se instaló como
se instalaron las slots.
Pero como dijimos, las slots
no sólo se instalaron, sino también crecieron. Ganaron espacio, confort, y
número, se iniciaron con 176 máquinas
y conocemos por estos días que en una
inspección del Edecom detectó 68 slots
más las 214 constatadas en abril del
2010, y que se instalaron sin avisar en sala de juego. Lo que significa un aumento
del 32% en menos de un año. Del
relevamiento se informa que el año pasado había 214 máquinas y 4 ruletas, a diferencia de lo ocurrido ayer 7 de enero de 2011 cuando se
contabilizaron 282 máquinas y 4 ruletas.
Sigamos con los números, dado que reportan según la
estadística oficial, en seis años la empresa Cet recaudó en la ciudad en concepto
de tragamonedas $ 205.705.955,46.
Se trata de la facturación total de la citada firma desde que empezó a
funcionar en la ciudad.
En enero del 2004,
Cet facturó $ 500 mil mientras que en noviembre
del 2010 trepó a $ 3,6 millones, lo que habla a las claras del fuerte
crecimiento del juego en la ciudad. Sin embargo, el mes récord fue octubre pasado con $ 4 millones.
Los laberintos jurídicos impiden frenar por lo menos el
horario de funcionamiento de estos centros de “recreación”, y nos hacen ver que
los negocios están bien urdidos y que la expansión rindió sus frutos.
Muchas voces se alzaron en Río Cuarto, en contra de la
instalación del Casino, fueron desoídas. Hoy los números ratifican que la “inversión”
no nos regaló precisamente una costanera aggiornada, sino que la expoliación de
recursos de la ciudad fue como era previsible una sangría creciente y un lastre
con problemas generados por la adicción que la sociedad toda debe afrontar.
Ahora que el mal está, y no se cura
precisamente con una aspirina, es de esperar que la voluntad de la dirigencia
política local persista en poner límites a un negocio tan ruin.
CIUDADANOS AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios publicados son de responsabilidad exclusiva de quien los envíe. No siempre refleja nuestra opinión.