Cuando el país fue conociendo los entretelones de las
violaciones a los Derechos Humanos durante el Proceso, un episodio golpeó especialmente
a la opinión pública por la edad de sus
protagonistas y la gravedad de los
hechos.
Así conoció la sociedad argentina y el mundo lo que se denominó La Noche
de los Lápices en referencia a lo
sucedido el 16 de septiembre de 1976
cuando diez estudiantes secundarios de la Escuela Normal Nro 3 de la Plata son
secuestrados tras participar en una campaña por el boleto estudiantil. Tenían
entre 14 y 17 años. El operativo fue realizado por el Batallón 601 del Servicio
de Inteligencia del Ejército y la Policía de la Provincia de Buenos Aires,
dirigida en ese entonces por el general Ramón Camps, que calificó al suceso
como lucha contra "el accionar subversivo en las escuelas". Cuatro
de los pibes que, entre el 16 y 17 de septiembre fueron secuestrados, lograron
su libertad entre el 78 y el 80, tras estar a disposición del PEN (Poder
Ejecutivo Nacional).
Sin embargo desde un centro educativo de nuestra ciudad se
niega el hecho histórico en la publicación “Educando” que se difunde entre el
alumnado. En cualquier escuela que suceda es preocupante, más aún si
sucede en el actual IPEM 281, ex colegio
Nacional, institución pública de larga y jerarquizada trayectoria donde se
formaron y forman buena parte de nuestros jóvenes.
No hay referencias bibliográficas que avalen la posición
sostenida en el texto y su contenido es un insulto para la dolorosa experiencia
de este grupo de jóvenes de La Plata y sus familias que sobreviven a la
tragedia de su desaparición. Se da la paradoja de que el contenido de la
nota se reproduce en otras páginas de internet, sembrando la duda de su
originalidad. Con estos elementos estamos en todo el derecho de preguntarnos si la profesora Martínez Taborda, que firma la nota, es la autora de la misma o es un plagio.
La gravedad de la situación de brindar este tipo de
información no se da como producto de la
ignorancia sino de una posición ideológica definida, que parte de negar un hecho
histórico comprobado y verificado, con oscuras y aviesas intensiones.
Todavía queda mucho camino por andar para esclarecer y
conocer qué sucedió durante los años de plomo, demasiados hechos de acción y omisión de todos los estamentos del país que el tiempo
y la justicia deberán desentrañar para que la sociedad argentina pueda liberarse
de repetir estas experiencias. Le cabe a la educación el rol de transmitir a
las nuevas generaciones que no vivieron esa etapa trágica reciente, la de brindar
los datos para que puedan sacar sus propias conclusiones con elementos veraces.
Lo narrado con el texto que circula en la publicación Educando,
del Ipem 281 bajo la dirección de José Cambría, es una afrenta al estado de
derecho que tanto nos costó conseguir, y merece de parte de las autoridades del
gobierno provincial una prolija investigación para verificar la situación
planteada y dar a la comunidad las respuestas que espera acerca de cómo se
forma a nuestros jóvenes.
CIUDADANOS AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO
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