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4 nov 2010

La noche de los lápices y la especial versión de Educando



Cuando el país fue conociendo los entretelones de las violaciones a los Derechos Humanos durante el Proceso, un episodio golpeó especialmente  a la opinión pública por la edad de sus protagonistas  y la gravedad de los hechos.

Así conoció la sociedad argentina y el mundo   lo que se denominó  La Noche de los Lápices en  referencia a lo sucedido  el 16 de septiembre de 1976 cuando diez estudiantes secundarios de la Escuela Normal Nro 3 de la Plata son secuestrados tras participar en una campaña por el boleto estudiantil. Tenían entre 14 y 17 años. El operativo fue realizado por el Batallón 601 del Servicio de Inteligencia del Ejército y la Policía de la Provincia de Buenos Aires, dirigida en ese entonces por el general Ramón Camps, que calificó al suceso como lucha contra "el accionar subversivo en las escuelas". Cuatro de los pibes que, entre el 16 y 17 de septiembre fueron secuestrados, lograron su libertad entre el 78 y el 80, tras estar a disposición del PEN (Poder Ejecutivo Nacional).
 
Sin embargo desde un centro educativo de nuestra ciudad se niega el hecho histórico en la publicación “Educando” que se difunde entre el alumnado. En cualquier escuela que suceda es preocupante, más aún si sucede  en el actual IPEM 281, ex colegio Nacional, institución pública de larga y jerarquizada trayectoria donde se formaron y forman buena parte de nuestros jóvenes. 

No hay referencias bibliográficas que avalen la posición sostenida en el texto y su contenido es un insulto para la dolorosa experiencia de este grupo de jóvenes de La Plata y sus familias que sobreviven a la tragedia de su desaparición.  Se da la paradoja de que el contenido de la nota se reproduce en otras páginas de internet, sembrando la duda de su originalidad. Con estos elementos estamos en todo el derecho de preguntarnos si  la profesora Martínez Taborda, que firma la nota, es la autora  de la misma o es un plagio.

La gravedad de la situación de brindar este tipo de información no se da como  producto de la ignorancia sino de una posición ideológica definida, que parte de negar un hecho histórico comprobado y verificado, con oscuras y aviesas intensiones.
   
Todavía queda mucho camino por andar para esclarecer y conocer qué sucedió durante los años de plomo, demasiados  hechos de acción y omisión  de todos los estamentos del país que el tiempo y la justicia deberán desentrañar para que la sociedad argentina pueda liberarse de repetir estas experiencias. Le cabe a la educación el rol de transmitir a las nuevas generaciones que no vivieron esa etapa trágica reciente, la de brindar los datos para que puedan sacar sus propias conclusiones con elementos veraces.   
                   
Lo narrado con el texto que circula en la publicación Educando, del Ipem 281 bajo la dirección de José Cambría, es una afrenta al estado de derecho que tanto nos costó conseguir, y merece de parte de las autoridades del gobierno provincial una prolija investigación para verificar la situación planteada y dar a la comunidad las respuestas que espera  acerca de cómo se forma a nuestros jóvenes.

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