En la madrugada del lluvioso 25 de noviembre del 2006,
asesinaron a Nora Dalmasso, esposa de un conocido traumatólogo, madre de dos
hijos, residente en un barrio residencial de Río Cuarto y perteneciente a una
conocida familia del medio.
La parafernalia que se
desató con su muerte, hizo que
conociéramos días increíbles en que la ciudad fue invadida por periodistas
que desde todos los medios cubrieron el suceso, y nos mostraron también a los
riocuartenses y al país todo una
impiadosa y desvergonzada falta de respeto a la víctima.
Así, se inició una investigación judicial que reveló los
costados más oscuros que transita nuestra justicia provincial. Los puntos
básicos de una investigación no se cumplieron y un enredo de influencias del
poder político encabezados por el entonces gobernador José Manuel De la Sota,
ayudaron a sembrar de dudas y sospechas sobre el caso y sus protagonistas. La
causa que contó con la investigación de fiscales destinados especialmente a tal
fin, tuvo su punto culminante cuando se detuvo a Gastón Zárate un humilde
pintor que aún está imputado. Su detención generó el perejilazo y nunca como
entonces la población de la ciudad se sublevó ante las incoherencias de la
causa y llenó las calles pidiendo su liberación, siendo un duro revés para los
investigadores y un bochorno para la justicia.
Las sospecha que recayeron luego sobre el hijo de la
víctima, Facundo Macarrón determinaron el otro imputado que hoy persiste en
situación de tal. Y allí se inició otro capítulo que determinó la presencia de
los más variados especialistas en todas las ramas posibles que participaron en un incomparable show mediático sin logros
transcendentes para esclarecer el caso que a cuatro años está increíblemente
esperando el resultado de un ADN, para mostrar algún avance. ¡Cuatro años para
obtener respuestas de un ADN !
¿Qué nos dejó el caso Dalmasso?
Lo que la gente manifiesta
en la calle: un fuerte descreimiento en la capacidad de la Justicia para satisfacer
los requerimientos de la sociedad y la evidencia de que la jerarquía social
inclina la balanza de esa dama de ojos vendados, por lo menos en nuestro medio.
Nos dejó también la certeza de impunidad que rodea a los núcleos enquistados en
el poder.
Y lo que es peor: la presunción de que a esa altura de los acontecimientos el crimen
quedará sin resolución, por errores de acción y omisión que partieron de los
principales referentes no sólo del poder
judicial sino del poder político, generando las sospechas de que hay necesidad de
ocultar más que de esclarecer el hecho.
El caso Dalmasso, se
constituyó en un punto de inflexión entre los sucesos policiales de la ciudad,
la desprolijidad de su manejo y la falta de resolución entre otras cosas abonan
el escepticismo y descreimiento de la gente, así como la certeza de cuanto nos
falta para lograr una democracia plena, con una
respetable Justicia independiente.
CIUDADANOS AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO
Siento que todo esto es una burla para los riocuartenses. Cómo podemos ser tan indiferentes frente a esta "injusticia" de nuestra "Justicia"?
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