Las circunstancias de su detención no son claras y el hecho
que trascendió públicamente en el día de la fecha, mereció comentarios desde
varios ángulos. Así el comisario mayor Carlos Galbucera, jefe de la
Departamental Río Cuarto manifestó con respecto a lo sucedido que a las tres de
la madrugada del lunes se cerraron las puertas de ingreso al Club Banda Norte, donde
transcurría el recital, dado que se había colmado la capacidad del lugar, razón
por la cual no podía acceder Sagárnaga. Continúa el jefe policial diciendo: “Luego
de unos minutos de informarle que no podía ingresar y contenerla -porque se
empezó a tornar agresiva-, la mujer empezó a agredir verbalmente al personal
policial. Y agregó: “ella aducía que era periodista de un medio local. Pero no
tenía credencial de periodista ni algo que acredite su identidad (…) No estaba
en condiciones de ingresar de esa forma”. Galbucera informó que alrededor de
las cuatro de la mañana, Sagárnaga empujó al personal policial y como
consecuencia, fue trasladada “por desorden en lugares públicos” a la Comisaría
Segunda de Banda Norte.
A la luz del sentido común es poco creíble que en un espectáculo de tal poder de
convocatoria, con la cantidad de efectivos
de seguridad que cubren estos eventos, se torne preocupante e incontrolable la
actitud de una menuda mujer, qué aceptó el traslado según dice el mismo jefe, sin oponer ninguna resistencia.
Galbucera destacó que Sagárnaga no estaba alcoholizada, pero sí tenía halitosis
alcohólica. “Cuando uno habla aparentemente se nota que ha ingerido bebidas
alcohólicas”, señaló. Y esto es otro borrón en el caso, porque a esta altura de
los operativos en se puede comprobar fácilmente el estado de alcoholemia de un
sujeto, basar una presunción en la palabra y no en los datos objetivos, no es
parámetro válido aunque lo exprese un jefe policial.
Entonces, si el jefe policial no puede mostrar las evidencias
de alcoholemia en la periodista, tenemos todo el derecho de preguntarnos cómo
puede la detenida probar que la agredieron físicamente cuando son expertos en
golpear y no dejar marcas y probar
también que sufrió una violencia más humillante aún como es la de la
discriminación, cuando los antecedentes refieren que no sería la primera vez
que un ciudadano de países latinoamericanos merece este tratamiento de parte de
nuestros agentes.
Supongamos que el hecho es tal como el jefe policial relata.
¿Corresponde una detención tan arbitraria cómo la ocurrida? Es de esperar que desde los ámbitos que corresponde se nos brinde más luz sobre lo que pasó, porque
este caso es uno más en un enjambre de actitudes sospechosas de los agentes del
orden, que nunca son debidamente esclarecidas ante la opinión pública.
Y lo más preocupante del
caso es que por la actividad profesional
de Virginia Sagárnaga el hecho se torna un avasallamiento a la libertad de prensa, mal
que le pese a los que actuaron en su
detención.
CIUDADANOS AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO
ok
ResponderEliminarla policia se cree q tiene poder m paso algo parecido m dijieron q estaba alcoholiza y eran las 8 de las mañana recien me levantavan me insultaron marcaron los brazos y fui detenida por personal masculino cosa q eso no se puede realizar pero son agentitos nuevos q se creen llevar el mundo por delante o
ResponderEliminarGuillermo Reyna Allan, Estuve leyendo el tema. Mi solidaridad con Virginia. Dale, aunque sea cibernéticamente, un abrazo muy grande.
ResponderEliminarEstuve leyendo el tema. Mi solidaridad con Virginia. Dale, aunque sea cibernéticamente, un abrazo muy grande. Guillermo Reyna Allan.
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