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18 nov 2010

Como la mona...La detención de Virginia Sagárnaga


Un hecho confuso sucedió cuando transcurría el recital de la Mona Giménez el pasado domingo 14 del corriente en nuestra ciudad. En el acceso al mismo fue detenida Virginia Sagárnaga “por desorden en lugares públicos” y trasladada a la Comisaría Segunda de Banda Norte donde permaneció detenida durante cuatro horas Esta conocida periodista de Radio Universidad, oriunda de Bolivia, nacionalizada argentina está  radicada desde hace 23 años en Río Cuarto, es decir que es una vecina más de esta ciudad desde hace mucho tiempo, donde desempeña su  prestigiada labor profesional.

Las circunstancias de su detención no son claras y el hecho que trascendió públicamente en el día de la fecha, mereció comentarios desde varios ángulos. Así el comisario mayor Carlos Galbucera, jefe de la Departamental Río Cuarto manifestó con respecto a lo sucedido que a las tres de la madrugada del lunes se cerraron las puertas de ingreso al Club Banda Norte, donde transcurría el recital, dado que se había colmado la capacidad del lugar, razón por la cual no podía acceder Sagárnaga. Continúa el jefe policial diciendo: “Luego de unos minutos de informarle que no podía ingresar y contenerla -porque se empezó a tornar agresiva-, la mujer empezó a agredir verbalmente al personal policial. Y agregó: “ella aducía que era periodista de un medio local. Pero no tenía credencial de periodista ni algo que acredite su identidad (…) No estaba en condiciones de ingresar de esa forma”. Galbucera informó que alrededor de las cuatro de la mañana, Sagárnaga empujó al personal policial y como consecuencia, fue trasladada “por desorden en lugares públicos” a la Comisaría Segunda de Banda Norte. 

A la luz del sentido común es poco creíble  que en un espectáculo de tal poder de convocatoria,  con la cantidad de efectivos de seguridad que cubren estos eventos, se torne preocupante e incontrolable la actitud de una menuda mujer, qué aceptó el traslado  según dice el mismo jefe, sin oponer ninguna resistencia. Galbucera destacó que Sagárnaga no estaba alcoholizada, pero sí tenía halitosis alcohólica. “Cuando uno habla aparentemente se nota que ha ingerido bebidas alcohólicas”, señaló. Y esto es otro borrón en el caso, porque a esta altura de los operativos en se puede comprobar fácilmente el estado de alcoholemia de un sujeto, basar una presunción en la palabra y no en los datos objetivos, no es parámetro válido aunque lo exprese un jefe policial.

Entonces, si el jefe policial no puede mostrar las evidencias de alcoholemia en la periodista, tenemos todo el derecho de preguntarnos cómo puede la detenida probar que la agredieron físicamente cuando son expertos en golpear y no dejar marcas y   probar también que sufrió una violencia más humillante aún como es la de la discriminación, cuando los antecedentes refieren que no sería la primera vez que un ciudadano de países latinoamericanos merece este tratamiento de parte de nuestros agentes.

Supongamos que el hecho es tal como el jefe policial relata. ¿Corresponde una detención tan arbitraria cómo la ocurrida? Es de esperar que desde los ámbitos que corresponde  se nos brinde más luz sobre lo que pasó, porque este caso es uno más en un enjambre de actitudes sospechosas de los agentes del orden, que nunca son debidamente esclarecidas ante  la opinión pública.

Y lo más preocupante del caso es que por la actividad profesional de Virginia Sagárnaga  el hecho se torna  un avasallamiento a la libertad de prensa, mal que le pese a los que  actuaron en su detención.

CIUDADANOS AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO

4 comentarios:

  1. la policia se cree q tiene poder m paso algo parecido m dijieron q estaba alcoholiza y eran las 8 de las mañana recien me levantavan me insultaron marcaron los brazos y fui detenida por personal masculino cosa q eso no se puede realizar pero son agentitos nuevos q se creen llevar el mundo por delante o

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  2. Guillermo Reyna Allan, Estuve leyendo el tema. Mi solidaridad con Virginia. Dale, aunque sea cibernéticamente, un abrazo muy grande.

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  3. Estuve leyendo el tema. Mi solidaridad con Virginia. Dale, aunque sea cibernéticamente, un abrazo muy grande. Guillermo Reyna Allan.

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