Los hechos de Baradero del 21 de marzo

La hermosa ciudad de Baradero que se encuentra en la provincia de Buenos Aires a orillas de rio Paraná, es desde  hace dos días noticia en los medios nacionales por una tragedia que enluta a su población y hace participar del duelo y repensar el tema de los controles desde las  fuerzas públicas a todo el país.

Allí en un confuso accidente perdieron la vida dos adolescentes de 16 años, Miguel Portugal y Giuliana Gimenez,  y la gravedad del caso la establece el hecho de que fue protagonizada por una camioneta F-100 municipal en la que viajaban los inspectores Oscar Micucci (53) y Luciana Romero (35) que chocó o atropelló,  y esa es la duda , la moto en que se conducían las víctimas. Los jóvenes quienes iban sin casco, por la violencia del impacto salieron despedidos de la moto: ella terminó golpeando contra el frente de un local comercial y él contra el cordón de la vereda. La chica murió en el acto; el joven a los minutos de ser ingresado en el hospital.

El relato de los testigos, y los antecedentes que refieren los vecinos del accionar del control municipal en esta localidad adonde un 30% de la población se moviliza en motos, dieron lugar a una pueblada, reacción que se fue incrementado con las horas y que dejó un considerable saldo de destrozos materiales. Las consecuencias políticas ya se aprecian con las renuncias de estos momentos, y  el tema da para un análisis profundo de la problemática social que se produce en no pocas ciudades del país, entre otras en nuestro Río Cuarto.

Las reglas de tránsito se hacen para ser cumplidas estamos todos de acuerdo, en lo que no coincidimos es en la metodología que se emplea para advertir  a los infractores, porque en Río Cuarto también los jóvenes que se conducen en moto y que faltan a las reglas, reconocen sus errores, pero cuestionan cómo se los detiene en la vía pública, siendo públicos los testimonios brindados cuestionando severamente al EDECOM y curiosamente señalan muchos de estos métodos que refieren en Baradero.

La sociedad vive una ola de violencia difícil de controlar que se expresa de diferentes modos que conmueven al país y saturan  la información que recibimos  por los medios. Es la violencia de la calle, que todos conocemos y padecemos en mayor o menor escala. Pero la violencia del poder es inadmisible,  y es preciso tenerlo bien presente cuando se acerca el nuevo aniversario del  nefasto golpe de 1976 paradigma de la violencia de Estado. En un estado de derecho, toda violencia desde los estamentos de poder es violatoria de las garantías individuales y su incomprensión como así la falta de puesta en práctica de estos abusos, generan reacciones populares que surgen por la indignación  y el dolor.

El gobernador Sccioli como siempre que suceden estas cosas actúa  acusando a sectores políticos de provocar agitación tras la muerte de la pareja de adolescentes.Lo cierto es que la información habla de testigos que responsabilizan a los agentes de tránsito del episodio, de una movilización pronta y espontánea del pueblo de la ciudad y de una indignación creciente que volcó a las calles a una fracción importante de la población.

A lo mejor el gobernador Sccioli y muchos de los que nos gobiernan tendrían que replantearse la metodología de contralor,  los efectos de las medidas que adoptan desde el poder y la repercusión que las disposiciones tiene entre la población  por que deben advertir en el país, los frecuentes reclamos que no toman estado público por los medios masivos pero que existen  en todas las regiones. Así los reclamos tapados o barridos debajo de la alfombra, no logran disimularse tanto como para hacerlos desaparecer, sólo se los ignora y ese caldo de cultivo en un momento determinado brota como sucedió en Baradero.

Las explicaciones simplistas ya no convencen a nadie en este contexto social, por que como siempre se paga con la vida de la gente, como en este caso de dos adolescentes, y es este resultado bochornoso el que inflama de indignación a una ciudad y a un país.

Que los que nos deben cuidar y proteger cumplan su rol, sin abusos ni excesos, demostrando con su accionar que están capacitados para hacerlo, es lo que esperamos los que con nuestros impuestos les pagamos sus sueldos. Y que lo sucedido en Baradero se esclarezca para que el país entero pueda analizar por que reacciona con violencia una población.

CIUDADANOS AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO

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