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27 jul 2012

27 de Julio de 1976: La Noche del Apagón en Ledesma

Nuestro pasado reciente registra demasiados episodios que han sido prolijamente ocultados, en este país en el que pasó aquello que tan bien describe la canción de Litto Nebbia "si la historia la escriben los que ganan eso quiere decir que hay otra historia, la verdadera historia, quien quiera oír que oiga”. Para desentrañar y conocer entonces esa otra cara de la moneda es que nos adherimos a la rememoración del episodio conocido como “La Noche del Apagón”. Los hechos  a que hacemos referencia  así sucedieron : La noche del 27 de julio de 1976 se cortó el suministro eléctrico en todo el departamento de Ledesma, provincia de Jujuy, mientras policías, gendarmes, militares y capataces de la empresa Ledesma allanaron y saquearon viviendas en Libertador General San Martín y Calilegua. En vehículos de la empresa se trasladaron más de 400 trabajadores, estudiantes y profesionales a galpones de mantenimiento del ingenio azucarero, donde permanecerán días y meses atados y encapuchados. Tras las torturas e interrogatorios, algunos prisioneros son liberados o enviados a comisarías y cuarteles militares, otros destinados a cárceles de distintas provincias. Treinta permanecen desaparecidos. El médico Luis Arédez, intendente de Ledesma y esposo de Olga Márquez de Arédez, fue uno de los secuestrados-desaparecidos. Desde entonces Olga, junto a sus cuatro hijos, llevó adelante una lucha incansable en la ciudad de Libertador General San Martín, acompañada por Madres de Plaza de Mayo y muchos vecinos que no olvidaron quien fuera intendente y defensor de los derechos populares. Olga Arédez murió el 17 de marzo de 2005, víctima de bagazozis, enfermedad que produce la materia prima para hacer papel que sale de la caña quemada al aire libre por la empresa Ledesma. Sus cenizas fueron depositadas en la plaza central de Libertador General San Martín, lugar de su incansable lucha por la verdad y la justicia.
 
El matrimonio Arédez,  pasado y  legado

Olga Aredez en Plaza Lib. Gral. San Martín
El matrimonio Arédez, Olga y Luis, llegaron a Libertador Gral. San Martín en 1958. Venían de su tierra natal, Tucumán, pero decidieron probar suerte en esa parte del noroeste argentino.

Al poco tiempo de llegar, Luis consiguió trabajo en el Ingenio Ledesma, empresa que controlaba y -aún controla- la economía de la zona. Él era médico y su primer enfrentamiento con los dueños de la firma fue por reclamar mejoras en las condiciones sanitarias de los trabajadores de la zafra. Pero esta no fue su única "conducta sospechosa" ante los ojos de sus patrones: también brindaba atención gratuita a las familias pobres.
Unos meses más tarde fue despedido por "proporcionarle demasiados medicamentos a los empleados". La relación con el Ingenio Ledesma había terminado, o al menos eso era lo que Arédez creía. Por su trabajo social, rápidamente fue querido y respetado en el pueblo, donde llegó a ser intendente hasta que, ni bien instalada la dictadura, fue secuestrado por unos meses y liberado. Pero poco tiempo después, el 27 de julio de 1976, fue llevado de su casa nuevamente, y esta vez en forma definitiva.
 "Yo recuerdo que lo vi en octubre de 1977, cuando nos trasladaron de la cárcel de Villa Gorriti de Jujuy a la Unidad Penal 9 de La Plata", señaló Ernesto Samán, un sobreviviente de "La noche del Apagón".
Si bien algunos de sus compañeros han testimoniado que estuvo con vida hasta 1977, en un momento se perdió el rastro y hoy es un integrante de la lista de desaparecidos argentinos.
Fue entonces cuando Olga, quien había quedado sola con sus cuatro hijos, comenzó a luchar para averiguar dónde se encontraba su marido. Primero estuvo acompañada, pero con el tiempo, el miedo, la resignación o el cansancio se fueron apoderando de sus compañeras y se fue quedando sola.
"Recuerdo que la veía dando vueltas sola en la plaza cada jueves y me llamaba mucho la atención. Hasta que un día me acerqué y comenzamos a hablar y me contó su historia", relató Julio Gutiérrez, miembro de CAPOMA (Centro de Acción Popular Olga Márquez Arédez por los Derechos Humanos).
Y así, pese a las advertencias que le hacían de que no se acercara a ella - aún cuando la dictadura había caído ya hacía al menos tres o cuatro años – Julio se hizo amigo de Olga y de sus hijos y, junto a otros jóvenes, empezaron a colaborar con las madres de Ledesma.
Pero además de la lucha por la aparición de su esposo, acompañó todos los reclamos de justicia que pudo e impulsó un juicio contra la empresa Ledesma para que cese la contaminación de bagazo –el desecho de la caña de azúcar- que los enfermó a ella y a tantos de sus vecinos.
Las jornadas anuales en memoria "La noche del Apagón" son también su legado, una actividad que hoy continúan quienes la conocieron, la admiraron y aprendieron de ella el valor de la militancia por los derechos humanos.
"Era una mujer con mucha fortaleza. Cuando nosotros nos emocionábamos ella nos decía: compañeros, ya hemos llorado bastante, ahora hay que seguir para adelante, hay que continuar con la lucha", recuerda –emocionado- Samán.
Olga Márquez de Arédez fue uno de los signos más emblemáticos de la lucha por la memoria, la verdad y la justicia de Ledesma, vale recordarla por su valor y entereza, ya que no claudicó. Desde que organizó en 1983 la primera marcha alrededor de la plaza para reclamar por la aparición de su esposo - secuestrado el 27 de julio de 1976 en una de las noches de Los Apagones- hasta que murió en 2005, no dejó de dar testimonio.

Por estos días se están llevando a cabo los juicios por delitos de lesa humanidad en San Salvador de Jujuy, Adriana  una de las hijas del matrimonio Arédez manifestó al respecto:

"La causa contra Blaquier para mí es un compromiso con mi padre y una promesa a mi madre (Olga Arédez), quien debiera estar hoy acá pero por el envenenamiento que produce Blaquier y su fábrica no pudo estar. Es muy grato estar en este lugar, estoy muy feliz, expectante, pero tengo muchísimas reservas. Recién empiezo a tomar conciencia del encubrimiento que se realizó en la provincia con la complicidad de la justicia. Ya viene siendo hora de que el Consejo de la Magistratura se encargue de desplazar a los encubridores Rabbi Baldi Cabanilla, (Jorge) Villada, (Roberto) Ranea o al ex juez (Horacio) Aguilar, quien ahora lo defiende. Son lacayos eternos que han tenido Blaquier y su directorio. Revertir esto me pone muy optimista y contenta. Estaremos siempre esperando para acusar a todos los responsables civiles y militares y, si no estamos nosotros, estarán nuestros hijos. Pero tenemos la certeza de que esto no ocurre más, de aquí no hay marcha atrás."


Fuente:Telam

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