El
matrimonio Arédez, pasado y legado
Olga Aredez en Plaza Lib. Gral. San Martín |
Al poco tiempo de llegar, Luis consiguió trabajo en el Ingenio Ledesma, empresa que controlaba y -aún controla- la economía de la zona. Él era médico y su primer enfrentamiento con los dueños de la firma fue por reclamar mejoras en las condiciones sanitarias de los trabajadores de la zafra. Pero esta no fue su única "conducta sospechosa" ante los ojos de sus patrones: también brindaba atención gratuita a las familias pobres.
Unos meses más tarde fue despedido por "proporcionarle demasiados medicamentos a los empleados". La relación con el Ingenio Ledesma había terminado, o al menos eso era lo que Arédez creía. Por su trabajo social, rápidamente fue querido y respetado en el pueblo, donde llegó a ser intendente hasta que, ni bien instalada la dictadura, fue secuestrado por unos meses y liberado. Pero poco tiempo después, el 27 de julio de 1976, fue llevado de su casa nuevamente, y esta vez en forma definitiva.
"Yo
recuerdo que lo vi en octubre de 1977, cuando nos trasladaron de la cárcel de
Villa Gorriti de Jujuy a la Unidad Penal 9 de La Plata", señaló Ernesto
Samán, un sobreviviente de "La noche del Apagón".
Si bien algunos de sus compañeros han testimoniado
que estuvo con vida hasta 1977, en un momento se perdió el rastro y hoy es un
integrante de la lista de desaparecidos
argentinos.
Fue entonces cuando Olga, quien había quedado sola con sus cuatro hijos, comenzó a luchar para averiguar dónde se encontraba su marido. Primero estuvo acompañada, pero con el tiempo, el miedo, la resignación o el cansancio se fueron apoderando de sus compañeras y se fue quedando sola.
Fue entonces cuando Olga, quien había quedado sola con sus cuatro hijos, comenzó a luchar para averiguar dónde se encontraba su marido. Primero estuvo acompañada, pero con el tiempo, el miedo, la resignación o el cansancio se fueron apoderando de sus compañeras y se fue quedando sola.
"Recuerdo que la veía dando vueltas sola en la
plaza cada jueves y me llamaba mucho la atención. Hasta que un día me acerqué y
comenzamos a hablar y me contó su historia", relató Julio Gutiérrez,
miembro de CAPOMA (Centro de Acción Popular Olga Márquez Arédez por los
Derechos Humanos).
Y así, pese a las advertencias que le hacían de que
no se acercara a ella - aún cuando la dictadura había caído ya hacía al menos
tres o cuatro años – Julio se hizo amigo de Olga y de sus hijos y, junto a
otros jóvenes, empezaron a colaborar con las madres de Ledesma.
Pero además de la lucha por la aparición de su esposo, acompañó todos los reclamos de justicia que pudo e impulsó un juicio contra la empresa Ledesma para que cese la contaminación de bagazo –el desecho de la caña de azúcar- que los enfermó a ella y a tantos de sus vecinos.
Pero además de la lucha por la aparición de su esposo, acompañó todos los reclamos de justicia que pudo e impulsó un juicio contra la empresa Ledesma para que cese la contaminación de bagazo –el desecho de la caña de azúcar- que los enfermó a ella y a tantos de sus vecinos.
Las jornadas anuales en memoria "La noche del
Apagón" son también su legado, una actividad que hoy continúan quienes la
conocieron, la admiraron y aprendieron de ella el valor de la militancia por
los derechos humanos.
"Era una mujer con mucha fortaleza. Cuando
nosotros nos emocionábamos ella nos decía: compañeros, ya hemos llorado
bastante, ahora hay que seguir para adelante, hay que continuar con la
lucha", recuerda –emocionado- Samán.
Olga Márquez de Arédez fue uno de los signos más
emblemáticos de la lucha por la memoria, la verdad y la justicia de Ledesma,
vale recordarla por su valor y entereza, ya que no claudicó. Desde que organizó
en 1983 la primera marcha alrededor de la plaza para reclamar por la aparición
de su esposo - secuestrado el 27 de julio de 1976 en una de las noches de Los
Apagones- hasta que murió en 2005, no dejó de dar testimonio.
Por estos días se están llevando a cabo los juicios por delitos de lesa humanidad en San Salvador de Jujuy, Adriana una de las hijas del matrimonio Arédez manifestó al respecto:
"La causa contra Blaquier para mí
es un compromiso con mi padre y una promesa a mi madre (Olga Arédez), quien
debiera estar hoy acá pero por el envenenamiento que produce Blaquier y su
fábrica no pudo estar. Es muy grato estar en este lugar, estoy muy feliz,
expectante, pero tengo muchísimas reservas. Recién empiezo a tomar conciencia
del encubrimiento que se realizó en la provincia con la complicidad de la
justicia. Ya viene siendo hora de que el Consejo de la Magistratura se encargue
de desplazar a los encubridores Rabbi Baldi Cabanilla, (Jorge) Villada,
(Roberto) Ranea o al ex juez (Horacio) Aguilar, quien ahora lo defiende. Son
lacayos eternos que han tenido Blaquier y su directorio. Revertir esto me pone
muy optimista y contenta. Estaremos siempre esperando para acusar a todos los
responsables civiles y militares y, si no estamos nosotros, estarán nuestros
hijos. Pero tenemos la certeza de que esto no ocurre más, de aquí no hay marcha
atrás."
Fuente:Telam
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