Las decisiones vinculadas al mundo futbolístico tienen múltiples causas y son fuente permanente de comentarios no sólo de los especialistas desde los medios sino en todo lugar adonde se reúnan dos o más apasionados por el más popular de los deportes.
El fútbol, tema obligado de los lunes y
ahora por las frecuencias de las citas deportivas, de todos los días y a
cualquier hora, solo reconoce paréntesis que se dan cuando acabado un
campeonato, se inicia la pausa “eterna”
para que el balón empiece a rodar nuevamente en los torneos oficiales. La
reciente Copa América cubrió el bache temporal en este año en el país, y por
unos días la ilusión de ver triunfante a la Selección Nacional, pasó a segundo
plano los devenires del campeonato mayor del fútbol argentino. Pero… otra
frustración se sumó a la lista y con resultados que no nos acercaron a la
final, la Selección volvió a entrar en un cono de sombras y reaparecieron los
problemas que planteó la caída del colosal River Plate a Primera B y sus
secuelas.
A los manotones, así
como se recambia el técnico del Seleccionado, la dirigencia de la AFA promovió
un nuevo esquema de campeonato en el que se enredaba de manera confusa a las
Primeras Divisiones A y B. Si algo quedó en claro del tema es que el negocio
del fútbol exige resultados acorde con los gastos que demanda. Se explayó en
los medios Ernesto Cherquis Bialo y
leemos en un diario deportivo: El portavoz, con su habitual formalidad, había
asegurado que el nuevo modelo de campeonato nacía “para que River juegue en Primera, pero para
asegurar también que Boca siga en
Primera, al igual que San Lorenzo,
Racing, para que Quilmes juegue
en Primera, así como Gimnasia y Rosario
Central”. Pero semejante confesión
cayó como una bomba en la AFA y hasta en el humor del secretario de Legal y
Técnico, Carlos Zannini, uno de los
nexos entre el fútbol y el Gobierno. El primero que salió al cruce de los
dichos del vocero de la AFA fue Julito
Grondona, el hijo del Jefe: “¿A qué
hora lo dijo Cherquis? Estaría en pedo entonces, eh. A veces salimos con los
amigos y una copa de más te tomás...”, disparó al hueso el presidente de Arsenal.
Entonces
el negocio del fútbol que pasó a vincular al gobierno con la AFA para el cual
se dispondrán 1200 millones de pesos, genera un espectáculo que exige que los
“grandes” clubes estén en la TV. Así el fútbol se asimila a cualquier
espectáculo de audiencia masiva, al que hay que alimentar porque todo lo devora y para el cual las
reglas deben ser flexibles, por lo menos así lo transmitió con su proyecto el mayor nivel de la
dirigencia nacional. Lo que no contaron desde la mesa de decisiones es el valor
del peso de la opinión pública. Por que hay mucha pasión por el deporte y los
futboleros se bancaron de todo por ver los partidos, sin saber porque pero
desde aquellos tiempos en que el negocio televisivo fue instalado llenaron
bares, consiguieron decodificadores, armaron “vaquitas” en grupos de amigos
para compartir esos momentos mágicos de partidos y siguieron fielmente las
divisas de sus amores. Festejaron y bramaron con los torneos que ganaron o
perdieron y soportaron todo tipo de abusos desde los medios que negociaban con
su pasión. Llegó el Fútbol para Todos y se instaló en los hogares, con la
solapada artimaña de introducir una descarada propaganda oficialista a un costo
demasiado alto para un país con un 30% de pobres, pero la pelota siguió
rodando. Hasta que encontró este escollo, un torneo que se arma entre gallos y
medianoche, que se acentúa por el uso que
desde la política se hace del deporte y que se da cuando un “grande” víctima de
sus propias debilidades desciende de categoría.
Cherqui Bialo, tan luego el Director de Comunicaciones de la AFA, fue rotundo “Si River no
descendía, se evitaba este quilombo”
, y agregó
“Hay
una sociedad del Estado que pone plata para tener los derechos de televisación
de los torneos de la AFA. Hay unos clubes que necesitan más dinero por esos
derechos de televisión. Y hay un Estado preocupado porque pone 600 millones de
pesos ajustables, pero como ocurre entre el patrocinador, el soporte, el que
pone la guita y los que ponen a los protagonistas, ellos quieren a los mejores.
Ellos pagan por tener a los mejores”.
En
este enredado entramado cuando los intereses de cada sector juegan su papel, en un recalentado
año electoral, los hinchas desde todos los medios posibles de expresión le
torcieron el brazo al engendro de campeonato, y lo hicieron porque saben que
los mejores equipos son los que triunfan por sus méritos y no por la ayuda que le
brindan los poderosos que desnaturalizan el deporte y los valores. Porque el
que ama el fútbol, sabe en fin, que en definitiva los mejores no son los más “grandes” sino
los que pacientemente con el trabajo y el esfuerzo forman planteles
competitivos. Si Ud. se apasiona con el fútbol y le duelen los “vivos” de este
ámbito, los negociados, las
especulaciones y el quedar “pegado” con los políticos de turno a los que no les conviene el mal humor de la gente y menos con las próximas elecciones, considerará sin duda que habría que fijarse en
la “clase” que nos dio en la Copa América el “maestro” Tabares y la Selección
Uruguaya, como un modelo para tener bien en cuenta a la hora de valorar garra,
tesón y esfuerzo para conseguir resultados.
CIUDADANOS
AUTOCONVOCADOS DE RIO CUARTO
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